Ignacio Pueyo
Ignacio Pueyo
Todos aquellos arqueros que en los últimos 20 años hayan vestido la casaca rojinegra recordarán con alegría a Manolo Porpato. Sin embargo, lo que tal vez no todos saben es que su llegada se dio de una manera poco esperada, casi por casualidad.
"Yo iba a cumplir 40 años. Voy a jugar contra Colón uno de mis últimos partidos en Las Flores II, el club donde me retiré porque mi familia vive al lado de la cancha. Cuando voy entrando a la auxiliar de Colón (el ex estadio Sergio Verdirame) me pararon en la puerta dos dirigentes sabaleros muy importantes que había en esa época: Perezlindo y Bucci. Cuando entro, antes que me quieran cobrar la entrada les digo que soy jugador de Las Flores. Y uno de los dos me hace una broma diciéndome 'Si, y yo soy el hijo de Menem'. Así me dijo, entonces yo le señalé: 'discúlpeme, yo no lo conozco, pero cuando salga el equipo a la cancha mire el arco, y se va a dar cuenta de que yo no miento'. Jugamos el partido, para colmo les ganamos 4 a 0 y cuando voy saliendo me paran de vuelta en la puerta los dos: '¡Discúlpeme, yo no sabía!' me dijeron. Nos pusimos a charlar y les conté que eran mis últimos partidos en Liga Santafesina porque estaba próximo a cumplir 40 años, ya no podía seguir ese ritmo, tenía otras ocupaciones. Y me dijeron si no me gustaría entrenar arqueros en el club Colón. 'Me encantaría, soy fanático de Colón' les contesté. Así que presenté un currículum y en diciembre ya estaba trabajando en el club" contó Porpato, 20 años después de aquella anécdota.
Atrás había quedado su enorme racha en el año 93 atajando para San Cristóbal: Nada menos que 17 partidos seguidos con la valla invicta, una rueda entera. "Para esa época fue un logro muy importante", recuerda. Para esa época y para cualquier otra, sin dudas.
Por otra parte, también destaca las grandes diferencias entre atajar durante aquellos años y el momento actual de los arqueros. El juego con los pies se volvió una parte fundamental dentro de la anatomía futbolística del golero. "Hoy nosotros tenemos que dedicarle un 30 ó 40% de una práctica a los trabajos con los pies. Tuvimos que incorporar incluso un lugar adecuado para que el arquero pueda tener referencias con el pie, tanto derecho como izquierdo", señala Porpato.
-Viste pasar arqueros de todo tipo en este tiempo en Colón.
-De todas las edades y de todos los colores. El tema de nosotros es un caso un tanto atípico en el fútbol argentino: en Colón en los últimos 15 años hubo muy pocos arqueros. Si tuvimos seis arqueros creo que es mucho. Son hechos destacables, porque uno se acuerda de Leo Diaz, que jugó como 400 partidos seguidos. Diego Pozo también fue un orgullo, hasta jugaba lesionado para no faltar. Todos te preguntan: ¿Por qué no llegan arqueros a Primera? Y es muy difícil para los chicos insertarse en un equipo cuando el arquero titular te juega los 26, 28 partidos del campeonato sin resfriarse un día. El caso más resonante para mí fue Marcos Diaz. Lo tuve desde los 12 años hasta los 20 que llegó al plantel profesional. Marcos es un hijo para mí. Él no tuvo la suerte de estabilizarse en el plantel, de tener muchos partidos.
-No tuvo la oportunidad en Colón, pero por sus enormes condiciones pudo triunfar en otros lados.
-Ese es otro problema. Yo creo que lamentablemente el público no les tiene mucha paciencia a los chicos de las inferiores, ya sean arqueros o jugadores. El caso de Marcos es puntual. Él tuvo que irse a otro lado para triunfar y ser lo que es hoy. También Andrés Mehring, que fue arquero de una selección juvenil en un Mundial, y hoy está en Uruguay y le va muy bien.
Porpato se deshace en elogios con los arqueros surgidos de las inferiores de Colón en la actualidad. Tanto con los que ya están en Primera, como Chicco y Hass, como con los que ya asoman desde Reserva: Masuero y Enrico.
En este sentido, el entrenador explica que estamos hablando de uno de los puestos más importantes del equipo. "No más difícil, porque no creo que haya que tomarlo así. Es uno más adentro de los once, con una responsabilidad mayor, no lo podemos negar. Y soy un convencido de que es el que tiene que estar más concentrado, no sólo para atajar, sino también para ordenar, para mandar" detalla Manolo.
-Y a los arqueros en particular, ¿cómo crees que los puede influir este parate del fútbol?
-Ahí sí te puedo decir que el arquero lo va a sufrir más a este parate. Le va a costar más porque nosotros tenemos en el club muchos chicos que son del interior. Tenemos pocos arqueros que son de Santa Fe capital. Esos chicos del interior no tienen las posibilidades técnicas o tal vez económicas para hoy estar en su pueblo entrenando con un entrenador de arqueros específico. Entonces lo que están haciendo es la parte física con los profesores, y la parte técnica con nosotros a través de videos, charlas por videollamada, pero no es lo mismo. Acá los chicos tienen todos los elementos, los entrenadores de arqueros específicos para ellos. Entonces tal vez a los arqueros sea a los que más les cueste entrar en ritmo de competencia. No sólo se tienen que poner bien físicamente, sino que tienen que hacer un trabajo específico. Ojalá esto se normalice lo antes posible, nosotros no vemos la hora de volver al club y trabajar en cancha con los chicos.