El jueves 28 de septiembre de 2017 la Asociación Civil Río Paraná organizó una conferencia en la Bolsa de Comercio de Santa Fe con un economista que comenzaba a trascender al público. En esa oportunidad, El Litoral lo entrevistaba y titulaba la nota "Javier Milei: Los precios son sagrados", se refería a la intervención del gobierno en los precios de los combustibles.
Aun cuando Javier Milei no participaba en política, la conferencia tuvo significativa trascendencia y una muy buena convocatoria de público. Fue uno de esos momentos en que, sin saberlo, se presencia el inicio de un fenómeno. Al despedirse en el aeropuerto de regreso a Buenos Aires, Milei nos dejó un video agradeciendo la recepción y la organización de la conferencia.
En el mismo, pronunció una frase que hoy adquiere una llamativa dimensión. Expresa su satisfacción por el evento y textualmente dice:
"(…) para que pueda seguir disfrutando de este Error Tipo 2, de haber hecho todo mal y que la gente lo festeje y lo disfrute, todo parece indicar que las ideas de la libertad están comenzando a ganar terreno y que hay esperanzas". En esa oportunidad terminó con el ya conocido: "¡¡¡Viva la libertad car…!!!"
En ese enunciado están su esencia y su naturaleza, desconocer una de las herramientas más destacadas y utilizada en metodología de la investigación, contradiciendo los tests estadísticos, y sosteniendo que aun haciendo todo mal, la gente lo apruebe y vuelva a elegirlo.
Aceptar como verdadera una hipótesis falsa es algo que el establishment no es capaz de digerir, en esos entornos suena a delirio, a locura, a extravío de la realidad. Quizás olvidan que la política no es estadística y el análisis inferencial no captura el comportamiento humano.
Dice el analista Jorge Castro: "El análisis político se hace con el día de hoy, ayer es historia, mañana no existe". Bajo esa mirada, y observando la dinámica de la ciudadanía no hay espacio para dudar de la reelección de Javier Milei en el 2027. ¿Y después de Milei? ¿Qué hay? Quien suceda al presidente actual, en 2031, quizás todavía no haya nacido… a la política.
Tal vez sea un youtuber, un tiktoker, un streamer o -atendiendo a la vertiginosidad de la tecnología- un creador de contenidos de una aplicación que todavía no ha sido desarrollada. O eventualmente un artista, cantante, actor, pintor, quizás un deportista.
La política ya no proviene necesariamente de los partidos: emerge del ecosistema social y cambia de sentido circulatorio con asombrosa velocidad, sin avisar, no espera a nadie. Pero no nos apresuremos. Como señala el propio Castro: "... mañana todavía no existe".
Quienes buscan razones para explicar el resultado de una elección, quienes tratan de establecer relaciones o correlaciones entre variables para prever o explicar un resultado sólo pueden acertar porque el azar les sonríe, probablemente les hubiera convenido más probar suerte con el Quini 6.
Los procesos eleccionarios son infinitamente complejos, tanto como la cantidad de individuos que dejan trascender sus preferencias a través de ellos.
En nuestro estrecho proceso mental no entendemos causa sin efecto, pero ello es una restricción humana, quizás el resultado de una elección sea no causal, provenga de un punto de densidad y temperatura infinitas que desconocemos y que materializan un resultado, opaco a nuestra comprensión.
Coincidiendo con David Hume la causalidad puede ser un hábito mental y eso parece haber sucedido el pasado 26 de octubre. Nada hacía presumir ese resultado, sin embargo… ¡Pummm! Explotó.
En 1983 la ciudadanía giró 90 grados, de forma irreversible tomó el camino de la democracia sin atajos, la sabe llevar a cuestas, con más o menos altibajos la valora y es un principio que se ha incorporado a su humanidad, la lleva en su ADN.
Las mismas ideas que brillan y son la columna vertebral de nuestra Constitución Nacional y que tan sabiamente supo transmitir Juan Bautista Alberdi con precisión admirable. Las que a lo largo de las últimas siete u ocho décadas han sido ignoradas, cuando no traicionadas. Hoy, tal vez más intuitivamente, más instintivamente, que conceptualmente.
Pero con toda claridad que, como lo he expresado en otras oportunidades, los argentinos perciben que la consabida "justicia social" que le declaró la guerra a la pobreza, lo único que ha hecho es profundizarla cada vez más y más sin solución de continuidad.
Quizás hoy estemos frente a un Error Tipo 2 no causal, que una vez más surgiendo de la nada, inicie un círculo virtuoso que nos lleve a un futuro de prosperidad donde podamos lograr una convivencia virtuosa entre verdaderos ciudadanos custodios de nuestros derechos individuales, en paz, con salud y educación en libertad.