Hace unos días leí información de la Universidad Católica Argentina (UCA), en la que se expresa lo siguiente: "Hay estrés económico de insuficiencia de ingresos por parte de los miembros del hogar, no les alcanza para cubrir los consumos básicos habituales y además la imposibilidad de ahorrar, y en esta circunstancia están afectadas un 50% de la población de nuestra Argentina". Mientras tanto, desde fuentes oficiales se declama la disminución de la pobreza, por lo que este comentario de la UCA pone -ante todo- en tela de juicio la información del Estado.
En síntesis, lo que postulan especialistas de Economía del gobierno y de organizaciones de consultoras de economistas, no coincide con el estudio realizado por la UCA, que informa y hace referencia a los sueldos, en cuanto a que no tienen el mismo valor adquisitivo que se tenía hace dos o tres años. Lo real, se lo manifesté por nota al señor presidente Javier Milei, es que la reducción de la inflación puede ser real, pero el resultado de la falta de poder adquisitivo de los sueldos ha llevado a que los asalariados en particular y la población en general sean quienes deban bancar esta etapa de la crisis.
Lógicamente, lo que opino es que los sueldos no pueden aumentarse porque sí, porque son inflacionarios. Entonces,... ¿Cómo debería planificarse esta situación? De hecho quienes administran los bienes del Estado y los economistas no son asalariados (en el sentido que acá se le da al sector asalariado), y por eso "no la ven". Pero hay una fórmula y es la que detallo a continuación.
1) Austeridad: principio elemental aplicable en la administración del gobierno nacional, las provincias y los municipios;
2) Disminución impositiva: achicar la cantidad de gravámenes -actualmente se habla de 165 "impuestos"- que afectan a la población asalariada, al empresariado, al comercio y al campo, sectores que deben bancar desde hace más de cuarenta años esta situación (*).
3) Progresión "en cadena": si reducimos la cantidad de gravámenes, sería factible que la mayoría cumpla con las obligaciones impositivas, porque lo concreto es que a menor imposición, mayor recaudación.
Si se toman las medidas puntuales previstas en los pasos 1 y 2, el poder adquisitivo de los asalariados aumentará, simplemente por la baja de los costos del supermercado y el de los precios en todas las actividades comerciales relacionadas. Desde diciembre de 2023, durante todo 2024 y lo que va de 2025, el sacrificio lo hizo y lo hace la población. Ahora les toca a los que gobiernan.
Los ciudadanos de a pie, hemos visto de parte de quienes administran los bienes del Estado, que en lo que respecta a la "Austeridad" no tienen prácticamente nada planificado, ni siquiera se molestan en ponerla en práctica. El esfuerzo solamente lo estamos haciendo los ciudadanos. Por eso: escuchen la voz del pueblo (esto dicho sin connotación política alguna) y si necesitan consultar a la gente común, pienso que son muchos los que pueden decirles la verdad.
(*) Según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IAAF), en 2022 había 41 tributos nacionales, 26 provinciales y 98 "derechos, tasas y contribuciones" municipales.
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