Una pareja, si es tal, es con el otro y con lo extraño del otro. Entonces, una pareja no es de dos, sino de tres; y si incluimos que en la extrañeza no hay simetría ni reciprocidad; entonces el número mínimo es cuatro, como ya lo decía Sigmund Freud.
El psicoanálisis de la pareja no empieza con la idea de cómo hacer para que dos personas se lleven bien, sino a partir de situar lo extraño del otro como algo irreductible. Este es uno de los aspectos que más controversia genera en nuestra época: vivimos al otro como una amenaza, apenas nos muestra algo que no está bajo nuestro control o dominio.
Nos escribe Mateo (35 años, Neuquén): "Hola Luciano, te escribo porque leí un artículo tuyo en el que hablás de la pareja y quiero decirte que tengo la idea de que los psicoanalistas siempre defienden la pareja. Es algo con lo que no estoy de acuerdo, porque para mí la pareja como figura social es un error, porque es imposible. Es un dispositivo que ya está desgastado y explotado, es el intento de reducir la sociedad a un vínculo de dos. A veces me parece que el psicoanálisis está enamorado de la pareja, finalmente es un dispositivo normalizador".
Querido Mateo, muchas gracias por tu mensaje. Me resultan estimulantes tus palabras, porque muestran un cambio de época. En otro momento histórico, a los psicoanalistas nos acusaban de hacer que la gente se separe. ¿Ahora defendemos la pareja? Más allá de la repregunta, quiero señalar diferentes cuestiones en tu planteo, un breve desglose: 1) La pareja es imposible, estoy de acuerdo… ¡pero eso no la hace un error!; 2) Lo social… ¿no se funda en imposibilidades? 3) Desgastado, explotado, está bien, pero la comida no la puede hacer cualquiera: somos más caprichosos para comer que para tener relaciones sexuales, por eso es necesaria alguna versión de la pareja.
Y, un último punto, no creo que el psicoanálisis sea tan normalizador, al menos no en un sentido reaccionario, porque lo cierto es que es difícil no estar pareja con alguien o algo. La pareja es una categoría psíquica y quien no lo está con un par/impar, lo está con un trabajo, un deporte, los padres o los hijos. Más allá del chiste, la verdad es que creo que es mejor estar en pareja con un par/impar y no con los padres, los hijos y/o el trabajo o un deporte.
Sin embargo, nada de este punteo es una explicación de qué es una pareja, que es el tema al que quisiera que nos dediquemos en esta columna. Porque si hay algo con lo que no estoy de acuerdo en tu mensaje es con la idea de que, desde el punto de vista del psicoanálisis, se trata "del intento de reducir la sociedad a un vínculo de dos". Una pareja, si es tal, es con el otro y con lo extraño del otro. Entonces, una pareja no es de dos, sino de tres; y si incluimos que en la extrañeza no hay simetría ni reciprocidad; entonces el número mínimo es cuatro, como ya lo decía Sigmund Freud.
Cuando no se le hace lugar a lo extraño en el interior de la pareja, eso extraño retorna desde afuera. Esto es lo mismo que ocurre con la separación: cuando dos personas no pueden separarse en el interior del vínculo, viven pensando en separarse (entre sí). El problema es que hoy es más común que las parejas renuncien a lo extraño. Se viven mejor como asociaciones y, sobre todo, se inclinan a la funcionalidad. La dificultad en una pareja no está cuando de a ratos alguien se pregunta qué hago con esta persona, sino mucho más cuando esa persona cree que sabe con quién está.
Hay una vieja canción de Joaquín Sabina, muy divertida, que cuenta la situación de un hombre que tendrá una cita y narra lo excepcional del encuentro. Se llama "Esta noche contigo" y relata la expectativa y el deseo de que el mundo se detenga. En una entrevista, Sabina dijo que la escribió para su esposa en una época en que estaban abrumados por la rutina. Y que estaba tan contento de salir con ella, que en el pasillo de la casa la frenó y le dijo: "No cenaré hoy en casa, no me esperes, tengo una cita, esta noche contigo".
Era paradójico, porque estaba contento de salir, pero también a esa misma mujer le quería contar que estaba contento de salir con otra, ella misma. Esta misma división es la que se narra en esa otra canción de Sabina que se llama "Y sin embargo"; pero es solo una división aparente, si vemos que los términos son disímiles: la interlocutora y la amante. El punto es que esta división, sostenerla, puede ser un modo de conservar lo extraño en la pareja.
Por eso Freud investiga una forma de división semejante en el varón (semejante, pero no idéntica) no la considera patológica; incluso no plantea –como a veces se cree– que esa división tenga que dejar de existir, sino que pueda reunirse en la misma persona. Entonces para Freud lo extraño –la división, el conflicto– es una condición ineliminable de la pareja.
El psicoanálisis de la pareja no empieza con la idea de cómo hacer para que dos personas se lleven bien, sino a partir de situar lo extraño del otro como algo irreductible. Este es uno de los aspectos que más controversia genera en nuestra época: vivimos al otro como una amenaza, apenas nos muestra algo que no está bajo nuestro control o dominio.
No es que no haya motivos para esto. Tenemos miedo, eso es claro. Lo extraño del otro es la antesala de una traición, la anticipación de un abandono; pero de regreso a tu mensaje, lo que más quiero enfatizar es que el psicoanálisis no tiene un apego especial por la pareja. En todo caso, parte de constatar que las personas establecen parejas; la cuestión es con qué y para qué.
Busco una pareja, ¿para no tener miedo? ¿Para ser protegido? O ¿para conocerme a mí de un modo en que nunca me conocí antes? ¿Para ser otro a través de lo extraño del otro? No dan lo mismo estas alternativas. La cuestión no es que el psicoanálisis defienda la pareja, sí que destaque que esta tenga una orientación que vaya más allá de la conformidad y la mera tranquilidad.
Querido Mateo, en esta ocasión respondí a tu consulta con diferentes tonos, a veces más en chiste, otras más irónicamente, pero siempre con la intención de tener una posición y abrir un debate. No creo que mi postura sea definitiva, solo la planteo para acompañar tu pregunta, ya que es valiosa y relevante.
(*) Para comunicarse con el autor: [email protected]