Danilo Chiapello
Se llevaron máquinas y mercaderías por un monto superior a los 50 mil pesos. La policía tardó más de media hora en llegar al lugar.
Danilo Chiapello
“Voy a seguir por mis hijos y por mis nietos. Si no fuese por ellos, ya mismo vendo todo y cierro”, dice Benjamin con bronca y decepción luego de constatar que delincuentes saquearon su negocio.
Esta mañana el nombrado despertó de la peor manera cuando un vecino lo llamó por teléfono para avisarle que la puerta de su comercio (ubicado en Juan D. de Solís 1400, en el corazón de barrio San Lorenzo) estaba abierta. Que le habían ‘entrado’.
“Calculo que fue entre las 4 y las 5 de la mañana, porque un muchacho que trabaja en Vialidad pasó a las 5 y me dijo que la puerta ya estaba abierta. Después el vecino me llamó para que viniera”, comentó Benjamín en diálogo con El Litoral.
“Cuando llegué ya estaba el empleado mío esperandome. Era todo un desastre. Después llamamos a la policía pero como no venían tuvimos que repetir el llamado cuatro veces. Finalmente uno de mis yernos se fue en su auto particular a buscarlos. Demoraron más de media hora en venir.
Respecto de lo que le llevaron, el comerciante enumeró que “lo más costoso es que se llevaron la balanza y la cortadora de fiambre. Pero también se llevaron una cafetera; una panchera; termos; bolsos de viaje llenos de mercaderías; sidras; fernet; cajas de vino, etc. Todo esto a mí me significa un perjuicio mayor a los 50 mil pesos”, precisó.
Para concretar el robo, sus autores apelaron a una práctica tan añeja como efectiva: violentar cerraduras y candados. Una vez cumplido este paso lo que quedó fue arrasar con todos los elementos que encontraron en su camino.
Al parecer testigos ocasionales del suceso indicaron que durante la madrugada vieron salir del negocio atacado a unos menores cargando mercaderías. Pero lejos de intentar no llamar la atención, estos sujetos lanzaron amenazas contra los sorprendidos transeúntes.
“La policía durante el día anda, el problema es a la noche y durante la madrugada. Yo hice colocar faroles para iluminar pero nada sirve. Estos delincuentes son impunes. Roban para drogarse, lo que me llevaron lo cambian por ‘porquerías’ para drogarse”, dijo.
Al momento de evaluar los pasos a seguir, el comerciante rompió en llanto. “voy a seguir solo por mis hijos y mis nietos. Porque sino ya mismo vendo todo y lo cierro. Tengo problemas de salud y hace unos meses sufrí una desgracia familiar que me dejó devastado. Son demasiados golpes en poco tiempo y encima ahora esto”, cerró.