Hay historias que no necesitan títulos, trofeos ni estadísticas para ser inmensas. Son esas que se construyen con gestos cotidianos, con abrazos sinceros y con el simple acto de estar. Marco Vera y Marcelo Moreno son dos de esas historias vivas que engrandecen la Liga Santafesina de Fútbol. Ambos tienen una conexión especial con la pelota, con sus clubes y con la gente que los rodea.
Marco es de Cayastá y forma parte del querido Ciclón Norte. Marcelo representa los colores de Universidad Nacional del Litoral. Los une la amistad, la pasión por el fútbol y un amor incondicional por las camisetas que defienden. Cada uno, desde su lugar, aporta algo único: energía, entusiasmo, constancia y un ejemplo silencioso que todos los que los rodean reconocen y admiran.
El fútbol como refugio, la pasión como bandera
Ellos no faltan nunca. Están en los entrenamientos, colaboran con los planteles superiores, ayudan con los preparativos, arman las botellas, reparten sonrisas y, cuando el momento lo permite, también entran a la cancha y la red se mueve. Convierten goles y los festejan como lo que son: verdaderos futbolistas del alma.
Marco luce con orgullo la camiseta verde y blanca de Ciclón Norte. Marcelo, la celeste de UNL. En ambos casos, el amor por el club no se mide en minutos jugados, sino en el corazón que le ponen a cada jornada, a cada sábado de fútbol de los barrios.
“Marco es Ciclón Norte, es el color verde y blanco, es los Vera, es el primero en llegar y el último en irse. Llena las botellitas de agua, colabora, no puede faltar. Si él no está, es porque viajó con la categoría Senior. Marco es el pibe que nos llena de amor, que nos enseña con dulzura. Marco es pelota, es fútbol, es alegría, es todo para nosotros”, cuenta emocionado Emanuel Boituzat, referente del club de Cayastá.
Desde el otro lado, en la ciudad de Santa Fe, Alejandro Venzatti —jugador de la Primera de Universidad Nacional del Litoral— habla con el mismo cariño: “Marcelo es el hincha número uno para nosotros. Sabemos que va a estar siempre acompañando y lo hacemos formar parte en todo momento: arengas, charlas técnicas, fotos del equipo, festejos, viajes. Colabora, participa y es feliz. Desde el más chico hasta el más grande lo respeta y lo trata como uno más. El banco de suplentes de UNL es Marcelo y los jugadores que componen la lista”.
Más que una historia: una lección de vida
Pasión Liga los buscó porque detrás de cada camiseta hay personas que hacen al espíritu de esta competencia. Marco y Marcelo son el ejemplo perfecto de que la Liga Santafesina no solo se trata de resultados, sino de vínculos, emociones y comunidad. En tiempos donde el fútbol profesional suele absorberlo todo, ellos devuelven la esencia del juego: compartir, pertenecer, disfrutar.
Estos dos pibes no conocen la palabra “imposible”. Ellos viven el fútbol con la naturalidad de quien ama sin condiciones. No necesitan aplausos ni reconocimientos; su recompensa está en el abrazo con los compañeros, en la charla previa al partido, en el grito de gol compartido.
Los dos ya ganaron su copa de oro hace mucho tiempo. No hay trofeo que se compare con lo que transmiten. Cada fin de semana nos recuerdan que el fútbol es, ante todo, un espacio de encuentro, de inclusión y de afecto.
La imagen del año deportivo
Para quienes seguimos la Liga Santafesina, la imagen de Marco y Marcelo juntos, cada uno con su camiseta, es la foto del año. Son ellos los que hacen que el fútbol de los barrios tenga sentido. Son los que nos invitan a mirar más allá del marcador, a entender que el verdadero triunfo es compartir la pasión y celebrar la vida.
En tiempos de urgencias y resultados, Marco y Marcelo nos devuelven al origen: jugar por amor, estar por el otro, sentirse parte. Ellos no solo representan a sus clubes; representan a todos los que alguna vez encontraron en el fútbol una razón para ser felices.
Por eso, cada gesto suyo vale un gol. Cada sonrisa es una victoria. Cada sábado, cuando aparecen en la cancha, la Liga se llena de luz. Porque Marco y Marcelo son mucho más que dos nombres: son la prueba viva de que el deporte puede ser el puente más noble entre los corazones.
Pasión Liga los abraza, los celebra y los aplaude.
Porque Marco y Marcelo no solo visten los colores de sus clubes, sino que pintan de humanidad toda la cancha. Porque ellos, sin saberlo, nos enseñan a todos qué significa verdaderamente ganar.
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