En los días próximos a lluvias o fríos intensos, es frecuente que aparezca rigidez y dolor en las rodillas y otras articulaciones. Esta percepción no es un mito, sino un fenómeno vinculado a variaciones en la presión atmosférica y la humedad.
Muchas personas sienten molestias en las rodillas cuando llegan los días fríos o lluviosos. La ciencia relaciona esas dolencias con cambios en la presión atmosférica, aunque la percepción varía de persona a persona.
En los días próximos a lluvias o fríos intensos, es frecuente que aparezca rigidez y dolor en las rodillas y otras articulaciones. Esta percepción no es un mito, sino un fenómeno vinculado a variaciones en la presión atmosférica y la humedad.
Presión barométrica: Cuando baja, los tejidos periféricos tienden a expandirse y pueden presionar las articulaciones
Líquido sinovial: Este fluido, que lubrica las articulaciones, puede volverse más viscoso con el frío, lo que incrementa la fricción interna y provoca rigidez
Factor humedad: Aumenta la rigidez y refuerza la sensación de dolor .
Aunque la relación exacta aún se debate entre la comunidad médica, hay consenso en que quienes tienen artrosis, artritis reumatoide o antecedentes de lesiones son más proclives a notar estos efectos. Por otro lado, aspectos como el estado de ánimo, nivel de actividad física y la sensibilidad individual también influyen en la percepción del dolor
Aunque no podemos controlar el clima, sí podemos adoptar medidas para mejorar el bienestar articular:
1. Movimiento adaptado y ejercicio moderado
Mantenerse activo es crucial: caminatas suaves, estiramientos, natación o yoga ayudan a lubricar las rodillas, disminuyen la rigidez y mejoran la circulación
2. Abrigo y calor local
Usar rodilleras térmicas o aplicar compresas calientes puede relajar los músculos periarticulares y disminuir la sensación de frío.
3. Consulta médica oportuna
Si el dolor es constante, se acompaña de hinchazón, enrojecimiento o limita la movilidad diaria, conviene consultar a un profesional. Podrían ser necesarias sesiones de fisioterapia o ajustes en el tratamiento .
4. Hidratación y dieta antiinflamatoria
Un adecuado consumo de agua favorece la elasticidad de los tejidos. Asimismo, alimentos ricos en fibra, antioxidantes y colágeno pueden ayudar a fortalecer las articulaciones a largo plazo
5. Apoyo extra en días difíciles
El uso de bastones, almohadillas suaves o incluso ejercicios en el agua —como hidroterapia— aporta soporte extra y reduce la carga sobre las rodillas
El dolor de rodillas en épocas de frío o humedad no es únicamente un malestar pasajero: responde a cambios físicos en el organismo que afectan, sobre todo, a quienes tienen historial de problemas articulares.
Aunque no se pueda cambiar el clima, sí es posible actuar: movimientos conscientes, calor localizado, hábitos saludables y atención médica oportuna son la mejor defensa.
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