Los cuidados paliativos avanzan en Santa Fe con un nuevo capítulo: talleres gratuitos destinados exclusivamente a cuidadores, familiares o personas que acompañan a quienes transitan enfermedades crónicas o avanzadas.

La Agencia Provincial de Control del Cáncer lanzó un espacio gratuito de formación y contención para quienes cuidan a personas con enfermedades avanzadas. El programa busca brindar herramientas prácticas y apoyo emocional.

Los cuidados paliativos avanzan en Santa Fe con un nuevo capítulo: talleres gratuitos destinados exclusivamente a cuidadores, familiares o personas que acompañan a quienes transitan enfermedades crónicas o avanzadas.
La iniciativa, que se desarrolla en el viejo Hospital Iturraspe, reúne a profesionales del área y, sobre todo, a quienes cada día sostienen el cuidado en sus hogares, muchas veces en soledad y sin formación previa.

Los talleres surgieron como una necesidad detectada por los equipos que trabajan en cuidados paliativos en la provincia.
Según explicó Silvina Correa, de la Agencia Provincial de Control del Cáncer, “el acompañamiento de un paciente con una enfermedad avanzada suele recaer en un familiar que no siempre cuenta con herramientas para afrontar esa tarea”.
La propuesta —señaló— apunta a brindar información accesible, orientaciones prácticas y un espacio de escucha activa.
El viejo Iturraspe se convirtió en un punto de referencia para esta actividad. Allí, profesionales y cuidadores se reúnen periódicamente para compartir experiencias, dudas y estrategias para afrontar el día a día del cuidado paliativo en el hogar.
“Es fundamental desmitificar que los cuidados paliativos son solo del final de la vida”, remarcan desde la organización, una idea que fue repetida también por las especialistas entrevistadas. El objetivo es que el cuidador pueda acompañar desde una mirada integral, amorosa y sostenida.

Uno de los ejes centrales de los talleres es la idea de que el cuidado de otra persona implica, inevitablemente, un impacto emocional y físico sobre quien acompaña.
Patricia Libedinsky, psicóloga paliativista e integrante del equipo que coordina la actividad, destacó que muchas veces el cuidador “se deja para lo último”, priorizando de manera total las necesidades del paciente. Ese proceso, advierte, termina generando agotamiento, angustia y, en algunos casos, desgaste emocional profundo.
“Cuidar requiere sostén, y para sostener hay que tener a qué aferrarse”, repitió Libedinsky. Por eso, los talleres no se limitan a lo técnico o procedimental. También incluyen momentos de diálogo grupal, ejercicios de reconocimiento emocional y estrategias para identificar señales de sobrecarga.
La psicóloga insistió en que validar el cansancio del cuidador es parte del proceso paliativo: “No se trata de juzgar, sino de habilitar un espacio donde el dolor, la incertidumbre y la frustración también se puedan decir”.

Una de las conclusiones que más repiten las entrevistadas es que la red comunitaria es clave. Correa remarcó que los cuidados paliativos no se sostienen sin humanidad y sin comunidad.
Para ella, los talleres son un modo de materializar esa mirada: “Cada persona que cuida trae una historia, una carga emocional y una responsabilidad enorme. Estos espacios permiten alivianar ese peso, compartirlo y resignificarlo”.
Libedinsky coincidió y agregó que, en muchos casos, los cuidadores sienten culpa por no “hacer todo”, por cansarse, por enojarse o por sentir que no llegan a todo. “El taller habilita una palabra que en los cuidados paliativos es fundamental: permiso. Permiso para sentir, para pedir ayuda, para no poder con todo”, explicó.
La especialista aclaró que acompañar no es solo estar presente físicamente: también implica comprender los ritmos propios, los límites personales y las posibilidades reales de cada familia.
La experiencia del viejo Iturraspe está generando una respuesta positiva entre los participantes. Tanto Correa como Libedinsky aseguraron que el objetivo es ampliar la propuesta a más localidades y sumar nuevos talleres. Aunque el programa es reciente, las profesionales coinciden en que la demanda demuestra su necesidad.