Bernardo Alemán nació en Buenos Aires, pero, una vez radicado en la provincia de Santa Fe se volvió un santafesino de pura cepa. Estudió abogacía en la UBA y ejerció la docencia en las materias de Historia Institucional y de Derecho Agrario en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNL.
Bernardo Alemán, con su pipa característica y su gesto afable.
Fue empresario agropecuario al hacerse cargo del establecimiento "La Lucila", departamento San Cristóbal de nuestra provincia, estancia que había fundado su abuelo. Desarrolló una intensa actividad en asociaciones agropecuarias, tales como las sociedades rurales de San Cristóbal y de Santa Fe, Carclo y la Asociación Argentina de Criadores de Caballos Criollos (Delegado Zonal), entre otras.
Apoyo a Santa Fe la Vieja
Su acercamiento a la historia santafesina, cuando en 1962 se radicó con su familia a la ciudad de Santa Fe, sucedió a partir de una entrañable amistad que entabló con Agustín Zapata Gollán, que lo convirtió, en forma desinteresada, en uno de sus principales colaboradores, como miembro de la Asociación Amigos de Santa Fe la Vieja y del Centro de Estudios Hispanoamericanos, en las cuales se involucró en sus Comisiones Directivas.
Pero su tareas y objetivos especiales fueron: la recuperación de la memoria sobre el origen y desarrollo de la riqueza ganadera en el Río de la Plata, y las labores que caracterizaron a las mismas, organizando la Asociación Conmemorativa de la Primera Yerra, que presidió durante muchos años y de la que era Presidente Honorario en el momento de su fallecimiento.
También trabajó para difundir estas tradiciones en las Fiestas de la Primera Yerra -reflejada en el Registro documental de las primeras marcas de ganado del Río de la plata existente en las Actas del Cabildo de Santa Fe (Archivo General de la Provincia de Santa Fe)- y de la doma en el mismo sitio del Parque Arqueológico "Ruinas de Santa Fe la Vieja".
Investigaciones publicadas
Como historiador los temas de su interés estuvieron dirigidos a las costumbres criollas, los pueblos originarios, las fronteras y los fortines. De su obra se destacan, entre libros y monografías aparecidas en revistas especializadas: "Las paces de 'El Rubio' con los indios abipones y su traslado a San Jerónimo del Sauce", "Precursores de la Constitución del 53", "Contribución de Santa Fe a la Conquista del Desierto", "Lugares históricos en la provincia de Santa Fe" (1974).
Más cerca en el tiempo pueden mencionarse "Primer Adelantazgo del Río de la Plata, Fundación de Buenos Aires y Asunción" (1992), "Instituciones de apoyo al Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales" (1992), "Santa Fe y sus aborígenes" (en dos tomos, 1994 y 1997), "Campaña del Coronel Alfredo M. Du Graty en el Chaco Santafesino" (1996), "La Estancia San Antonio de la Compañía de Jesús y su desalojo por invasión de los Guaycurúes" (1996), "Arreos, tropas y troperos" (2001) y "Camperadas" (2005), recopilación de notas publicadas anteriormente.
Todos sus trabajos se han convertido en un material bibliográfico de ineludible consulta. Contribuyó con un importante capítulo en el tercer tomo de la "Historia de las Instituciones de la Provincia de Santa Fe" referido a los aborígenes, reducciones, campañas y líneas de frontera (1973). En 1975 se incorporó como miembro de número de la Junta Provincial de Estudios Históricos de Santa Fe, en la cual actuó como vicepresidente (1994-2000) y presidente (2000-2003).
A la memoria de su persona
Bernardo falleció en la ciudad de Santa Fe el 25 de marzo de 2012, a los 89 años. En la necrológica que hizo el diario La Nación, el 20 de agosto de 2012, recibió de parte de la periodista Susana Pereyra Iraola una calificación muy apropiada: "Bernardo Alemán, un observador sagaz. (…) Retrató en sus libros, como pocos lo han hecho, la historia y las costumbres del mundo rural".
Luis María Calvo dijo sobre él: "En todos los campos en que actuó, Bernardo Alemán fue un referente no sólo por sus condiciones intelectuales, sino también por su calidad humana, caracterizada por un espíritu generoso, por el trato llano, deferente y cordial con todos y por el entusiasmo y alegría que volcaba en todas sus actividades. Profundamente cristiano formó con su esposa una hermosa familia". Y Alejandro Damianovich lo recordó así: "En su madurez tenía un toque de distinción patriarcal acompañado de la franqueza amable del hombre reposado pero emprendedor que ha madurado sus proyectos en los atardeceres del campo".
Quien esto escribe tiene en su memoria su andar parsimonioso, la conversación pausada y el tono campero -sencillo y cálido-, sus sabias y anticipatorias observaciones sobre la situación del clima y la naturaleza, en especial ante la gran creciente del río Salado en el año 2003. La biblioteca que construyó fue donada por su familia a la Junta y él mismo legó al Archivo General de la Provincia los antiguos libros contables de la Estancia "La Lucila".
(*) Contenidos producidos para El Litoral desde la Junta Provincial de Estudios Históricos en el año de su 90° Aniversario (1935-2025).
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