En tiempos en que la alimentación saludable cobra cada vez más protagonismo, convertir un plato tradicional en una versión más liviana sin perder su esencia es un desafío.

Descubrí cómo transformar las clásicas milanesas de pechuga en una opción más ligera y nutritiva, usando avena como rebozado. Una receta ideal para cuidar la salud sin renunciar a la textura crocante y el sabor irresistible.

En tiempos en que la alimentación saludable cobra cada vez más protagonismo, convertir un plato tradicional en una versión más liviana sin perder su esencia es un desafío.
La avena se destaca por sus múltiples beneficios: es fuente de fibra, proteínas y minerales esenciales como hierro y magnesio; además, no contiene gluten, lo que la convierte en una opción segura para celíacos
Comparada con el pan rallado, aporta mayor saciedad y un perfil nutricional superior sin resignar crocancia ni sabor.

Ingredientes (para 4 porciones):
4 pechugas de pollo fileteadas
2 huevos
1 taza de avena en hojuelas o procesada (según la textura deseada)
Sal, pimienta, ajo en polvo, orégano y cúrcuma (opcional)
Acondicionar el pollo: Salpimentar los filetes al gusto y reservar.
Batir los huevos: En un bowl, batir los huevos y añadir las especias elegidas.
Preparar la avena: Si se busca un empanado fino, procesar la avena hasta obtener una consistencia similar al pan rallado. Si se prefiere una textura rústica, usar las hojuelas enteras.
Empanar: Pasar cada filete por el huevo condimentado, luego por la avena, presionando ligeramente para que se adhiera bien

En sartén antiadherente: con un chorrito de aceite, cocinar a fuego medio hasta que ambas caras estén doradas y la avena crujiente.
En horno: precalentar a 200 °C y cocinar unos 20 minutos, dando vuelta a la mitad de la cocción.
En freidora de aire: rociar con aceite en spray y cocinar unos 15–20 minutos, según el grosor.
Sin harinas refinadas: al eliminar pan rallado y harina, se evita el consumo de carbohidratos simples.
Aporta fibra y proteínas: la avena incrementa el valor nutricional y genera saciedad
Textura y sabor: logra una costra dorada y crujiente sin perder suavidad interna.
Versatilidad culinaria: puede adaptarse a pescados, vegetales o tofu y admite distintas combinaciones de especias y condimentos.
La preparación de milanesas con avena en lugar del rebozado tradicionales no solo reduce las calorías (una porción aporta entre 300 y 400 kcal, dependiendo del método de cocción), sino que también favorece la integración de cereales integrales a la dieta. Además, la avena absorbe menos aceite, especialmente cuando se utiliza horno o airfryer.
Variá el rebozado: mezcla avena con semillas de chía o sésamo para un sabor distinto.
Espesá con queso rallado (como parmesano o reggianito) si buscás una capa extra crujiente y dorada.
Incorporá hierbas frescas (perejil, cilantro, albahaca) para aromas vibrantes.
Usá avena certificada "sin TACC" para asegurar seguridad en dietas para celíacos.
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