Plantas trepadoras: un universo de especies que crecen en Santa Fe
Investigadores locales identificaron 126 especies en la provincia, la gran mayoría de ejemplares nativos. Esto representa cerca del 6 % de la flora total. Donaron un herbario al Museo Ameghino y publicarán un libro.
El Equipo de Botánica tiene prevista la publicación de un libro sobre las plantas trepadoras de Santa Fe.
Las plantas trepadoras constituyen un grupo fascinante de la flora santafesina, con un papel clave tanto en los ecosistemas naturales como en la vida cotidiana de las personas. En la provincia se han registrado 126 especies, lo que representa cerca del 6 % de la flora total, con una gran mayoría de ejemplares nativos. Muchas de ellas crecen también en la ciudad y su zona de influencia.
Gentileza
El Equipo de Botánica de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral (FHUC-UNL) viene estudiando desde hace años estas especies. Recientemente fue adjudicatario de la Convocatoria de Proyectos Comunitarios 2025, financiada por Wikimedia Argentina, con la propuesta “Puesta en valor de las plantas trepadoras en los bosques en galería del noreste santafesino”.
Con este respaldo económico, el grupo realizó campañas de relevamiento en el sitio Ramsar Jaaukanigás, tomando como marco de trabajo la Reserva Doña Sofía, considerada una de las áreas naturales más valiosas de la provincia.
El relevamiento principal se llevó a cabo días atrás en la zona de Jaaukanigás, entre otros sitios. Gentileza
Cómo se identifican
A diferencia de árboles y arbustos, las trepadoras no pueden sostenerse erguidas por sí mismas al alcanzar cierto tamaño. “Sus tallos, débiles o poco fibrosos, requieren apoyarse en un soporte, enredarse o trepar sobre otros vegetales para alcanzar la luz necesaria para fotosintetizar”, explicó la licenciada en Biodiversidad Paula Getar.
Exploración. Gentileza
Según los investigadores, liderados por el ingeniero agrónomo Dr. Hugo Gutiérrez, existen dos grandes tipos: las escandentes, que poseen adaptaciones como zarcillos, raíces adventicias o espinas para ascender, y las apoyantes, que simplemente descansan sobre otros organismos sin mecanismos activos.
Además, dentro del grupo se distinguen las lianas, de tallos leñosos y resistentes, y las enredaderas, de tallos herbáceos y frágiles.
Un rol clave en la naturaleza
“En los bosques y selvas, las trepadoras cumplen una función ecológica vital: conectan las copas de los árboles, aportan biomasa, generan refugio y alimento para numerosos animales, y favorecen la biodiversidad”, destacó Getar. Su principal competencia con los árboles es la luz, un recurso decisivo que explica su forma de crecimiento.
El hábito trepador surgió varias veces de manera independiente a lo largo de la evolución y hoy está presente en al menos 26 familias de angiospermas en América. Estas especies cuentan con sistemas vasculares muy eficientes que les permiten crecer rápido, aunque también las vuelven más vulnerables a la sequía y al frío.
Usos y beneficios
Más allá de su rol ecológico, las trepadoras también aportan beneficios a las personas. “Muchas especies brindan fibras para sogas y cestería, otras producen frutos, semillas y hojas comestibles, y varias se cultivan por su valor ornamental y su prolongada floración”, detalló Getar. Además, se utilizan en artesanías y en medicina popular gracias a sus compuestos químicos de interés.
Estrategias para trepar
La creatividad de la naturaleza se expresa en los mecanismos de ascenso: algunas trepadoras enrollan sus tallos en espiral, otras se aferran mediante raíces aéreas o zarcillos, y algunas utilizan espinas recurvas o pelos retrorsos. Incluso existen especies parasíticas, como la Cuscuta, que fijan haustorios en la planta huésped para extraer nutrientes.
La riqueza santafesina
El registro provincial contabiliza 126 especies de trepadoras, entre las más comunes:
Zarzaparrilla (Smilax campestris), vinculada en la mitología griega al amor trágico de Crocus y la ninfa Smilax.
Pasionaria. Gentileza
Pasionaria o mburucuyá (Passiflora caerulea), con flores sedativas por la presencia de passiflorina.
Tasi. Gentileza
Tasi (Araujia sp.), con seis especies que producen látex como defensa.
Campanillas. Gentileza
Campanillas (Ipomoea sp.), con 11 especies, entre ellas la “dama de noche” (Ipomoea alba).
Guacos. Gentileza
Guacos (Mikania sp.), ocho especies de la familia Asteráceas, con inflorescencias muy atractivas para los polinizadores.
Clarín de monte. Gentileza
Clarín de monte (Dolichandra cynanchoides), enredadera utilizada por los mocovíes en prácticas de “magia amorosa”. La decocción de sus hojas se bebe como depurativo de la sangre y para reducir el ácido úrico, además de emplearse en fricciones para afecciones óseas. Sus flores son polinizadas por colibríes.
Uña de gato. Gentileza
Uña de gato (Dolichandra unguis-cati), cultivada como ornamental en glorietas y cercos por sus llamativas flores amarillas. En medicina popular se le atribuyen múltiples propiedades, entre ellas la de actuar como antídoto frente a mordeduras de serpientes. Sus zarcillos con forma de tres garras le dieron nombre.
Cabello de ángel. Gentileza
Cabello de ángel (Clematis campestris), de uso tradicional en sahumerios gracias a sus principios tóxicos. Se encendían en los hogares cuando llegaba una persona indeseada. Presenta flores unisexuales: masculinas en algunas plantas y femeninas en otras.
Buche de pavo. Gentileza
Buche de pavo (Aristolochia trilobata), que suele confundirse con una planta carnívora por la forma de sus flores. En realidad, se trata de una estrategia de polinización: los insectos quedan retenidos hasta cubrirse de polen y luego son liberados para transportarlo.
Especies invasoras
Junto a la riqueza nativa conviven especies exóticas que se comportan como invasoras. Entre ellas sobresalen:
Cabellos de la virgen (Cuscuta indecora), una planta parásita que ataca a distintos hospedadores.
Helecho espárrago (Asparagus aethiopicus) y Espárrago plumoso (Asparagus setaceus), ornamentales de rápido crecimiento que suelen desplazar a la flora autóctona en parques y jardines.
Una trama verde en ascenso
Lejos de ser un grupo marginal, las trepadoras son protagonistas de la biodiversidad santafesina. Su capacidad de trepar, enredarse y conquistar la luz las convierte en piezas clave de los ecosistemas, además de ofrecer múltiples beneficios a las personas.
Como cierre de esta línea de trabajo, el equipo proyecta la publicación del libro “Plantas trepadoras de la provincia de Santa Fe”, a través de la Editorial de la UNL. Se sumará así a los otros títulos ya publicados por los investigadores: “Árboles nativos y naturalizados de la provincia de Santa Fe” y “Árboles urbanos de la ciudad de Santa Fe”.
Editatón
En el marco del Ciclo de Ateneos, este equipo de Botánica de la FHUC-UNL -que investiga las plantas terpadoras- tiene previsto realizar un “editatón” abierto a todo público, para aprender a crear y editar artículos sobre el tema en Wikipedia. El mismo se llevará a cabo el próximo sábado 6 de septiembre, a las 16.30 hs., en el Museo Ameghino de Santa Fe.
El equipo. Gentileza
Durante dicha actividad los investigadores ofrecerán una charla sobre la importancia que tienen las enredaderas y lianas de la provincia y donarán un herbario elaborado en el marco de los proyectos comunitarios Wikimedia Argentina 2025.
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