El Grupo Amalgama presenta "Chicos católicos, apostólicos y romanos (Una comedia de la hostia)", del autor Juan Paya. El estreno será este sábado 5 de julio en el Teatro de la Abadía (Estanislao Zeballos 3074).

El Grupo Amalgama presenta "Chicos católicos, apostólicos y romanos". La obra de Juan Paya revisita, desde una mirada corrosiva, los ritos escolares de la fe católica.

El Grupo Amalgama presenta "Chicos católicos, apostólicos y romanos (Una comedia de la hostia)", del autor Juan Paya. El estreno será este sábado 5 de julio en el Teatro de la Abadía (Estanislao Zeballos 3074).
"Cuatro niños se preparan para tomar su primera Comunión en una escuela católica. Comienzan a enfrentarse entre dudas, mandatos, castigos y contradicciones", señala la sinopsis. "En medio de juegos, mandamientos y canciones, emergen las tensiones entre la inocencia infantil y los discursos religiosos", agrega.
El elenco lo integran Hernán Cogorno, Lucio Marzocchi, Luis Rinaldi, Franco Ceci, Gaspar Ormaechea. La dirección, vestuario y escenografía son de Mariano Franco, en luces y sonido están Eduardo Córdoba y Eduardo Leva, la gestión y la prensa son de Larisa Sánchez y las fotos de Tomas Vogel.
El director, en diálogo con este medio, brindó detalles de la propuesta de un grupo que se ha especializado en el humor.

-La obra retrata a cuatro chicos que atraviesan dudas y mandatos mientras se preparan para la Primera Comunión. ¿Qué les interesó de esa etapa de la vida como punto de partida para una comedia?
-Los chicos de esa edad están permeables a lo que pase en su realidad. Cualquier información del exterior les sirve para formar su "yo adulto". La inocencia y la picardía a esa edad son las más genuinas herramientas que los llena de posibles situaciones imaginarias y respuestas a todas las situaciones posibles.
-Se tocan temas como la fe, el poder y la obediencia, pero desde el humor. ¿Cómo lograron el equilibrio para que la risa no tape la crítica y la crítica no opaque el juego?
-La risa es un buen elemento para la crítica. Se dice que entre broma y broma, la verdad se asoma. Esto tiene un poco de eso. El humor es como una dosis de calmante que nos sirvió a la sociedad, para llevar situaciones extremas con un poquito más de "gracia".
-Muchos espectadores pueden verse reflejados en esas escenas que mezclan religión, reglas y castigos. ¿Creen que el público se va a reír o también se va a incomodar?
-El teatro siempre sirvió y sirve para hacer un poco de catarsis e interpelar a quienes están pasando por una situación similar, o simplemente hacer una "mimesis" de una realidad paralela. Existen las dos posibilidades, y las dos en un mismo espectador.
Hay situaciones que los van a hacer reír, como pensar, reflexionar, preguntarse e incomodar. Pero también sabemos que en la incomodidad surgen otras nuevas respuestas e inquietudes. Salir de su zona de confort y empezar a preguntarse.
Muchos de la generación ‘más 30’ se van a ver reflejados en estas situaciones. Un colegio católico, con esas cuestiones, este "nuevo libro" y una historia que no conocemos del todo bien. Solo es cuestión de fe y de no preguntarse tanto. O por lo menos así nos criamos.

-¿Qué significa para ustedes poner en escena esta obra en una ciudad como Santa Fe, con tanta tradición católica y una fuerte presencia de lo religioso en la vida cotidiana?
-Argentina en general es muy católica y siempre está plantada a la fe religiosa. Esta obra, de Juan Paya, fue un éxito en Buenos Aires, creo que por eso mismo. El público quiso divertirse, sin tener que juzgar tanto.
Lo de juzgar y cuestionar ciertas situaciones, ya se hace en la obra. La idea es disfrutar y reírse de nuestra sociedad, como lo hicieron las grandes comedias nacionales. El mundo está pasando por muchas situaciones complicadas y la sociedad necesita reírse, distenderse, y ésta obra lo permite.
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