Enrique Cruz (h)
Colón ganó dos partidos, empató dos y perdió uno. Los números cierran ahí nomás, pero cierran. Se hizo relativamente fuerte de local y estuvo a punto de ganar en Jujuy. Muchos creemos en la necesidad de que el equipo aprenda a jugar 20 metros más adelante de lo que lo hacía en Primera.
Aquél libreto —perfectamente interpretado y efectivo— sirvió para una determinada circunstancia y frente a una gran mayoría de rivales que salieron generalmente a atacar. Ahora, cambió el torneo, cambiaron los rivales y también debiera cambiar Colón. Lo hizo en una parte del encuentro ante Chicago y también trató de lograrlo con Guaraní Antonio Franco. El partido con Chicago fue el mejor, con Aldosivi fue el peor y el otro día no jugó bien, pero goleó en siete minutos. Cuando el partido se le abrió (con el gol de Curuchet), llovieron los goles como las piedras esta mañana en Santa Fe. Y si seguía diez minutos más, seguro que el marcador se ampliaba.
La discusión es: ¿se podrá esperar que Colón juegue a otra cosa con Osella?. Y no se trata de una crítica sino de un análisis de la realidad. Osella es un tipo inteligente, laburador, que le sacó jugo a las piedras y casi logra un milagro en Primera. Se equivocó en este torneo al desarmar una defensa que le estaba rindiendo. Justo en el lugar que menos complicaciones traía, porque ese orden extremo y esa planificación cuidadosa de los detalles, hacía que lo defensivo no sea jamás un déficit con Osella como entrenador. Pero al margen de estos dos partidos (Aldosivi y Guaraní), Colón es un equipo que defiende bien. Y habrá que volver a las fuentes.
La cuestión pasa por lo otro, por lo estratégico, por elegir el lugar en dónde pararse, los caminos para atacar y los intérpretes ideales para el libreto. Colón hoy tiene un enganche (Ramírez) que antes no tenía; un jugador dotado técnicamente (Llama), con experiencia, pausa y buena pegada; sumó delanteros, que antes no tenía; potenció a Villarruel, disimuló con Poblete y Leys la ida de Videla y Meli, etcétera. Pero el libreto sigue dando resultados eficaces cuando los espacios se agrandan en el campo rival. La verticalidad, la rapidez para pasar de posición defensiva a ofensiva, fueron fundamentos repetitivos bajo la conducción de Osella. Es el libreto que el técnico pregona y que trata de inculcar. Tiene jugadores para otra cosa, pero, ¿le servirá?, ¿hará realidad un cambio de libreto?. Por ahí, la cosa pasa por recuperar la solidez defensiva que lo distinguió y amalgamar un estilo en el que los jugadores y el técnico se sientan cómodos. Por más que no guste ni brille tanto.