Freud no envejece, por eso su obra tiene vigencia, independientemente de los hechos que él haya pensado. Porque nos queda su modo de pensar, su estilo para ir más allá de los fenómenos y acceder a nuevas intuiciones. Freud no es el autor de una época, sino un pensador que inauguró una época que todavía es nuestro horizonte.
Freud decía que los segundos matrimonios son más felices que los primeros. Su argumento es que, en los primeros, se reeditan fácilmente los modelos de las figuras parentales. De este modo, al separarse de la primera pareja, alguien logra separarse de un aspecto de su posición de niño y queda más libre para un nuevo encuentro.
Mirá tambiénLa necesidad y el deseoNos escribe Adelina (39 años, Venado Tuerto): "Hola Luciano, te escribo porque leí la idea de Freud de que los segundos matrimonios son más felices. ¿A qué se refiere? La leí en una red social, pero no explicaban de qué trata. ¿Tiene que ver con separarse? ¿Por qué sería necesario separarse para ser feliz?".
Querida Adelina, muchas gracias por tu correo. Me imagino que leíste la frase en una placa de esas que circulan en las redes. Muchas veces ocurre que esas frases ni siquiera son del autor al que se las atribuyen, o bien ¡hasta son inventadas! Sin embargo, en este caso se trata de una frase real, de pura cepa freudiana, así que la vamos a trabajar.
Como toda idea de Sigmund Freud, esta se puede entender de muchas maneras. En efecto, esto es lo más rico del pensamiento analítico, que aplica para diferentes situaciones. Quizá lo más propio del psicoanálisis sea producir pensamientos, ayudar a pensar, más que establecer un conjunto unívoco de situaciones.
Por eso Freud no envejece, por eso su obra tiene vigencia, independientemente de los hechos que él haya pensado. Porque nos queda su modo de pensar, su estilo para ir más allá de los fenómenos y acceder a nuevas intuiciones. Freud no es el autor de una época, sino un pensador que inauguró una época que todavía es nuestro horizonte.
Pero vayamos a la frase en cuestión. En principio, para ubicar una primera acepción. En esta, Freud se refiere tácitamente a que el primer matrimonio es la relación con la madre. Su idea es que después de esa separación es que alguien puede tener una relación más feliz, si por "feliz" entendemos un vínculo que no se basa en la dependencia.
Dicho de otra manera, Freud plantea un pasaje de la endogamia a la exogamia. No es que la tenga contra las madres en particular. Además, lo cierto es que dice que los segundos son "más" felices… así que reconoce la felicidad del primero. El punto es que, entre uno y otro, cambia la idea de felicidad.
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En ese cambio de sentido de la felicidad es que está la felicidad misma. Hay más felicidad en el segundo matrimonio porque con este se conoce otra idea de felicidad y, por lo tanto, se deja de creer que esta puede ser solo de una única manera. La felicidad ya no estará en repetir la experiencia (del amor temprano), sino en el descubrimiento de un nuevo modo de amar (no basado en reeditar la relación absoluta con la figura parental).
Demos un paso más. Freud podría estar diciendo incluso que la primera relación con una figura exterior a la familia podría reproducir la relación temprana. Por lo tanto, también sería necesaria una ruptura con la primera relación de amor (por ejemplo, adolescente) para que, luego, llegue el nuevo amor (de la madurez).
Entonces, resumimos: Freud decía que los segundos matrimonios son más felices que los primeros. Su argumento es que, en los primeros, se reeditan fácilmente los modelos de las figuras parentales. De este modo, al separarse de la primera pareja, alguien logra separarse de un aspecto de su posición de niño y queda más libre para un nuevo encuentro.
Ahora bien, en la época de Freud la gente se casaba joven y el marido o la esposa eran a veces la primera persona con la que se estaba amorosamente después de los padres. En este punto, podemos preguntarnos si en nuestra sociedad, en la que toma mucho tiempo y varias separaciones llegar a un vínculo de relativa madurez, no hay una mayor perseverancia de las dependencias infantiles.
Paradójicamente, es como si necesitáramos un cierto desgaste de la vida amorosa y relaciones menos intensas que las de los primeros amores, para llegar a un amor que pueda ser vivido. En esto pienso mientras recuerdo algo muy lindo que me dijo alguien: "No sé si él es el hombre que más amo o amé, creería que no, pero sí es con quien puedo vivir el amor como algo soportable".
Mirá tambiénCreo que arruiné todoEn este punto, me quedo pensando en cómo entender el cambio en la dinámica amorosa permite resignificar los que parecen "fracasos" en vínculos, como un arduo trabajo que hoy requiere más tiempo. Y dejame que te diga, querida Adelina, que la interpretación final que vos hacés de la frase es bien interesante.
Retomemos tu pregunta: ¿por qué sería necesario separarse para ser feliz? Nunca me lo había preguntado en estos términos. Curiosamente, queriendo formular una inquietud, hacés una afirmación muy contundente. Debe tener su verdad. Intentaremos pensarla para concluir esta columna.
Si en algún sentido es necesaria una separación para ser feliz es porque es la manera en que el vínculo se conserva. Dicho de otro modo, cuando un vínculo no admite la chance de la separación, esta se impone desde afuera, ya sea en la fantasía de ruptura, en los celos, o bien en la infidelidad consumada.
Con esto quiero decir que la separación se produce en el interior de un vínculo, o si no aquella amenaza desde afuera. Porque la separación "en" el vínculo no es lo mismo que la separación "del" vínculo. Separarse en el interior del vínculo -encontrar la correcta distancia para estar juntos- es la vía para que la relación no se pegotee ni haya una separación forzada o por la fuerza.
Querida Adelina, hemos llegado al final de esta columna y me veo en la situación de agradecerte nuevamente, ya no solo por escribirme sino por tu última elaboración ya que me hizo pensar algo que no había tenido en cuenta antes. En este punto, hemos conseguido un verdadero diálogo, ese tipo de intercambio que es la base, si no del matrimonio, sí de una amistad.
(*) Para comunicarse con el autor: [email protected]