En línea con directivas internacionales, varios destinos del país y la provincia trabajan para asegurar que todas las personas puedan acceder a espacios de recreación sin tener que sortear límites. Salvo los que imponen el deseo, la planificación... y el presupuesto.
En esta parte del mundo, el nuevo año es sinónimo de verano. Y verano es igual a vacaciones. Para buena parte de la población, vacaciones equivale a un viaje, una escapada, un paseo de fin de semana. En cualquier caso, la organización de esa travesía estará condicionada por nuestros deseos, disponibilidad y presupuesto.
Para una persona con discapacidad, la ecuación puede ser más complicada de resolver y es muy probable que a la hora de elegir una locación tenga que incluir en la balanza la existencia o no de rampas, sanitarios adaptados, señalética en Braille, guía en lengua de señas. En definitiva, antes de decidir tratará de asegurarse de disfrutar del destino elegido sin límites, más allá de los que impone el bolsillo.
De eso se trata el turismo accesible, concepto en el que se viene trabajando a nivel internacional, en el país y la provincia, y que remite, en primera instancia, a personas con discapacidad, pero involucra a una población mucho más grande: adultos mayores, familias con niños pequeños, mujeres embarazadas o toda persona que esté atravesando, por ejemplo, un traumatismo. "Por donde pasa una silla de ruedas pasamos todos" sintetiza Laura Suasnábar, referente de Calidad de la Secretaría de Turismo de la provincia.
Por eso, "cuando se piensa en la construcción de un hotel o el desarrollo de un destino lo hacemos desde esta lógica y pensamos en un turismo para todos", señala la funcionaria que tiene una larga trayectoria en la materia. La afirmación va en línea con la Organización Mundial del Turismo (OMT) que en 2019 creó la distinción internacional "Destino de Turismo Accesible" en conjunto con la Fundación ONCE. El objetivo es "reconocer y promover destinos turísticos accesibles que se esfuerzan para que cualquier turista pueda disfrutarlo, independientemente de sus capacidades físicas, sensoriales o cognitivas".
De los resultados obtenidos hasta ahora por la provincia y de lo que falta por hacer habla Suasnábar.
En línea con el mundo
A mediados de diciembre, la funcionaria participó del ciclo organizado por el Ministerio de Turismo y Deporte de la Nación para difundir las acciones que lleva adelante la provincia en la aplicación del programa Directrices de Accesibilidad que se hizo en las ciudades de Rosario y Santa Fe para acompañar a prestadores (alojamiento, agencia de viaje, restaurantes) en el cumplimiento de requisitos para eliminar barreras, tanto arquitectónicas como actitudinales "que son las más difíciles", aclara.
En ambas ciudades se desarrolló un trabajo muy importante que involucró la capacitación de todo el personal que participa de la actividad turística, desde mozos hasta guardavidas. Una tarea que la encuentra a menudo junto con Gabriela Bruno, subdirectora de Accesibilidad y Derechos para las Personas con Discapacidad de la Municipalidad santafesina.
- ¿Cuáles son esas experiencias concretas?
- En la provincia creamos programas propios como 3 Soles, junto con el Ministerio de Medio Ambiente; con Inclusión donde en ese momento estaba Gabriela Bruno, y el Ministerio de la Producción a través de la secretaría de Turismo. Lo que se hacía era acompañar a playas y balnearios de la provincia en tres variables: la cuestión ambiental, la seguridad y la accesibilidad. El de Romang fue el primer balneario distinguido por este programa que otorga un sol a medida que se van cumpliendo los requisitos. Si una persona con discapacidad accede a este predio puede disfrutar de las instalaciones y de la silla anfibia. También se trabajó en esta línea con el balneario de San Javier.
La tarea es más amplia que la entrega de elementos: también se trabaja con guardavidas para establecer cómo evacuar o rescatar a una persona sorda o ciega.
El balneario de La Florida, en Rosario, es otro ejemplo a imitar y del cual aprendimos mucho.
Otro programa propio es el de certificación de fiestas: en la provincia tenemos más de 350 fiestas populares y junto con la ASSAl creamos una certificación. Ellos observan la seguridad alimentaria y nosotros, desde Turismo, capacitamos al personal en la calidad del servicio y la accesibilidad. Si alguien va a la fiesta de la Bagna Cauda en Humberto Primo, observa los resultados. El objetivo es que la fiesta sea para todos.
Cuando uno piensa en hacer un viaje, imagina dónde quiere ir, hasta dónde le da el bolsillo,la disponibilidad de tiempo. Y nosotros quisiéramos que esas sean las mismas preguntas para todos. Pero a veces las preguntas son "¿podré entrar?, ¿podré hacer la excursión?, ¿podré utilizar los baños?".
- ¿Hay algún destino cien por ciento accesible en el país?
- En la Patagonia se trabajó muchísimo; también en Neuquén. En Misiones, el Parque Nacional Iguazú es un ejemplo para imitar. Se pueden eliminar las barreras arquitectónicas pero si el personal de turismo no está capacitado, también va a ser difícil; y allí lograron incorporar el lenguaje de señas, adaptar los circuitos, y que los planos y maquetas también sean accesibles para personas ciegas o con baja visión.
Una construcción de 15 años
Laura Suasnábar egresó en 2005 del Instituto Sol y su tesis fue sobre Turismo para personas ciegas y disminuidas visuales. "En aquel momento, recuerda, había pocos documentos en relación con este tema: Europa siempre estuvo muy avanzada en la temática pero no había mucho desarrollo en la Argentina".
Por eso tiene tanta relevancia "que las provincias estén hablando de turismo accesible y que se hagan capacitaciones. En aquel momento me costó encontrar información acerca de cómo adaptar un circuito para una persona ciega y hoy estamos con un gran avance en ese sentido. Insisto en que aún nos falta muchísimo pero hay que abrir la cabeza y conocer sobre el tema".
Pitsa
El Programa de Innovación Turística Santafesina (Pitsa) permitió capacitar a referentes de 90 municipios y comunas con un cursado de tres meses sobre desarrollo de los destinos de recreación, y uno de los primeros temas que se propuso para lograr la empatía con una persona con discapacidad visual fue salir a la calle con los ojos vendados y descubrir las barreras (arquitectónicas y de las otras) con las que se enfrentaba. Una experiencia particularmente sensibilizadora, de la que participaron mozos, personal de limpieza y empleados de hoteles.
Protocolo pionero
En un año atravesado por la pandemia, "protocolo" fue la palabra más escuchada y la acción más necesaria. Aún con la circulación restringida en todo el país para mantener bajo control los contagios y, por lo tanto, sin actividad turística, hubo que pensar en un protocolo para hoteles que siguieron abiertos para alojar a personas exceptuadas del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio.
Ese fue el primero ideado por turismo. El segundo fue para la atención de turistas con discapacidad en tiempos de Covid. "No había en el país un documento similar y, de hecho, el nuestro fue tomado como modelo aunque se tendrá que modificar con la evolución de la pandemia", reconoce Laura Suasnábar.
Fue un paso muy importante para cumplir, una vez más, con la consigna de pensar en todos; también en una persona con discapacidad auditiva a quien el barbijo en un rostro ajeno la priva de leer los labios; o en otra que se moviliza en silla de ruedas para establecer cómo es la sanitización al ingresar a un lugar público.
Las recomendaciones para el trato y la atención a personas con discapacidad en el sector turístico de la provincia ante Dengue y Covid-19 se pueden consultar en el portal de la provincia: santafe.gob.ar, coronavirus, protocolos, Turismo.