Equivocado, alguien puede pretender que todo esté bien cuadriculado para que así todo cuadre bien, pero lo cuadriculado es solo una obsesión. Había tres adolescentes sentados en un contexto cuadriculado, y esta presencia humana, es decir, la realidad, es precisamente lo que descuadra todo el cuadriculado. La pretensión de que todo cuadre es entonces ingenua porque la realidad descuadra toda obsesión.
Y esos adolescentes nos lo demuestran. Me hubiera gustado bajar y preguntarles, entre otras cosas, si están bien vacunados, por ejemplo contra el virus del papiloma humano, que provoca cáncer genital en hombres y en mujeres. O contra el meningococo, que provoca meningitis, y sepsis, y si no te agarran a tiempo te mata.
Mirá tambiénNueva generación de vacunas contra el Covid: avances en seguridad cardíaca y eficacia frente a la cepa FrankensteinSupuse que no me harían caso. Pero estoy seguro de que harían caso, y saldrían corriendo a vacunarse si los jugadores de Colón y Unión dijeran, justo antes del partido y justo después de ganar o perder, y los periodistas se hicieran amplio eco, que hay que vacunarse, que no hay excusas, que la vida es maravillosa y que a este gran partido lo tenemos que ganar entre todos.
Pronto terminará este año, marcado como el anterior por la pretensión de cuadrar la realidad, y terminará con el triste recuerdo de siete bebés argentinos que murieron de tos convulsa.
Me pregunto si no habría más bebés bien vacunados, y más embarazadas, y más maestras de jardín y de primaria, todos bien vacunados contra la tos convulsa, si los jugadores de fútbol dieran ejemplo con sus hijos, o con sus sobrinos, con los chicos del barrio, con la pareja, o simplemente poniendo la cara y la voz.
Salgan del cuadrado, por favor, porque la realidad es diferente. Lo mismo vale para el sarampión y las otras enfermedades que se pueden prevenir con vacuna.
El problema del peligroso bajón en el número de chicos y adolescentes argentinos que están bien vacunados es un problema serio y urgente. Se debe un poco a los anti-vacunas, pero sobre todo se debe a la autoridad, que no hace tanto ni tan bien como debería hacer, o que mira para otro lado, o que habla en difïcil, y recorta en recursos y en personal.
Esto lleva al descrédito, y la gente ya no les cree porque muchas veces los engañaron. Pero esto, paradójicamente, es lo que la gente quiere. La cuadrícula que pretende que todo cuadre es un engaño. El cuadrado es inflexible, y la realidad nos exige ser flexibles.
Mirá tambiénNo hay vacunas contra la fiebre amarilla en Santa FeHabía tres adolescentes sentados sobre una cuadrícula formada por mil cuadrados, pero mirando bien se puede ver que un poco más allá la cuadrícula se descuadra y se desmorona. Hagamos algo, no esperemos más, ni esperemos en vano.
Una vez más, la ciencia del más alto nivel se hace eco de la cuadrícula argentina. Varios miembros de la Asociación Mundial de Psiquiatría publicaban, el pasado 28 de noviembre, una carta para alertar del peligro que implica la negación del conocimiento científico, y de menospreciar las universidades.
Para vergüenza propia y ajena, nuestro presidente queda al nivel del homólogo húngaro. Dicen: “El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y el presidente argentino, Javier Milei, han llevado a cabo una reestructuración y una política de austeridad impulsadas por motivos ideológicos en las universidades de ambos países” (1).
Unos días antes, un miembro de la Universidad Nacional de Lanús denunciaba, en una prestigiosa revista médica internacional, que “desde diciembre de 2023, Argentina se enfrenta a una coyuntura crítica caracterizada por un retroceso en las políticas de salud pública que afectan a la salud mental.
El gobierno nacional, que se autodenomina libertario, ha implementado medidas regresivas que socavan los derechos, debilitan la capacidad del Estado para garantizar la atención sanitaria, y exacerban las desigualdades estructurales, lo que afecta de manera desproporcionada a los grupos más vulnerables” (2).
Esto también nos avergüenza porque, como bien sabemos, el sistema de salud argentino, así como el universitario, aunque imperfectos, son buenos y útiles. No se trata entonces de socavar, sino de impulsar. Pretender que cuadren los números en salud y universidad es tan cruel como inútil, porque estas materias son siempre un servicio para el desarrollo del país y de su gente, y nunca un negocio para los amigos.
Y mientras termino estas líneas me llega la noticia de la muerte de Eva Giberti, sin duda una de las grandes mujeres argentinas. Dedicó toda su vida a defender la infancia y la adolescencia. Psicóloga, psicoanalista, sexóloga, trabajadora social, profesora universitaria y activa militante por los derechos humanos, escribió cientos de artículos para la prensa.
(1) Politicised threats to science endanger global health and humanity. The Lancet, 06/12/25.
(2) Argentina's mental health at a crossroads: retrenchment and local resistance. The Lancet Regional Health, 11/25.
Hexágonos
Ahora, con tiempo, poco antes de Navidad, hay que pensar en los hexágonos, aunque en realidad son octógonos, porque tienen ocho lados, y también los hay que son rectángulos. Y recordar que los gustos que se paladean durante los primeros años de la infancia suelen ser los que quedan como preferentes para siempre.
A quien le dan comida fuerte durante la infancia, come fuerte durante la adolescencia y la vida adulta, ya sea por mucha cantidad, o por muy salado, muy dulce, con demasiadas grasas.
En cambio, a quien le dieron una banana pisada como postre y manzana a media tarde, y comía puré de verduras con huevo duro al mediodía y sopa de arroz a la noche, y pan en vez de factura o alfajor, y tomaba agua cuando tenía sed, este conserva el gusto por los sabores suaves cuando le llega la edad de decidir sobre qué toma y qué come.
Chile fue el primero en imponer por ley los llamados hexágonos para indicar el peligro que encierra el exceso de azúcar, de sodio, de calorías, de grasas, etc. Lo hizo en 2016. Argentina tardaría varios años en hacerlo, pero lo haría más rápido.
Durante el tiempo en que la ley estaba siendo tramitada en nuestro país, la Coca-Cola contactaba con ciertos senadores para proponerles, no sé con qué argumentos, que intentaran modificar la ley de los hexágonos. Esta y otras empresas interpusieron recurso contra esta ley (*).
En relación al número de habitantes, Argentina es el país del mundo donde más se venden y se consumen productos ultra-procesados, es decir, con hexágonos y, en consecuencia, es uno de los países del mundo con más chicos y adolescentes con sobrepeso u obesidad.
El sobrepeso y la obesidad infanto-juvenil de Argentina afectan sobre todo a las personas que viven y crecen en barrios más bien pobres, y son los adolescentes de estos barrios quienes tienen el riesgo más alto para desarrollar sobrepeso u obesidad.
En estos barrios, los productos con hexágonos son más accesibles, en quioscos, despensas y supermercados, que en los barrios más pudientes. Por tanto, la obesidad y el sobrepeso de niños y adolescentes es en gran medida culpa de los adultos.
Bebidas y cosas para comer con hexágonos, es decir, productos ultra-procesados, son responsables, junto con la vida sedentaria provocada por el uso abusivo de las pantallas, del sobrepeso y la obesidad de los chicos y adolescentes argentinos. Ahora, pregunto,... ¿qué hacemos, y qué comemos para Navidad?
(*) Unicef. Front-of-pack nutrition labelling to prevent childhood obesity in Argentina and Mexico: a case study (2024).