Nos escribe Bernardo (San Juan, 43 años): "Luciano, te escribo para contarte lo que me viene pasando. Me separé hace tres años y estoy en una nueva pareja desde hace dos, pero la cuestión es que no me estoy sintiendo del todo bien y el otro día pasó que ella me dijo de ir a vivir juntos y, la verdad, es que no quiero. ¿Te parece que tendría que separarme? Pienso que ahora soy consciente de un límite de la relación y tal vez eso quiere decir que no anda".
Querido Bernardo,... ¡qué pregunta tan compleja la que me hacés! Creo que yo no puedo responderla, pero sí te puedo ayudar a pensarla. En primer lugar, tengo que aclararte que mucho de lo que te voy a decir lo voy a tener que suponer, dado que la información que tengo es limitada. Me hago a la idea de que, si tal vez no aplica a tu caso, quizá le pueda servir a otro lector.
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Parto de una breve constatación. Me contás que te separaste hace tres años y ahora estás en pareja hace dos. Esto quiere decir que esta es la primera pareja que lográs constituir luego de haber estado en pareja, quién sabe, quizá durante un buen tiempo. Ahora bien, ocurre que ella te dice de ir a convivir; es decir, te propone dar un paso más y vos decís "¡No!" Me pregunto si esa negativa es a ella, como pensás, o si tiene algún otro sentido. Voy a tratar de explicarme mejor.
De leerte, tengo la impresión de que esta es la pareja que encontraste para atravesar ese tiempo posterior a la separación. Tal vez estuviste primero un poco a la defensiva. Como es común, esa primera pareja es una compañía para volver a creer en el amor. Evidentemente algo funcionó. ¿Por qué digo esto último? Porque ahora se dio la ocasión de que digas que no querés algo. Mirá que hay que estar en la situación de rechazar. Es toda una comodidad. Sin duda el trabajo del duelo hizo su efecto. Y ella estuvo ahí.
Mirá también¿Cómo dejar de tener un carácter de m.....?Pero vos decís que no sabés si querés, ¿estar con ella o convivir? Pero no será que es tal vez a través de ese "no" que te das cuenta de que querés algo más. Qué paradójico, ¿no? Te das cuenta de que estás pensando en algo más cuando estás en condiciones de desandar todo el camino que realizaste. Esta última conclusión la digo pensando que sos un varón y a partir de mi experiencia en el trabajo psicoanalítico con varones.
Decís que sos consciente de un límite de la relación y que eso puede querer decir que la relación no anda. ¿Será que la relación no anda o, más bien, que anda tanto que te permite pensar que sos vos quien podría terminarla? Querido Bernardo, atención, que es importante aprender a verse mejor a uno mismo. La primera impresión que nos creamos no necesariamente es la correcta y nosotros no somos los mejores intérpretes de lo que nos pasa.
Vamos a pensarlo un poco mejor. Quiero decir que es muy posible que la sensación que te acecha, de que la relación no anda, tal no depende de ella en sí, sino del lugar en que la has puesto en este tiempo. Dicho de otro modo, es como si hubieras arrancado la relación desde un punto de vista reticente y, ahora que querés algo más, sos capaz de -como dice el dicho popular- "matar al mensajero". O como dice otro refrán, de "tirar el agua con el bebé", en referencia al modo en que se lo baña. Es un modo de decir que, en busca de solución rápida, más que resolver el problema lo que hace es eliminarlo y, con eso, generar otro problema.
Entiendo que no estás en una situación fácil, porque en lugar de separarte de un modo más o menos impulsivo, lo mejor sería parar la pelota y redefinir el partido. Desde mi punto de vista, si me permitís, creo que no es un detalle menor haber encontrado una mujer con la que haber transitado un duelo. Pareciera, entonces, que se me coló una respuesta. ¿Te estoy diciendo, entonces, que no te separes? Bueno, te digo que no lo hagas tan rápido; que no te dejes llevar por el impulso, que no hagas la fácil de creer que querés otra cosa, apoyándote en una decisión que parece mucho más por la negativa.
Mirá tambiénPremios y castigos en la infanciaY si digo esto no es porque hago valor una opinión personal. Es porque te escucho. Es porque me escribiste y, creo que, si tuvieras una respuesta definitiva, ya habrías actuado. Por lo tanto, creo que también me estás autorizando a decirte algo que te haga reflexionar. Así que me apoyo en tu propio mensaje. Tampoco yo voy a ir por el camino fácil y decirte que hagas lo que querés, lo que más te parezca, lo que dicta tu corazón… sobre todo porque al corazón no se llega por un camino directo. Aprender a escuchar el corazón es un trabajo arduo y reflexivo.
Me inclino a creer que más que un límite de relación, descubriste tu propio límite. Este es el momento, entonces, de vivir y darse tiempo para ver si es posible que la relación tome otro comienzo, que se relance, a partir de darle a ella un lugar más interesante. En el mejor de los casos, este habrá sido solo un tiempo de la pareja, como ocurre más o menos en todas las relaciones, que necesitan reformularse y pasar por etapas. Paciencia, mi amigo, que no es otra cosa que disposición para atravesar un afecto (pathos) sin prisa.
Lo último que te digo, no caigas en el lugar de común de privar a una mujer que te dio una parte de su vida; menos con la idea de que no se corresponde con tu deseo, cuando buena parte de este último surgió a partir del encuentro con ella. Los varones somos un poco arteros y castigamos. Date la oportunidad de hacer algo que te levante el precio. Porque vos también estás para más.
(*) Para comunicarse con el autor: [email protected]
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