El lavado de pies con agua caliente, sal y bicarbonato es mucho más que un gesto de higiene. Se trata de una costumbre sencilla y accesible que puede convertirse en un verdadero mimo para el cuerpo, sobre todo después de una jornada intensa.
Esta práctica milenaria ayuda a relajar el cuerpo, eliminar toxinas y mejorar la circulación. Es ideal para aliviar el cansancio de las piernas y cuidar la salud de los pies.
El lavado de pies con agua caliente, sal y bicarbonato es mucho más que un gesto de higiene. Se trata de una costumbre sencilla y accesible que puede convertirse en un verdadero mimo para el cuerpo, sobre todo después de una jornada intensa.
Este baño casero tiene beneficios terapéuticos reales: favorece la relajación, mejora la circulación y contribuye al cuidado integral de los pies.
Sumergir los pies en agua tibia con sal gruesa y bicarbonato de sodio ayuda a aliviar la tensión muscular y estimular puntos clave del cuerpo que están conectados con órganos internos.
La planta del pie concentra muchas terminaciones nerviosas. Por eso, al relajar esa zona, se relaja todo el cuerpo. Además, este tipo de baño puede actuar como un detox natural, ya que la combinación de agua caliente, sal y bicarbonato favorece la apertura de los poros y la eliminación de toxinas.
La sal gruesa tiene propiedades antiinflamatorias, mejora la circulación y reduce la hinchazón. El bicarbonato, por su parte, ayuda a neutralizar los malos olores, suaviza la piel y puede prevenir la aparición de hongos, gracias a su leve acción antiséptica.
Para realizar este baño relajante en casa, solo se necesita un recipiente amplio, agua caliente (a temperatura soportable), media taza de sal gruesa y dos cucharadas soperas de bicarbonato de sodio.
Se recomienda sumergir los pies durante unos 15 a 20 minutos, en un ambiente tranquilo, preferentemente por la noche. Se puede potenciar el efecto agregando unas gotas de aceite esencial de lavanda o menta.
Al finalizar, es importante secar bien los pies, especialmente entre los dedos, para evitar la humedad. Luego se puede aplicar una crema hidratante para mantener la piel suave y nutrida.
Este baño puede repetirse dos o tres veces por semana. No está contraindicado, aunque en personas con heridas abiertas, infecciones o diabetes se recomienda consultar previamente con un profesional de salud.
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