Laura Tarabella: "La Universidad no puede perder el valor del juicio crítico"
"Las universidades son agentes de transformación", dice la hasta ahora decana de la Facultad de Humanidades y Ciencias que gobernará la UNL junto a la vicerrectora Liliana Dillon hasta el año 2030.
Laura Tarabella se convirtió en la primera rectora de la UNL. Hasta 2030 conducirá esa casa de estudios con Liliana Dillon. El binomio asumirá en marzo. Crédito: Flavio Raina
Fue un maratón de entrevistas el que atravesó Laura Tarabella desde el jueves a la tarde, cuando fue electa rectora de la Universidad Nacional del Litoral. No es para menos: es la primera mujer que tendrá ese rango en 106 años de historia de la casa de estudios. Como vicerrectora fue electa Liliana Dillon, cuestión que redobla la novedad. Ambas gobernarán la UNL hasta 2030.
Ese solo dato ya es noticia: la realidad que atraviesa el sector, la expectativa puesta en el debate del Presupuesto Nacional 2026, los dos años de conflicto para lograr una actualización del financiamiento universitario (con ley, veto, ratificación del Congreso y no aplicación del Ejecutivo), más la revisión constante de una oferta académica que se actualiza en un mundo cambiante, también pueden ser buenos títulos.
De todo eso habla la flamante rectora, aún en su despacho de decana de la Facultad de Humanidades y Ciencias, en la ciudad universitaria de El Pozo. La asunción oficial de ambas será a comienzos de marzo.
- Al cabo de tantas notas, ¿tenés voz todavía?
- Tengo voz.
- Y votos.
Muchos votos en realidad: Tarabella fue electa por 243 de los 247 sufragios emitidos en la Asamblea Universitaria. Un resultado contundente.
"Son momentos signados por emociones muy diversas que tienen que ver con un profundo agradecimiento a la comunidad universitaria que confió, pero particularmente al reconocimiento a un trabajo, una trayectoria, de la responsabilidad con la cual he asumido todas las funciones y roles que desempeñé y desempeño en esta universidad".
Su trayectoria se inició como estudiante en la entonces Facultad de Formación Docente en Ciencias (como se llama en un inicio la FUHC), fue dirigente estudiantil, auxiliar docente, profesora, directora de una carrera, directora de enseñanza de grado en el Rectorado, secretaria académica y decana.
"Desde cada uno de esos lugares me fui vinculando con todas las unidades académicas y los institutos de doble dependencia", dice, a la vez que define la FHUC como "muy plural y diversa", cualidad que "exige de manera permanente la búsqueda del consenso y del diálogo como una práctica política académica e institucional".
"En estos tiempos por los cuales estamos transitando, la escucha, el diálogo y los debates van a ser muy necesarios", reflexiona.
Laura Tarabella fue electa rectora de la Universidad Nacional del Litoral.
- ¿Cómo creés que tu formación como geógrafa aportó a esta manera de encarar la gestión?
- La Geografía es la disciplina que elegí para enseñar en el ámbito universitario y en la escuela secundaria (es docente del Comercial Domingo Guzmán Silva y en otras escuelas). Hace 25 años que soy docente y siempre enseñé Geografía.
Esta carrera, por sus propias características, me permitió la vinculación con otras disciplinas. Su objeto de estudio es el espacio geográfico, el territorio y cómo este se va transformando; qué sucede con las sociedades y cómo transforman el territorio y, a la vez, cómo el territorio hace que las sociedades generen formas y modos diferentes de actuar. Todo eso exige pensar en la multicausalidad y la multiescalaridad.
Asociar escalas diferentes para enseñar un tema vinculado a la Geografía me nutre para pensar también la gestión universitaria y la gestión en la facultad: no hay una única perspectiva ni una única mirada.
Entonces, cuando se piensa una política o una acción concreta, se tiene que reconocer que hay antecedentes y muchos actores que también dejaron su huella.
En un mundo que cada vez se mueve de forma más acelerada y donde el conocimiento se vuelve, tal vez, obsoleto de una manera más rápida, los desafíos tienen que ver con qué cuestiones permanecen y cuáles son las que hay que modificar o transformar para dar cuenta de las demandas y abordar los problemas actuales.
Tabarella, aún en su despacho de decana de la FHUC, dialogó con El Litoral. Crédito: Guillermo Di Salvatore
- Podríamos decir que estamos en un momento, en un lugar y en una situación social en el que es posible que una mujer sea electa rectora de la Universidad.
- Exactamente; y es producto de un trabajo que viene hace mucho tiempo. No surge de manera espontánea. Las sociedades fueron cambiando, los roles de la mujer se fueron modificando, y también las posibilidades de que asuman ámbitos de liderazgo.
Todo esto tiene que ver con lo que muchas mujeres hicieron, a veces en silencio y sin tanta visibilidad, pero bregando por condiciones de equidad, de igualdad de derechos y por habilitar espacios. Otras mujeres pudimos leer en esa clave y con capacidad, esfuerzo, compromiso y militancia, asumimos esos lugares.
Hoy me honra esta posibilidad de asumir la conducción de la UNL y ser la primera mujer rectora, pero reconozco en mí a todas las otras mujeres que habilitaron estos espacios; también a muchos varones que hicieron posible que las mujeres podamos asumir esta responsabilidad.
Si se analiza la matrícula de las diversas carreras universitarias, hay un predominio de mujeres en relación con los varones. Está presente el rol de la mujer en la ciencia, en la capacidad de liderar equipos de investigación y generar innovaciones tecnológicas. Pero en ciertos lugares de toma de decisiones más potente y en la cúspide de esas pirámides, vemos una menor cantidad de mujeres.
- Decís que la sociedad y el territorio están cambiando rápidamente. Lo vemos en la "aldea" que es nuestro barrio, en la ciudad y en el mundo. La academia, ¿está acompañando este desarrollo tan veloz?
- Lo acompaña, tal vez no con la velocidad de estos cambios o de estas transformaciones. Los tiempos de la academia no son, necesariamente, los de las transformaciones, porque exige mucha reflexión, mucho estudio, discusiones teóricas, debates y búsquedas de consensos que demandan otros plazos.
Entonces, otro de los desafíos es acercar los tiempos de la academia a los de una sociedad que cambia a un ritmo más acelerado. Allí están las transformaciones digitales, las tecnologías de la información y la comunicación que nos interpelan de forma permanente.
Y está la irrupción de la inteligencia artificial; el tema es cómo trabajamos con ella, cómo nos puede ayudar a mejorar los procesos de gestión, investigación y enseñanza.
Ahí considero fundamental hacer un análisis crítico y reflexivo con relación a estos avances. Porque si hay algo que la universidad no puede perder es el lugar y el valor del juicio crítico, que se forman aquí. ¿Qué implica ese juicio crítico? ¿Con qué valores? ¿Con qué compromiso ético? ¿Con qué responsabilidad social? Estas discusiones no las reemplaza ni un robot ni la inteligencia artificial.
Una de las misiones que tienen las universidades, más allá de formar profesionales en distintos campos del saber, es la formación de ciudadanas y ciudadanos críticos, capaces de ver la realidad que nos interpela y de generar propuestas superadoras para resolver esos problemas. Las universidades son agentes de transformación.
- No es un momento fácil para las universidades públicas. ¿Cómo imaginás el 2026 en materia presupuestaria, con una ley que está ahora en discusión en el Congreso?
- Son dos cuestiones: por un lado, el Financiamiento Universitario, que es ley y cuya implementación vienen reclamando rectores y rectoras de todo el país para recomponer situaciones de funcionamiento y salarios que estuvieron desacopladas, en virtud de las necesidades y las demandas actuales del sistema universitario argentino.
Por el otro lado está el tema del Presupuesto, que fue prorrogado dos veces luego de haber sido aprobado en 2022, con lo cual está mucho más desactualizado.
¿Cuáles son las ventajas de tener una ley de Presupuesto Nacional aprobado que incluya a las universidades? Que en un contexto de crisis e incertidumbre, vamos a tener mayor previsibilidad para planificar y definir las acciones y políticas prioritarias a fin de invertir los recursos, que siempre son más escasos que las necesidades.
El desafío es bregar por un presupuesto acorde a las necesidades para poder seguir sosteniendo las funciones sustantivas de nuestra Universidad.
Además, por ley está dado el rol indelegable del Estado de sostener el sistema público de nuestras universidades. Y, para quienes asumimos la responsabilidad de conducir, está la obligación de rendir cuentas de cómo utilizamos esos recursos.
La UNL siempre lo ha hecho y pasó por todos los procesos de auditoría interna y evaluaciones externas. Tenemos un Portal de Gobierno Abierto donde ponemos a disposición toda la información en materia de ciencia, tecnología y en enseñanza, tanto de grado o de pregrado como son las escuelas pre universitarias.
- Una vez que fuiste electa rectora, ¿de dónde llegaron los primeros saludos?
- Obviamente de mi familia, que no está acá. Yo vengo de una localidad del oeste de la provincia. A mí me gusta mucho marcar esta cuestión, porque tiene que ver no solo con mi origen, sino con un territorio que está signado por mucha perseverancia, mucho esfuerzo, que tiene que ver con la inmigración.
Mis bisabuelos vinieron, como los de muchos, de otro continente, Europa; en este caso particular, de Italia. De hecho, en la plaza de San Vicente, que es de donde soy, hay un monumento a los primeros que llegaron y que dieron vida a esa localidad. Y ahí están los nombres de mi bisabuelo materno que desempeñó la actividad agropecuaria, como mi abuelo materno. Mi papá, en cambio, fue trabajador de la industria metalúrgica; y me hermano sigue en esa actividad.
Entonces, cuando en los '90 tomé la decisión de venir a Santa Fe, no fue individual, sino parte de todo un esfuerzo familiar, en momentos en los cuales el sistema productivo estaba en crisis y los empleos no eran estables.
Hubo mucho esfuerzo familiar, de mi parte en dedicar las vacaciones a formar alumnos para que puedan rendir en la secundaria.
Entonces, fue mi familia de San Vicente, mis tíos de Córdoba, mis amigas de toda la vida. Y obviamente, la facultad de Humanidades, con tanto orgullo. Porque yo llego aquí también por esa facultad, que antes se llamaba Facultad de Formación Docente en Ciencias (que es como figura en mi título), y que siempre leyó en clave rupturista, y se animó a seguir proyectos, a ir por más.
Es un proyecto colectivo y lo veo como un reconocimiento aún mayor. Soy una mujer que proviene del interior, cuestión que no se había dado en la historia de los rectores que me antecedieron, porque la mayoría son nacidos en Santa Fe.
Además vengo del campo de las Humanidades y de las Ciencias Sociales, y de la educación, porque ante todo me defino como docente. Y soy, como la mayor parte de quienes eligen esta universidad, de una de las localidades de la provincia.