A 33 años del silencio de su bandoneón: Piazzolla, el arquitecto del tango que trascendió fronteras
Este 4 de julio, en un nuevo aniversario de su partida, recordamos la trayectoria del revolucionario músico que revolucionó el género tanguero, desde sus inicios hasta el reconocimiento mundial.
Piazzolla fue compositor, arreglador, pianista, bandoneonista, director; uno de los artistas más grandes del siglo XX.
Un 4 de julio, pero de hace 33 años, el bandoneón de Astor Piazzolla se calló para siempre, dejando un eco imborrable en la historia de la músicaargentina y universal. El compositor y director, cuya genialidad reformuló el tango y lo proyectó al mundo, sigue resonando hoy en cada nota de sus obras inmortales, mientras su legado se expande con nuevas iniciativas para acercar su música a las nuevas generaciones.
En un nuevo aniversario de su muerte, repasamos la vida de un artista que rompió moldes, desde sus primeros pasos que casi lo unen a la tragedia de Gardel, hasta el reconocimiento global que le valió su revolucionario "Nuevo Tango". Un viaje por los hitos y las composiciones que lo consolidaron como uno de los músicos más influyentes del siglo XX.
Piazzolla interpretando a un canillita junto a Gardel, Tito Lusiardo y Manuel Peluffo en una escena de la película "El día que me quieras” (1935).
El niño que conoció a Gardel y la metamorfosis del tango
Astor Pantaleón Piazzolla, nacido en Mar del Plata en 1921, fue mucho más que un músico; fue un revolucionario. Su infancia en Nueva York, lejos de las milongas porteñas, le dio una perspectiva única que luego volcaría en su arte. Fue precisamente en la Gran Manzana donde, con apenas 13 años, el destino le tendió un puente con otra leyenda: Carlos Gardel.
Según relata el historiador Felipe Pigna, Gardel se enteró de que en Nueva York vivía un matrimonio marplatense con un hijo que tocaba el bandoneón. Lo invitaron a la casa de los Piazzolla, donde, en una cena de pasta con albóndigas, el joven Astor lo acompañó con su bandoneón.
Gardel, con su característico humor, le dijo que tocaba el bandoneón "como un gallego", pero que ya aprendería, y lo invitó a sumarse a la que sería su última gira. El "Zorzal Criollo", de gira por Estados Unidos, invitó al joven Astor a participar en la película "El día que me quieras" y a sumarse a su orquesta para una gira que lo llevaría a Colombia.
Sin embargo, el padre de Piazzolla se negó, argumentando que Astor era demasiado joven y estaba enfermo. Esta decisión, sin saberlo, salvó la vida del joven Astor, ya que poco después, el 24 de junio de 1935, Gardel y sus músicos fallecieron en un trágico accidente aéreo en Medellín.
Este encuentro, aunque breve y con un final tan doloroso, marcó profundamente al joven Astor, quien años más tarde expresaría su admiración y respeto por el cantor. De hecho, el propio Piazzolla, décadas después, escribió una carta simbólica donde, con humor, afirmaba: "Menos mal que no te acompañé a esa gira, porque en vez de estar tocando el bandoneón, estaría tocando el arpa".
Piazzolla, con su bandoneón y su mente inquieta, no se conformó con el tango tradicional. Rompió estructuras, fusionó el dos por cuatro con elementos de jazz y música clásica, creando un estilo propio, audaz y vanguardista. Su "Nuevo Tango" generó polémica y resistencia en los círculos más ortodoxos, pero también le valió el reconocimiento de la crítica y el público internacional.
Astor y su bandoneón en Nueva York (1933).
Las composiciones que tocaron el alma del mundo
La obra de Piazzolla es un vasto universo de sonoridades que exploran la melancolía, la pasión, la soledad y la alegría. Entre sus composiciones más célebres, verdaderos himnos que han sido interpretados por orquestas y solistas de renombre en todo el planeta, se destacan:
"Adiós Nonino": quizás su pieza más emotiva, dedicada a su padre Vicente "Nonino" Piazzolla, tras su fallecimiento en 1959. Es una obra cargada de dolor y amor filial que trascendió su origen personal para convertirse en un lamento universal.
"Libertango": un manifiesto de su libertad creativa, con su ritmo contagioso y su espíritu de rebeldía que invita a la danza y a la liberación de las ataduras.
"Balada para un loco": un poema musical que captura la esencia de la locura y la genialidad, con la voz inolvidable de Amelita Baltar.
"Oblivion": Una melodía hipnótica y melancólica que evoca la nostalgia y el paso del tiempo.
"Verano Porteño": parte de sus "Cuatro Estaciones Porteñas", una serie de obras que pintan con maestría los climas y paisajes de Buenos Aires.
Hitos de un ícono musical: de la polémica al Olimpo
La década del '60 fue prolífica para Piazzolla, un período de experimentación y consolidación de su "Nuevo Tango". Su talento lo llevó a colaborar con figuras de la talla de Jorge Luis Borges -con quien fueron íntimos enemigos- y Horacio Ferrer, enriqueciendo su obra con letras profundas y poéticas. Los cafés y reductos culturales de Buenos Aires fueron testigos de sus innovaciones, convirtiéndose en lugares de culto para sus seguidores y para aquellos que buscaban nuevas expresiones artísticas. Su reconocimiento internacional fue creciendo exponencialmente, llevando el tango argentino a escenarios de prestigio en Europa, Asia y América.
Piazzolla no sólo compuso, también tocó y dirigió, dejando una impronta indeleble en cada interpretación. Su virtuosismo en el bandoneón era indiscutible, y su capacidad para transmitir emociones a través de la música lo convirtió en un referente ineludible.
En este nuevo aniversario de su partida, el legado de Astor Piazzolla se mantiene más vivo que nunca. La Fundación Piazzolla, presidida por su viuda, Laura Escalada Piazzolla, continúa la invaluable tarea de difundir y preservar la obra del maestro.
Con una visión de futuro y adaptándose a los tiempos, la Fundación impulsa una iniciativa trascendental: el acceso digital gratuito a composiciones del genial músico argentino. Esta propuesta busca democratizar el acceso a su vasto repertorio, permitiendo que estudiantes, músicos y amantes de la música de todo el mundo puedan explorar, estudiar e interpretar sus partituras, asegurando así que el espíritu de Piazzolla siga latiendo con fuerza en cada nuevo acorde.
Así, a 33 años de su adiós, Astor Piazzolla no se despide. Su música, su visión y su audacia siguen inspirando a nuevas generaciones, demostrando que su bandoneón, aunque en silencio, sigue sonando en cada rincón del planeta.
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