La cámara baja de la Asamblea Nacional de Francia votó en favor de destituir al primer ministro François Bayrou, abriendo el telón de un nuevo acto de crisis para la gestión de Emmanuel Macron.

Dimitió François Bayrou y Emmanuel Macron pierde a su sexto primer ministro. La dificultades para sostener la gobernabilidad.

La cámara baja de la Asamblea Nacional de Francia votó en favor de destituir al primer ministro François Bayrou, abriendo el telón de un nuevo acto de crisis para la gestión de Emmanuel Macron.

Un total de 364 diputados se posicionaron en contra de Bayrou y 194 a favor después de que este convocara a un voto de confianza con el objetivo de avanzar con su plan de ahorro de 44.000 millones de euros (US$ 51.000 millones) que incluía la eliminación de dos días festivos y la congelación del gasto público.
Tan sólo nueve meses después de que Michel Barnier perdiera el voto de confianza en diciembre con un planteo similar, Macron pierde a su sexto primer ministro.
Joaquín Bernardis, del Observatorio de Política Internacional (OPI) de la UCSF, habló en CyD Litoral sobre los motivos que llevaron a esta repetitiva situación y los posibles caminos a tomar por el oficialismo francés.
El rearmado y el estado de crisis parecen ser una rutina en Francia, algo remarcado por Joaquín Bernardis, quien agregó que para este miércoles se estableció un paro total, como en su momento fueron los chalecos amarillos, lo que describió como “movimientos más horizontales, donde no está liderado por un sindicato o alguna conferencia gremial”.

“Esto sucedió por el presupuesto que presentó el primer ministro que tenía algunos puntos clave. El primero, congelar las pensiones, y el segundo hacer un recorte en 4.000 millones de dólares en sanidad. Además de quitar dos días festivos a fin de mostrar un plan de austeridad”, explicó Bernardis.
El especialista indicó que Francia, “sobre todo acelerado por lo que fue la pandemia y toda la ayuda social que tuvo que dar para sostener la economía”, tiene una gran deuda pública aproximada del 114% de su PIB. “Claramente no cayó bien”, sostuvo.

“Algo similar le había pasado al anterior primer ministro Barnier. Presentó su presupuesto, no se lo aprobaron y se cayó el gobierno. Acá sucedió lo mismo”, agregó el licenciado en Relaciones Internacionales.
“Esto no es solamente la cuestión de la deuda pública, hay que mirar la parte política”, indicó Bernardis y explayó: “Hoy los movimientos extremistas tienen mayor cantidad de parlamentarios en la Asamblea Nacional que los centristas. Los extremistas tienen aproximadamente aproximadamente 300 parlamentarios, los centristas, entre los cuales se encuentra el gobierno de Macron, algún gobierno de centro izquierda y de centro derecha adicional, más o menos 200. Entonces, conciliar ese tipo de posturas es muy difícil”.
El presidente Emmanuel Macron debe proceder rápidamente para no perder mayor estabilidad gubernamental de la que ya se le ha escapado, con un escaso abanico de posibilidades y con riesgo alto.
Sobre las opciones que ahora posee el mandatario galo, Bernardis indicó que la primera es “disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones anticipadas con la posibilidad de perder”.

La segunda, la más viable de ocurrir dentro del plan de Macron, es elegir un primer ministro. “El tema es que no se ponen de acuerdo”, aclaró el columnista de CyD Litoral.
“Marine Le Pen dice ‘no quiero a alguien de izquierda’. La izquierda se está postulando muy fuerte y es lo que mira Macron de postular algún tipo de gobierno que tenga componentes de los socialistas con tal de que por lo menos no le veten las políticas”, amplió Bernardis, quien destacó que la postura de la mayoría de partidos ajenos al presidente es que "Macron dimitirá".
Bernardis incluye el factor “europeo” como sostén de Macron en el poder. Su rol opositor a Vladimir Putin, presidente de Rusia, en pleno conflicto con Ucrania, difiere de los eventuales acercamientos a Moscú de ambos extremos del espectro político francés.

Si Macron opta por nuevas elecciones, la constitución requiere que se celebren entre 20 y 40 días después de la disolución. Por tradición, se espera que el presidente nombre a un primer ministro -generalmente de su propio partido- que sea quien gane el mayor número de escaños, aunque constitucionalmente no está obligado a hacerlo.
Si un otro partido obtuviera una mayoría absoluta, sin embargo, el presidente se vería forzado en la práctica a nombrar a su líder como primer ministro, un movimiento conocido como 'cohabitación', en la política francesa.
Dentro de los nombres que figuran como variantes dentro del oficialismo se encuentran el ministro de Defensa, Sébastien Lecornu; la ministra de Trabajo, Catherine Vautrin; el ministro de Economía, Éric Lombard; y el ministro de Justicia, Gérald Darmanin.
Mirando a la izquierda, destacan las figuras de Olivier Faure, Bernard Cazeneuve y Pierre Moscovici. Observando hacia la derecha aparece Bruno Retailleau.
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