El papa León XIV hizo un llamado urgente a proteger a los cristianos perseguidos
Durante un encuentro con la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada, el Sumo Pontífice destacó la importancia de la solidaridad con las comunidades de fe en riesgo alrededor del mundo.
El Pontífice destacó la importancia de proteger a las comunidades de fe en riesgo. Crédito: REUTERS.
El papa León XIV recibió este viernes en el Palacio Apostólico Vaticano a representantes de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, ocasión en la que lanzó un llamado urgente para respaldar a los cristianos perseguidos en distintas partes del mundo.
Durante su discurso, el Sumo Pontífice subrayó que la libertad religiosa no es un privilegio, sino el “fundamento de una sociedad justa”, y alertó sobre la creciente hostilidad y violencia que enfrentan las comunidades de fe.
Solidaridad y fraternidad en la fe
En línea con la misión de la fundación, el Papa enfatizó: “No abandonemos a nuestros hermanos y hermanas perseguidos”. Citando a San Pablo en la Primera Carta a los Corintios, recordó que “si un miembro sufre, todos sufren con él”, destacando la importancia de la solidaridad y la fraternidad entre los creyentes.
El Papa León XIV recibió a representantes de Ayuda a la Iglesia Necesitada en el Vaticano.
León XIV resaltó que la labor de la fundación en países como la República Centroafricana, Burkina Faso, Mozambique y Perú, su “tierra de misión”, convierte a sus miembros en auténticos “constructores de paz”, fortaleciendo el tejido espiritual y moral de la sociedad.
Libertad religiosa
El Pontífice afirmó que el derecho a profesar la fe libremente es una “condición esencial” para la formación de sociedades justas, ya que protege el espacio donde se forman las conciencias.
En este sentido, Robert Francis Prevost explicó que esta libertad surge de una “profunda necesidad de verdad” que reside en el corazón de todo ser humano, y subrayó que es la piedra angular de toda sociedad justa, pues resguarda el ámbito moral en el que la conciencia puede desarrollarse.
El Sumo Pontífice llamó a la solidaridad con cristianos perseguidos en distintos países.
Luego, advirtió que “no hay paz posible sin libertad religiosa” y citó a su predecesor, Francisco, para reforzar la idea: “No hay paz posible sin libertad religiosa, ni libertad de pensamiento y de expresión, ni respeto por las opiniones ajenas”.
Finalmente, el Papa exhortó a los presentes a “nunca cansarse de hacer el bien”, recordando que los frutos de su trabajo “se manifiestan en innumerables vidas y dan gloria a nuestro Padre celestial”.
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