Este lunes por la mañana, agentes policiales que patrullaban la zona céntrica de la ciudad detuvieron a un joven de 16 años en inmediaciones de Monseñor Zaspe al 3300. El menor fue sorprendido portando una mochila con diversos elementos cuya procedencia resultaba sospechosa.
Lo que en un principio fue informado como un hecho de daño a una barbería derivó minutos después en una acusación mucho más grave: el robo a la Escuela Particular Incorporada N.º 1304 Paz, Pan y Trabajo, ubicada en San Jerónimo 1352, a una cuadra y media de Casa de Gobierno.
La calificación legal provisoria del hecho es Robo, y el caso quedó en manos del fiscal de menores, Dr. Cecchini.
Mientras el personal de la Brigada Motorizada realizaba tareas en el lugar, se acercó una patrulla de apoyo que venía de entrevistar a la directora del colegio. La autoridad educativa reconoció los elementos hallados en poder del adolescente como pertenecientes a la institución, la misma que había sido blanco de un nuevo acto de vandalismo pocas horas antes.
Se trata del quinto ataque en lo que va del año, una situación que generó una profunda indignación y reclamo público por parte de toda la comunidad educativa.
Entre los elementos secuestrados figuran una pava eléctrica marca Liliana, una sandwichera Peabody, un termo gris, dos máquinas de cortar pelo (una azul y otra dorada), un estuche con fibrones, útiles escolares, mercadería y una mochila negra donde transportaba todo.
Una historia que se repite.
Una historia que se repite
Según indicaron voceros policiales, el adolescente detenido no es un desconocido para las fuerzas de seguridad. "Siempre es el mismo", confió una fuente con conocimiento de la causa.
La reiteración en los hechos cometidos y su corta edad vuelven a poner en discusión los mecanismos de contención y sanción aplicados frente a menores en conflicto con la ley penal.
Un joven de 16 años fue detenido con objetos robados de la institución.
El colegio sigue en alerta
Mientras tanto, la escuela continúa con los trabajos de reparación en aulas destrozadas y las clases siguen suspendidas. Las autoridades del colegio —que ya habían instalado rejas, reforzado puertas y tramitado proyectos de seguridad.
"Nos sentimos solas, muy solas. Hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance. Pero los hechos se siguen repitiendo, con más violencia cada vez", lamentaron.
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