Por más irrisoria que resulte la pregunta, en las últimas semanas surgió la pregunta ¿Donald Trump sabe que votamos legisladores y no presidente en octubre de este 2025?. Los indicios, al menos hasta este martes en la tarde - noche, no sólo planteaban como respuesta más firme un insólito “No”.
Todo comenzó el 23 de septiembre de 2025 con el particular tuit impreso que Javier Milei trajo de su primer encuentro con Trump en Nueva York, bajo las condiciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
El texto contaba con una serie de elogios al argentino y críticas al pasar a Joe Biden, cerrando con un “cuenta con mi apoyo completo y total para su reelección como presidente”. No generó demasiado revuelo ya que podría ser el puntapié inicial de una relación más estrecha de cara a los próximos dos años, teoría derrumbada rápidamente con las posteriores publicaciones de Scott Bessent, secretario del Tesoro estadounidense.
La famosa publicación que Trump "regaló" a Milei.
Bessent, en misma línea que el Fondo Monetario Internacional (FMI), hizo referencia a la importancia del resultado de las elecciones del 26 de octubre para el gobierno libertario, principalmente bajo el concepto de “gobernabilidad” requerida para avanzar con los eventuales acuerdos.
En estas declaraciones no se realizaron alusiones directas a una elección presidencial, a pesar de la relevancia que se le brindó, pero daría la impresión de que no le avisaron de forma precisa a Trump o no le interesó.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, este martes en Washington. Crédito: REUTERS/Jonathan Ernst
Este martes, ya en un encuentro bilateral formal, Trump volvió a hablar de elección y de la importancia directa de que siga en el poder la fuerza de Milei con una posible reelección. La radical amenaza de que si pierde el oficialismo argentino no habrá más colaboración estadounidense hace pensar que el concepto de “reelección” es algo inminente en la agenda para el inquilino de la Casa Blanca. La periodista Nieves Zuberbühler le preguntó de forma directa si con este "ultimátum" se refería al 26 de octubre, algo que el presidente estadounidense reafirmó.
Los "errores" no quedaron hasta ahí. Trump afirmó que se venía realizando un "gran trabajo durante los últimos cuatro años". O no sabe, o perdió la noción del tiempo ante sus caóticos primeros 9 meses de segunda gestión o se despachó con un incoherente e insólito enaltecimiento del Alberto Fernández post pandemia y la aparición del "Súper ministro" Sergio Massa.
La posible confusión no fue ajena para ciertos entornos del gobierno, incluyendo golpes de la interna libertaria de por medio. Daniel Parisini (@GordoDan_) expuso en X la misma teoría, adjudicando la autoría a su stream La Misa, y golpeando en simultáneo a Gerardo Werthein, canciller argentino, cuestionado en la disputa interna. No se trata de un funcionario de rango, pero si de una figura con peso o acceso a cierto diálogo al interior de La Libertad Avanza. Los golpes ya han llegado "desde el otro lado" con Guillermo Francos cuestionando a los "toman decisiones, pero no ponen la firma".
“Donald piensa que las elecciones argentinas que se avecinan son las presidenciales y no las "midterms" (las de medio término o legislativas), y por lo tanto tiró obviamente que si perdemos (y en su cabeza el presidente deja de ser Milei y vuelven los kukas) entonces Estados Unidos obviamente no ayudará a una Argentina con un presidente kirchnerista. Pero bueno, si tan solo tuviésemos un canciller que en vez de andar llamándolo a Luis Juez para pedirle "perdón" por las boludeces que dijo un gordo boludo en tuiter”, escribió Gordo Dan.
La publicación de Trump este martes después de la reunión.
¿Alguien le avisó el martes después de la reunión? Posiblemente sí, porque el discurso cambió levemente con una publicación en Truth Social post reunión, en la cual agregó por primera vez la palabra “midterms”, haciendo alusión a las elecciones de medio término: “Espero que el pueblo de Argentina comprenda el gran trabajo que está realizando y apoye su gestión durante las próximas elecciones de medio término, para que podamos seguir ayudándolo a alcanzar el increíble potencial de Argentina”.
Parece una locura que en plena insinuación de un préstamo de 20 mil millones de dólares, el cuál es parte de la discusión interna de Estados Unidos y le valió muchas críticas demócratas, Trump no comunique con precisión qué es lo que sabe respecto al país que recibiría los beneficios de su intervención con inyección económica o de forma directa en su mercado cambiario con la compra de pesos.
Haya sabido o no con precisión, la confusión la tuvo. Ahora la pregunta es ¿por qué? Dudo que a pesar de sus 79 años se trate de una pérdida de su elocuencia y un posible desenlace presidencial como el de Biden. ¿Se trata acaso de un nuevo episodio de desinterés promedio de un ciudadano estadounidense? Es cierto que la agenda de Trump vendría cargada de problemáticas de mayor peso diplomático y con diálogo ante naciones de mayor poder e influencia, por lo que la “información” sobre Argentina puede haberla pasado a un segundo plano, siendo igualmente un acto un tanto arriesgado. ¿Acaso la desesperación por no perder la presión en la región frente a China enceguece el accionar?
Otro elemento del cuál agarrarse puede ser que se la haya informado simplemente de que eran “legislativas” y entendía que Argentina posee una república parlamentaria y el número de escaños infería de forma directa en el color del mandatario.
Sea cual sea el motivo o el efectivo conocimiento del presidente de Estados Unidos sobre la realidad argentina, el trato y la alusión al “patio trasero” de su casa se sostienen.
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