"Yo pude alcanzar el cielo, pero a cambio de esa altura debía vender el alma y aplastar mi dignidad, andar siempre de rodillas...no pensar en la decencia, olvidar el catecismo… y dejar de lado la conciencia (...)


"Yo pude alcanzar el cielo, pero a cambio de esa altura debía vender el alma y aplastar mi dignidad, andar siempre de rodillas...no pensar en la decencia, olvidar el catecismo… y dejar de lado la conciencia (...)
Si fuera el enunciado de un juego de naipes, el "timbero", "gambeteador" o "truquero"(como se los denomina en lunfardo), es decir quienes participan del mismo, en el "orejeo" para determinar el palo o valor de la carta, seguramente, al toque, tendría formateada la expectativa de juego para aplastar al oponente. Pero no es un juego, es parte del tango "Bien bohemio", estrenado en 1953 por Julio Sosa con la orquesta de Francisco Rotundo.
La letra de esta pieza está registrada a nombre de Sara Reiner, aunque se supone que el autor fue en realidad su marido, Reinaldo Yiso autor, entre otros temas, de "El Sueño del Pibe" (la música fue obra de Juan Pomati y Ernesto "Titi" Rossi). Dice así:
"Estoy en Pampa y la vía como viola en el empeño/ refundao en mi tristeza porque tengo corazón/ pifiando siempre la suerte, errando como un maleta/ como perro en cancha e bocha, la gente me hace gambeta/ porque soy pa´ todo el mundo uno más entre el montón"
Este tango deja su huella de profundidad y el protagonista su costado ético y emocional, confrontando contra la ambición, el exitismo y la pérdida de valores, muy común hoy por hoy ante la manifiesta degradación y deshumanización preocupante y alarmante del ser humano. Me tocó vivirlo personalmente y por eso ahora el recuerdo es tan presente, ya que se hizo carne en mis primeros treinta años de vida laboral en una entidad bancaria. Lo vivido me afectómucho, emocionalmente, causándome una impresión duradera e incómoda. No me olvidaré jamás, rezo por los autores y soy inmensamente feliz.

Se trata de un protagonista absorbido por la masa que lo hace invisible. La suerte le es esquiva y la gente lo ignora. Tiene un corazón muy sensible, que ya no puede con los azotes de un mundo que lo margina, pero por sobre todo no se siente derrotado por estar "en Pampa y la vía", es decir sin un mango, sin lujos y sin rumbo pero dispuesto y convencido que va a morir en la suya con experiencias y emociones que le son propias, en una palabra: pagando su precio pero jamás venderse y el orgullo de caminar siempre con la frente alta:
"Porque a mí me importa poco la ventaja que da el oro/ Soy amigo del que tiene una pena y un dolor/ A los necios los desprecio no ambiciono su riqueza/ y con tal que por el vidrio de la ventana e' mi pieza/ pueda mirar una estrella, nada más le pido a Dios"
Alma noble y melancólica, despojado de la tentación y del falso brillo. El artista se presenta como alguien que valora más la amistad y la honestidad que el dinero y el estatus social. La frase "Soy amigo del que tiene una pena y un dolor"' resalta su empatía y su capacidad para conectar con aquellos que sufren, en contraste con su desprecio hacia los necios y los ambiciosos. La imagen de mirar una estrella a través del vidrio de su ventana simboliza su aspiración a una vida sencilla pero llena de significado, donde las pequeñas cosas tienen un gran valor. Su precio es efímero y se contenta solo con esa única posibilidad que Dios le puede dar:
"Yo he cenado muchas veces con un verso de Carriego/ con diez guita en el bolsillo hasta pude sonreír/ en la cola de los vivos a mi no me van a ver/ Yo sé bien que soy bohemio tengo mucha plata en sueños/ Soy así, que voy hacer (…)"
Verdaderamente el protagonista es un soñador que eligió vivir en libertad y sobre todo incorruptible (terminología de moda que cada vez hace más ruido). Eligió la bohemia como forma de vida, prefirió ser pobre pero con una gran y ponderable riqueza interior aquella que el sistema no valora. No le interesa competir, menos con los vivos, no quiere llegar sin escaleras... pero mucho menos que lo utilicen como tal. Eso sí, dispuesto a cuidar por sobre todo su enorme "tesoro", el que no se registra en ninguna cuenta bancaria: sus sueños.
"Yo pude alcanzar el cielo pero a cambio de esa altura/ debía vender el alma y aplastar mi dignidad/ Andar siempre de rodillas, no pensar en la decencia/ Olvidar el catecismo, dejar de lado mi conciencia/ y, ya ven, he preferido seguir a mate y a pan"
Momento crucial del protagonista y sinceridad total, con alto contenido moral, plantado en sus convicciones y en su conciencia. Éticamente correcto que tuvo siempre a su "cielo", como símbolo del poder y la fama como prioridad, que solo se arrodillaría ante Dios y que seguiría manteniendo su chapa aunque se alimente a mate y pan:
"Porque no mido al amigo por los billetes que tenga/ y nunca quise arrimarme donde más calienta el sol/ Si en el catre del otario el vivo duerme la siesta/ y si otario se le llama al que todo lo respeta/ seré un gil para esos vivos que no tienen corazón"
Tarjeta roja a la viveza criolla, patada sincera-ahí- al oportunista que "usa y tira", reivindica y respeta al otario y siente orgullo de ser "gil" porque no oculta el código al que a muchos le falta. El poeta destaca al protagonista, que pudo tener todo pero prefirió no vender su alma y también una conclusión: privilegiar la riqueza con astucia pero sin ética, sin honestidad, ni empatía para obtener un éxito que solo es superficial: "Vivirá con mucho... difícil que pueda dormir en paz".
Ernesto Ovidio Rossi (1916-1985) fue un arreglista, bandoneonista, compositor y director de orquesta dedicado al género del tango, mucho más conocido por su apodo: "Titi". Integró, entre otras, las orquestas de Antonio Rodio, Francisco Rotundo y Héctor Varela, pero también dirigió su propio conjunto, además de realizar actuaciones como solista. Entre sus principales composiciones se recuerdan especialmente el vals "Así bailaban mis abuelos" (en colaboración con el propio Varela y Silvio Soldán), la milonga "Azúcar, pimienta y sal" (su obra de mayor difusión, con Varela y Abel Aznar) y el tango "No me hablen de ella".
A la mención de los temas anteriores, cabe agregar el aquí expuesto "Bien bohemio", "Me han prohibido quererte" (sobre letra de Carlos Russo), "Muchachos mi último tango" (letra de Justo Ricardo Thompson), " Muñeca del Once" (en colaboración con Juan Pomati, con letra de Juan Manuel Mañueco); "No me hablen de ella" (letra de Jorge Moreira), "Pa' que te oigan bandoneón" (tango instrumental que le grabara Varela); "Por qué me la nombran" (letra de Alfredo Dalton y Carlos Russo) y "Siempre tu voz" (en colaboración con Francisco Rotundo, con letra del antes nombrado Pomati).
Hasta la próxima.
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