Dardo Cúneo y El Litoral: una charla sobre libertad en tiempos oscuros
En una entrevista publicada el 12 de noviembre de 1979 el escritor porteño defendió la Ley del Libro y la necesidad de federalizar la literatura argentina. Ese año, se postulaba para presidir la Sociedad Argentina de Escritores.
Dardo Cúneo en Carlos Paz en el año 1970. Foto: Biblioteca Nacional Mariano Moreno
Dardo Enrique Cúneo (el segundo nombre desapareció cuando arrancó su vida pública) era un erudito y un militante de la palabra. Alguien que reconocía ahí una herramienta para cambiar el mundo, o por lo menos intentarlo. Igual que los exponentes del realismo literario del siglo XIX.
Nacido en Buenos Aires el 14 de febrero de 1914, su trayectoria fue diversa: periodista desde los 30, militante socialista, dirigente político, funcionario diplomático y autor de una obra que atraviesa la historia argentina.
Dos veces presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), fue un defensor de la libertad de expresión y los derechos del escritor. De joven integró el Comité Ejecutivo del Partido Socialista, al que renunció en 1951 tras enfrentarse con la dirigencia por sus posiciones frente al peronismo.
Perseguido y encarcelado, se mantuvo firme en sus convicciones. Acompañó a Arturo Frondizi en la campaña proselitista y, una vez en el gobierno, se desempeñó como jefe de Prensa de la Presidencia.
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En 1959 fue designado embajador en México, aunque el Senado no aprobó su pliego. Frondizi lo envió entonces a Washington como consejero ante la Organización de Estados Americanos, donde desplegó una mirada integradora sobre América Latina.
La visita a El Litoral
El lunes 12 de noviembre de 1979, en plena dictadura militar, Cúneo llegó a la redacción de El Litoral. Venía de Paraná, donde había mantenido reuniones con escritores entrerrianos, y pasaba por la capital provincial antes de continuar su recorrida nacional como candidato a presidir nuevamente la SADE.
El diario santafesino registró aquel. "Visitó El Litoral el escritor Dardo Cúneo, que encabeza la lista azul para las próximas elecciones de la Sociedad Argentina de Escritores. Se impuso sobre los problemas de los escritores de la zona y dio a conocer los objetivos fundamentales en caso de ser electo".
En esa entrevista, el intelectual porteño expuso su plataforma, habló de derechos, de política cultural y de libertad creativa en un contexto en que esas palabras podían sonar subversivas.
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"Aspiramos a una SADE con responsabilidad y decoro, que plantee todos los problemas que atañen a la cultura nacional", dijo. Cabe recordar que hacia 1979 la dictadura argentina todavía era fuerte bajo el mando de Jorge Rafael Videla.
Entre los puntos centrales de su propuesta, Cúneo destacó "la afirmación del derecho y la responsabilidad de los escritores argentinos a vivir en un clima político y cultural de paz y libertad, como corresponde al carácter democrático y pluralista de la sociedad argentina".
Propuso que los autores pudieran participar "en la planificación y toma de decisiones relacionadas con la política cultural". Y reclamó que los poderes públicos ofrecieran "el reconocimiento necesario que asegure justas contribuciones y oportunidades de realización y difusión para sus obras".
La Ley del Libro
Durante la conversación, Cúneo insistió en la necesidad de reglamentar la Ley del Libro, sancionada años antes por impulso de la SADE pero nunca puesta en práctica.
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"Esa ley fue una conquista de los escritores argentinos. Establece medidas de fomento a la industria editorial, siempre que se publique a autores nacionales. No reglamentarla es condenar al silencio buena parte de nuestra literatura".
El diagnóstico era preciso: en plena crisis editorial y bajo censura, el escritor entendía que la defensa del libro argentino equivalía a la defensa de la soberanía cultural.
Por eso, también propuso organizar antologías regionales, destinadas a difundir la obra de autores del interior del país. "Hay escritores valiosos que viven alejados de los centros editoriales, sin posibilidades de publicación ni difusión. Es necesario que se los conozca".
Asimismo, abogó por mantener las gestiones para que el Estado otorgara una pensión al escritor, medida que complementaría los ingresos jubilatorios y reconocería el trabajo intelectual como una forma de producción cultural.
Archivo El Litoral
Una mirada hacia el futuro
Cúneo propuso también, según la entrevista, la creación de talleres literarios y seminarios sobre corrientes culturales contemporáneas, convencido de que el escritor debía ser un observador activo del presente.
Cúneo sería finalmente electo presidente de la SADE para el período 1980–1982 y reelecto hasta 1984. Desde ese cargo, impulsó una política de apertura y participación federal que marcó una etapa significativa en la historia de la institución.
Otra voz
El dato curioso es que El Litoral publicó ese mismo día otra entrevista,con Bernardo Ezequiel Koremblit, ensayista y periodista porteño que visitaba Santa Fe para ofrecer una conferencia organizada por el Círculo Israelita Macabi en el marco de la Semana del Libro Judío.
"El humor es una actitud ante la vida, no un género literario. Es una cosa muy seria”. En otro pasaje de la nota, el autor de El ensayo en la Argentina citó a Bernard Shaw: "En toda labor intelectual hay humor", le dijo a El Litoral.
Archivo El Litoral
El contraste entre ambas entrevistas compone un retrato singular del pensamiento argentino en 1979. Dos escritores, dos lenguajes, una misma búsqueda: sostener la palabra en medio del silencio.