La palabra "utopía", es un helenismo inventado en el siglo XVI por el humanista inglés Tomás Moro (Thomas More), para poder hacer referencia a una pretendida ciudad perfecta en su legislación y en la conducta de sus habitantes. Pero él a esa ciudad solo la imaginó, no existía en la realidad.
La etimología de la palabra, lo aclara expresamente: No-Lugar. La "u" (aquí utilizada como negación, del griego "ou", no), se une a "topía", vocablo que viene de "topos" y que significa "lugar", "tierra". En definitiva, se trata de "un lugar que no existe en la tierra", que pisamos pero al que casi instintivamente queremos llegar por una tendencia natural a lo mejor y lo más bueno.
Vamos hacia ella. Nos impulsa una tensión a ser mejores aunque nunca lo lograremos totalmente pero no importa porque la perfección pura no existe entre lo humanos, pero pese a todo, la buscamos y la conseguimos parcialmente.
Mirá tambiénLa dignidad de lo humanoEntonces… ¿por qué plantearíamos una utopía? porque lo que vivimos es una pesadilla, una ofensa, una traición, una mentira, un desprecio hacia todos lo que no somos como ellos y da para que nosotros, los que estamos en la otra vereda.
Continuemos pensando algo superador, algo mejor pero con un plus necesario, que es el planteo de la duda instalada casi de todo. Las dudas nos ayudarán a pensar y eso nos hará caminar hacia nuevos horizontes, nuevas coincidencias, nuevos posibles logros.
Pero esto no es para un puñado de esclarecidos sino para todos y todos, son todos, nadie puede quedar afuera o marginarse porque se cree clarividente o iluminado.
Cuando en nuestra Argentina nos están pidiendo que aceptemos silenciosos extrañas teorías económicas que no dan el resultado pretendido por sus actores protagónicos y el esfuerzo para pagar lo adeudado al Fondo Monetario Internacional se rapiña de los salarios de los más caídos y humildes, es que nos brota de lo más íntimo una feroz rebeldía de trabajar por distinto, por lo positivo.
Y no seguir deseando que se cumplen las mentiras incumplibles por lo falaces que son. Entonces comencemos a pensar en algo diverso y contrario a lo que ya ha fracasado, en un país que se juega por la prosperidad. Se me ocurre pensar que nos están planteando un embuste que oculta el enriquecimiento de los que ya tienen fortunas y pretenden más.
Y la desaparición de una clase media que está por debajo de los límites de la pobreza. y no tiene expectativas de un final feliz. Y esto puede desanimar no sólo a individuos sino, peligrosamente, al conjunto de los argentinos o por el contrario nos puede animar y darnos fuerzas para conseguir lo que ellos, los bandidos dicen que es imposible, inimaginable y retrógrado.
Mirá tambiénTruena el VesubioEntonces, los que están en la miseria y les falta protección y todos los que pensamos en positivo y confiamos en nuestra capacidad de reacción y lucha, afirmamos que vale la pena intentar algo nuevo, distinto y superador.
Y algo nuevo no significa arrasar con todo lo que hasta hoy se ha hecho, no, hay muchos logros que hemos alcanzado con esfuerzo y sacrificio y debemos mantenerlos y no tirarlos por la borda. Como se dijo últimamente,"no todo lo viejo es malo", muchas veces es todo lo contrario, porque tiene el sello del éxito logrado.
Y aquí sí nos proponemos algo aparentemente inalcanzable como el horizonte. Pero como decían Fernando Birri y Eduardo Galeano es esa utopía la que nos alienta a caminar. Y abriremos nuevos caminos y sepultaremos para siempre la maledicencia.
Volviendo a nuestro país, a nuestra Argentina, la dirigencia que nos gobierna y que pretende seguir gobernando, nos está arrastrando a una factoría absurda y cruel, un desgracia que nunca debería darse.
Otros grupos, quizás bienintencionados, sugieren la posibilidad de que seamos protagonistas de un país con justicia social, con dignidad, con soberanía, con solidaridad, con hermandad, con igualdad de derechos y posibilidades de crecimiento.
Eso creo yo y porque lo creo, lo digo y lo predico. Los invito a buscar ese país desde el amor, la generosidad, la solidaridad, el respeto y la justicia. Insisto, no puede ser una cuestión solo de uno, o de militantes solitarios, sino que debe ser una avalancha multitudinaria de todos.
Termino remarcando el núcleo: "La utopía es una realidad que se nos presenta como lejana, tan lejana como el horizonte, un lugar hacia el cual vamos y nunca llegaremos". Entonces... ¿para qué sirve? Sirve para que caminemos construyendo nuevas sendas y rutas, "haciendo caminos al andar", como canta Joan Manuel Serrat.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.