Fuera del centro: cómo se organizan las rutinas cuando la casa propia importa más que la cercanía
Martín Carné, docente e investigador, indagó en la dinámica que genera la decisión de habitar un barrio alejado del radio urbano o una localidad del área metropolitana. Logística, uso del tiempo, impacto de la pandemia y por qué muchos no se van del todo.
La ciudad capital mantiene su centralidad laboral y educativa respecto de quienes habitan el área metropolitana. Crédito: Flavio Raina
"No son datos absolutos, pero representan un muestreo de tendencias que se fueron consolidando en los últimos años". Es lo primero que dice Martín Carné, politólogo, docente de la Universidad Nacional del Litoral e investigador de CONICET en el Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales del Litoral, en diálogo con El Litoral.
A tal punto no son absolutos que la dinámica que plantea en torno a la población que pudo acceder a un techo propio en los dos sectores que pudo estudiar, Nueva Esperanza Este y Arroyo Leyes, puede volver a cambiar en los próximos años.
"Me interesa analizar cómo los municipios lidian con el desafío de facilitar el acceso al suelo con servicios a aquellos sectores de la población que lo necesitan, sobre todo para vivienda única residencial", responde cuando se le pregunta por su campo de investigación.
- Es una temática que cruza tu área de trabajo: la Economía con la Ciencia Política que están estrechamente ligadas al acceso y el uso del suelo.
- Sobre todo con la micro economía porque, como parte de las investigaciones, también entrevisté a actores del sector privado que se dedican a urbanizar suelo con fines de lucro, y a quienes necesitan el suelo y no siempre tienen los recursos para resolver esa necesidad vía mercado.
Martín Carné, politólogo, Investigador asistente de CONICET y docente de la UNL y de la UNR. Crédito: Guillermo Di Salvatore
- ¿Por qué elegiste estos dos lugares para investigar: Nueva Esperanza Este y Arroyo Leyes?
- La investigación es más amplia, pero en Nueva Esperanza Este hay un conjunto de familias que pudo construir sus viviendas en el marco del programa Mi Tierra, mi casa; son hogares que habían sido adjudicatarios del crédito Procrear.
Empecé a notar cómo las estrategias residenciales tienen que ver con priorizar el acceso a la vivienda y en eso las familias optan por resignar las bondades que tienen las centralidades urbanas. Así se empezaba a manifestar el tema de las distancias, de renunciar a ciertos trabajos asalariados y desarrollar otras ocupaciones como cuenta propistas.
Sobre el corredor de la ruta 1, en Arroyo Leyes particularmente, el censo de 2022 demuestra que hubo un crecimiento de los loteos y de los hogares. Y si bien no era un tema central en la investigación, empezó a surgir en las entrevistas esta cuestión de cómo sus habitantes, muchas veces personas jóvenes con hijos pequeños, van adaptando sus rutinas en función de respetar compromisos en la ciudad central, en Santa Fe. Eso supone un control muy férreo sobre la variable tiempo: organizarse para salir, desplazarse a la ciudad capital, trabajar allí, que los otros miembros de la familia realicen sus tareas deportivas y educativas, y después volver. Era muy notable el esfuerzo en hogares que se veían en la necesidad de tener dos autos para cumplir con toda esa rutina: eso implica desde la capacidad económica para sostenerlos hasta la infraestructura de comunicaciones que permita recibir un flujo de vehículos que se agrega al parque automotor de la ciudad de Santa Fe.
Arroyo Leyes y Nueva Esperanza Este me permitieron reforzar esta presunción de que cuanto más alejados de la capital están los hogares, mayores son los ajustes que hay que hacer en términos de organización familiar.
- ¿Notaste puntos en común en la manera en que se organizan pobladores de uno y otro lugar?
- No me encargué de hacer una comparación. Quizás se podría pensar en la distancia de Arroyo Leyes a Santa Fe respecto de Nueva Esperanza al centro. En principio, habría en ese segundo caso mejor cobertura en transporte público. Incluso porque, si pensamos en Arroyo Leyes, los loteos no siempre están cercanos a la ruta 1, así que para tomar el transporte público hay que caminar varias cuadras.
En Nueva Esperanza Este, si bien el transporte privado es dominante, se puede depender del transporte público y de motocicletas. Y no es lo mismo desplazarse en esos vehículos por la ruta que por una arteria en Santa Fe.
Pero los arreglos en el uso del tiempo son bastante similares.
Una cuestión no representativa estadísticamente es que esta forma de organización familiar estaría reforzando una cuestión que tiene que ver con género, en el sentido de que muchas veces son las mujeres las que renuncian a un trabajo para dedicarse a las tareas de cuidado. O si tenían un trabajo en relación de dependencia, resignan esa posición en favor de una actividad free lance.
- ¿Estas son las que se denominan ciudad dormitorio?
- Es una categoría habitual pero lejos de estar revirtiéndose, parecen consolidarse. En estas ciudades y barrios muchas veces no está la infraestructura disponible como redes de gas y pavimento, y hay una frecuencia de transporte público acotada. Esta expansión urbana que está viviendo Santa Fe y las localidades del área metropolitana en los últimos años está reforzando tensiones por el acceso a servicios.
- ¿Santa Fe capital sigue siendo receptora de la población de estas ciudades dormitorio?
- Si, sigue teniendo centralidad, si bien es posible ver que, por ejemplo, gente de Arroyo Leyes trabaja en Paraná. Además, no hay gran densidad de vínculos entre ciudades que no son cabecera: por ejemplo, Santo Tomé con Arroyo Leyes o con Recreo. Es Santo Tomé-Santa Fe, Recreo-Santa Fe. Es decir, una comunicación unidireccional, sin una trama que se vaya tejiendo entre ciudades que tienen distinta jerarquía.
- ¿Qué ubicación temporal tiene tu investigación respecto de la pandemia? ¿Tuvo algo que ver aquel episodio?
- Si, aceleró mucho estos procesos. Varios entrevistados respondieron que su decisión de establecerse fuera de Santa Fe se vio acrecentada por la pandemia. Estos casos vivieron el encierro con mucha tensión y esa coyuntura precipitó su decisión de buscar otra localización residencial.
- ¿Procrear tuvo mucha incidencia en la posibilidad de optar por estos lugares?
- Si, totalmente. Santa Fe es una ciudad que no tiene gran disponibilidad de suelo y para muchos hogares que pudieron postular a ese programa la posibilidad de construir su vivienda y/o adquirir un lote acarreó alejarse de las áreas urbanas centrales.
Arroyo Leyes fue la localidad que mayor cantidad de créditos tuvo y eso explica el crecimiento de los últimos años. En Sauce Viejo y Santo Tomé fue en menor medida.
La conectividad entre localidades del área metropolitana con la capital, los tiempos y el flujo vehicular suponen un desafío de organización familiar. Crédito: Mauricio Garín
- ¿Sigue presente el sueño de la casa propia?
- Si bien sobre este tema hay mucho dicho y escrito, creo que sigue presente. Quizás generaciones más jóvenes prioricen no tanto la propiedad como la cercanía a los servicios o áreas de centralidad que tienen otras bondades.
Sobre todo porque si un joven no hereda es muy difícil, con una ocupación asalariada o cuentapropista, reunir en poco tiempo el dinero necesario para comprar un pequeño departamento. Para los niveles de ingresos actuales, eso es difícil. Hay opciones con créditos UVA, pero al tratarse de una herramienta que ajusta por inflación, si los salarios no acompañan esa inflación, está el riesgo de que el pago de la cuota represente un porcentaje creciente en el ingreso del hogar.
Así que creo que el sueño de la casa propia está pero no se si tiene el peso que tenía en generaciones anteriores.
- ¿Cómo va a seguir tu investigación?
- En estos años estuve viendo cómo han crecido en el área metropolitana los patrones de urbanización, el desarrollo de barrios cerrados, los loteos de barrios abiertos, las tipologías en materia de tamaño del lote e infraestructura. Ahora me interesa poner la lupa en qué hacen los Estados provinciales para promover la vivienda. En Santa Fe, la política insignia es Nido vehiculizada por el Banco Municipal de Rosario. Pero la oferta de vivienda siempre va detrás de la demanda y la idea es echar luz sobre este fenómeno. Al mismo tiempo, para fines de este año y el año que viene, me interesa poner la lupa en los instrumentos de recupero de valorización inmobiliaria; lo que se denomina la plusvalía urbana: el Estado municipal habilita indicadores urbanísticos, ocupación y usos del suelo, alturas y eso reporta la posibilidad, para el propietario del suelo, de apropiarse de una renta extraordinaria. La pregunta es cómo intervienen los municipios en reclamar legítimamente una participación en esa renta y con ese dinero financiar obras y servicios de la ciudad.
- ¿La paralización del Procrear complicó el panorama para el acceso a la vivienda?
- No entró en la investigación pero está: estas últimas medidas vienen a acentuar un diagnóstico que no es satisfactorio. En Argentina, unos 3 millones de hogares tienen alguna manifestación de déficit habitacional, la mayoría de tipo cualitativo, para ampliar o incorporar una habitación para eliminar casos de hacinamiento.
Pero la política habitacional no formaría parte de la agenda del gobierno nacional y desde el momento en que el Estado se corre y las soluciones son muy costosas para los hogares, es probable que este déficit continúe y se profundice.
- ¿Te imaginás investigar dentro de 10 ó 15 años cómo la gente que se fue joven y con hijos pequeños a estas ciudades decide volver porque le queda más cómoda la cercanía con la capital, una vez que los chicos son mayores.
- En realidad, surge la necesidad de los hogares de hacer base en la ciudad. Entonces, quien puede alquila y, si no, se arman circuitos urbanos y se recala durante parte del día en la casa de un familiar para ocupar "tiempos muertos" entre salir del trabajo y buscar a los chicos de la escuela. Está la cuestión de volver, de tener algún lugar donde parar en Santa Fe mientras se vive afuera. En la gente mayor, el tema aparece por la cercanía con los efectores de salud: envejecer lejos de las áreas urbanas y con menos servicios disponibles es un problema. Por eso mucha gente prevé volver a la ciudad central.
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