Residuos urbanos y biogás en Rosario: la meta 2028 para reducir contaminación y generar energía verde
La Cuna de la bandera quiere convertirse en la quinta ciudad en Argentina en reducir la emisión de gases de efecto invernadero y a futuro aprovecharlos para producir energía
Acción en el marco de la Semana del Clima. Fotos: Municipalidad de Rosario
Rosario realiza por estos días su primera Semana del Clima, donde referentes del sector público, empresas, universidades, organizaciones sociales y juventudes se encontrarán para debatir, compartir experiencias e impulsar soluciones concretas frente a la crisis climática. El objetivo: sumar la voz de la región a la agenda global. Y entre los proyectos que vienen para la ciudad está el de instalar una planta de biogás para reducir la contaminación atmosférica que generan las 800 toneladas diarias de residuos rosarinos. Incluso, en un futuro no muy lejano: que sirvan para generar energía eléctrica.
Luciano Marelli, secretario de Ambiente y Espacio Público de la Municipalidad, explicó a este medio: “Estamos avanzando en generación de biogás en la nueva licitación que ya está en marcha. Es uno de los proyectos más interesantes porque al instalar cañería, bomba y antorcha en el relleno sanitario podremos quemar el gas metano que es altamente contaminante. A través de ese proceso apostamos a reducir significativamente los gases de efecto invernadero y a futuro generar energía como se hace en otras ciudades”.
El metano —principal componente del biogás— tiene un efecto invernadero 25 veces más potente que el dióxido de carbono. Por eso, capturarlo es casi tan importante como transformarlo. Y la discusión en Rosario se inscribe en una conversación global: cómo las ciudades medianas del sur pueden reducir su huella ambiental en un contexto de crisis climática y presupuestos ajustados.
Reducir residuos y llegar al 10%
Hoy la mayor parte de los residuos rosarinos termina en el relleno sanitario que crece a metros de la Circunvalación, en el extremo sudoeste de la ciudad. Apenas un 6% es tratado para recuperación, un porcentaje que, según las autoridades, está en el promedio de ciudades de similares características. “Nuestro objetivo es llegar al 10% a partir de diferentes estrategias, siendo la primera intentar reducir los residuos en su origen, algo que tenemos que seguir trabajando junto a la ciudadanía”, señala Marelli.
Tareas de la Secretaría de Ambiente y Espacio Público de la Municipalidad. Fotos: Municipalidad de Rosario
La captación de biogás aparece como un paso posterior y complementario. No reemplaza la separación en origen ni la reducción del consumo, pero sí permite actuar sobre lo inevitable: toneladas de desechos que se entierran y que, al descomponerse, emiten gases de efecto invernadero.
Antorchas de llama oculta y energía verde
El plan de Rosario se articula en dos fases. La primera, programada para 2028, es la instalación de un sistema de cañerías subterráneas que canalizarán el metano hacia antorchas de llama oculta, como establecen las regulaciones internacionales derivadas del Protocolo de Kioto. La quema controlada evita emisiones descontroladas y aporta a la reducción de la huella ambiental.
La segunda etapa, aun en diseño, busca replicar lo que ya sucede en otras ciudades: reemplazar la combustión en antorchas por motores asociados a generadores eléctricos. De ese modo, el metano no solo se quema, sino que se transforma en kilovatios. La estimación es que cada metro cúbico de gas equivale a energía útil que puede aliviar la demanda de la red eléctrica.
Rosario en el mapa argentino de experiencias de biogás
De avanzar el proyecto rosarino se sumará a las experiencias en marcha en Argentina y el mundo. En un breve repaso apoyado en un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) de 2023 están: Gualeguaychú (Entre Ríos), Fachinal (Misiones), Overa Pozo (Tucumán) y Rafaela (Santa Fe).
Siempre según la información de la auditoría, en 2022 en la ciudad entrerriana se instaló una planta con microturbina de 60 kW, diseñada para procesar el metano generado por 115 toneladas diarias de basura. Esa electricidad abastece parte del Ecoparque local. Este proyecto, con gran acompañamiento del gobierno nacional de la gestión peronista, fue pionero, aunque sufrió demoras contractuales y terminó costando un 35% más de lo previsto.
También en 2022, en la localidad Fachinal, Misiones, un generador de 60 kW empezó a procesar el gas proveniente de 480 toneladas diarias. Allí la meta es ambiciosa: reducir casi 400 mil toneladas de CO₂ equivalente por año. De acuerdo con el informe de Nación, el monitoreo de la electricidad efectivamente generada sigue siendo una deuda.
Ciudad de Rosario desde el drone de El Litoral. Foto: Fernando Nicola
En Overa Pozo (Tucumán), la planta inaugurada en 2021 recibe más de mil toneladas diarias de residuos. Una microturbina de 50 kW abastece iluminación y operaciones internas del predio. Según las proyecciones, podría evitar la emisión de 860 mil toneladas de CO₂ equivalente anuales, aunque, otra vez y siempre según diagnosticaron desde la AGN, falta un sistema confiable de medición en tiempo real.
Finalmente, en Rafaela funciona desde 2021 una planta piloto de biodigestión. Aunque recibe solo 1,3 toneladas de residuos orgánicos por día, simboliza una apuesta por la economía circular. Su generador de 15 kW cubre parte del consumo del predio y evita 1.100 toneladas de CO₂ equivalente al año.
Más allá de las fronteras argentinas, el caso de Cuenca, en Ecuador, aparece como referencia en América Latina. Y es que desde 2017 se inauguró en el relleno sanitario de Pichacay una planta que capta el metano y lo transforma en electricidad, generando unos 5.200 MWh al año, los suficientes para abastecer a 2.800 familias o cargar 1.400 autos eléctricos. El impacto ambiental es igual de valioso: evitar más de 186.100 toneladas de CO₂ equivalente, lo mismo que sacar de circulación a 42.300 vehículos durante un año.
La cuenta regresiva hacia 2028
El calendario que fijó el municipio es claro: de aquí a 2028, Rosario debe montar la infraestructura de cañerías, bombas y antorchas que permitan capturar y quemar el metano. Después, la discusión será si se avanza hacia su uso energético.
Los desafíos para las autoridades parecen ser varios. En lo técnico, asegurar un sistema hermético que evite fugas y pueda operar en forma continua. En lo financiero, sostener una inversión que, aunque de mediano plazo, compite con urgencias inmediatas de una ciudad atravesada por problemas sociales y económicos. Y en lo político, blindar el proyecto frente a los vaivenes de gestiones municipales y nacionales.
Habrá que ver si en tiempos de crisis climática esta iniciativa logra que los residuos de Rosario dejen de ser un problema y pasen a ser parte de la solución.
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