“El poder educativo del karate”: la propuesta para integrar esta disciplina a todas las escuelas del país
El seinsei Luis Vázquez, junto a Héctor Maroli, presenta un libro que busca incorporar el karate como parte de la currícula de Educación Física. Asegura que la disciplina no solo favorece la salud física, sino que desarrolla valores fundamentales para la convivencia: respeto, autocontrol, no violencia y autoestima.
El maestro Carlos, autor de “El poder educativo del karate”, en una de las instancias de capacitación que impulsa para integrar la disciplina al sistema educativo argentino. Foto: Manuel Fabatía.
El karate podría convertirse en una herramienta pedagógica clave dentro de las escuelas argentinas. Así lo sostienen los maestros que acaban de presentar El poder educativo del karate, un libro que propone integrar esta práctica marcial a la currícula de Educación Física en todos los niveles. La obra, escrita por el sensei Luis Vazquez y Héctor Maroli, busca recuperar la esencia formativa del karate y adaptarla a las necesidades actuales del sistema educativo.
“Queremos generar una propuesta concreta para incorporar el karate a todas las escuelas del país. Esta disciplina aporta bienestar físico, salud y valores fundamentales para los niños y adolescentes”, señala el maestro.
El karate, explica, se sostiene sobre una base ética sólida: disciplina, autosuperación, respeto, cortesía, no violencia y seguridad personal. “La autoestima es un valor central. Los chicos aprenden a confiar en sí mismos y en su capacidad de progresar”, describe.
La práctica también se organiza en tres áreas formativas:
Psicomotriz: coordinación, reflejos y percepción corporal.
Sociomotriz: vínculo con el otro, trabajo en equipo, combate reglado, juegos grupales.
Orgánico-funcional: desarrollo cardiovascular, respiratorio y muscular.
“Todo está atravesado por los valores. Esa es la diferencia entre entrenar un deporte y formar personas”, afirma.
Desafíos ante la nueva realidad social
El contexto actual, marcado por sedentarismo, uso intensivo de pantallas e inseguridad que limita el juego al aire libre, exige —según el sensei— reforzar propuestas que promuevan movimiento, salud y convivencia.
El sensei Luis Vázquez durante su visita a Santa Fe, donde compartió entrenamientos y formación con Karate-Do Kodokan Santa Fe. Foto: Manuel Fabatía.
“La sociedad necesita personas con capacidad de diálogo, respeto y trabajo comunitario. El karate puede ayudar a formar esos perfiles”, plantea.
Pero para que el ingreso a las escuelas sea viable, la disciplina debe hablar en términos pedagógicos: “Si le hablamos a un docente en japonés, no nos entiende. Por eso el libro castellaniza conceptos y los adapta para el mundo educativo argentino”.
La respiración como herramienta para toda la vida
Uno de los aportes más poderosos del karate —destaca— es la educación de la respiración. “No solo sirve para sostener esfuerzos físicos. Los chicos aprenden a equilibrar sus emociones, regular el estrés, enfrentar el temor, la angustia o la agitación. La respiración acompaña toda la vida”.
Karate-Do Kodokan Santa Fe, la escuela anfitriona del encuentro, durante una de las prácticas que reflejan el enfoque formativo y pedagógico que promueve el libro. Foto: Manuel Fabatía.
Recuperar el sentido original: del espectáculo a la formación
El libro también busca corregir la mirada difundida por el cine y los medios, que popularizaron al karate como un arte de combate. “Antes de la Segunda Guerra Mundial, en Okinawa, el karate era una actividad formativa en las escuelas. No nació como espectáculo ni como práctica violenta. Queremos recuperar ese espíritu y hacerlo parte de nuestra cultura”, sostiene.
La propuesta ya genera interés en docentes, instituciones deportivas y comunidades educativas que buscan nuevas herramientas para promover bienestar, hábitos saludables y valores en las infancias.