Buscar sentido es una tarea profundamente humana. Es preguntarse por el para qué de las acciones, integrar pensamiento, sensibilidad y compromiso, y reconocer que el aprendizaje se construye con otros. En esa trama de vínculos y experiencias se revela la vocación, entendida no solo como una elección profesional, sino como una búsqueda compartida de plenitud.
Esa es la inspiración que anima a la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF) y a Scholas Occurrentes a impulsar la Universidad del Sentido, una propuesta educativa que invita a repensar la formación universitaria como un camino integral. De este modo, aprender deja de ser sinónimo de acumular conocimientos, para convertirse en una experiencia que une mente, corazón y manos, con la mirada puesta en el otro y en la transformación del entorno.
La Universidad del Sentido es una experiencia que une mente, corazón y manos, con la mirada puesta en el otro y en la transformación del entorno.
"El sentido se construye en los vínculos"
La iniciativa se enmarca en la Cultura del Encuentro promovida por el Papa Francisco, quien propone "aprender a pensar lo que se siente y se hace; hacer lo que se siente y se piensa; y sentir lo que se hace y se piensa". Esa dinámica integradora constituye la base de una educación con sentido, que forme personas capaces de transformar la realidad desde la empatía, la cooperación y el compromiso.
El vicerrector Académico de la Casa de Estudios, doctor Guillermo Kerz, reconoce que la universidad, por definición, es una sociedad del conocimiento, pero puntualiza que para que éste sea pleno debe estar dotado de sentido. "Dentro de la vida universitaria, el sentido se construye a partir de los vínculos: es lo que permite que cada estudiante, docente, no docente y cada integrante de la comunidad encuentre un propósito que de forma a su vida", valoró.
Desde el convencimiento que el sentido comienza en el encuentro, en la mirada que reconoce al otro, en la escucha que abre caminos, la Universidad del Sentido propone volver a poner el vínculo humano en el centro de la vida universitaria.
Salvador, estudiante de Ciencias de la Comunicación, participó del primer encuentro realizado en la UCSF, y compartió: "El diálogo, desde lo humano y desde lo emocional que se generó con los alumnos y docentes allí presentes me pareció más que fructífero y necesario para esta universidad. Se habló del encuentro, de cercanía, de trascender el aula, de formar vínculos afectivos que verdaderamente formen conocimiento y profesionales comprometidos con su ambiente y con el otro".
"En el ámbito universitario, vivir la Universidad del Sentido significa pensar más allá de uno mismo y de la propia carrera: reconocer que el camino académico no solo transforma mi vida, sino que también puede transformar la vida de mi comunidad. Se trata de convertirnos en una comunidad compasiva, capaz de ponerse en el lugar del otro", resaltó Kerz.
La Universidad del Sentido propone volver a poner el vínculo humano en el centro de la vida universitaria.
Redescubrir la vocación
Por su parte, el vicerrector de Formación, presbítero José Luis Ayala, destacó que "en tiempos en los que parece necesario volver a buscar el sentido de nuestras acciones, proponemos que los estudiantes reflexionen sobre qué hacen, cómo lo hacen y para qué lo hacen; alejándose de una visión meramente utilitarista de la educación, para proyectar una vida que no sea una mera acumulación de actos y actividades".
Ayala enfatizó que esta mirada no depende únicamente de la fe, sino del encuentro real con los demás: "Allí uno se descubre a sí mismo. En esa relación se da la posibilidad de realización plena y auténtica. La Universidad del Sentido busca precisamente eso: ayudar a descubrir que, más allá de los contextos cambiantes, hay algo esencial y permanente en cada persona. Queremos formar personas que hagan de su vocación un servicio".
Pensar con la mente y el corazón
La primera jornada de la Universidad del Sentido realizada en octubre, reunió a la comunidad universitaria de la Católica en una experiencia que trascendió lo académico: un espacio para detenerse, compartir y convivir, donde el aprendizaje se dio desde el juego, la reflexión y la escucha. Para Virginia, una de las estudiantes que participó "fue un momento de mucho impacto, con actividades que me sacaron de mi zona de confort y que fueron fructíferas".
Desde la mirada docente, Pablo Petroni, destacó la "oportunidad para reflexionar sobre conceptos como ver y mirar, oír y escuchar, entender y comprender, para abordar la pregunta por el 'quién soy'. Recorrimos nuestra propia historia y cómo llegamos hasta hoy, para poder proyectar hacia dónde queremos ir, cómo y por qué".
Lo descartado, la belleza, el vacío, el encuentro y la comunidad, explorando distintas maneras de mirar la realidad y reconocer lo esencial en cada persona, fueron los temas trabajados en el primer encuentro.
"Lo que más quedó en los jóvenes fue la ampliación de la mirada: abrir el horizonte personal y mirar más allá de lo inmediato. También emergió con fuerza la alegría, el redescubrimiento de la alegría de lo que están haciendo", destacó finalmente Ayala.
Con ilusión esperanzada por este camino que comenzó en la Universidad Católica de Santa Fe, pero que está llamado a ser construido, enriquecido y transitado por todas las instituciones de educación superior, Kerz enfatizó que "la inteligencia y la racionalidad son fundamentales, pero deben ir de la mano del corazón. Cuando lo que sabemos lo ponemos en práctica con y para los demás, ahí es donde el conocimiento cobra verdadero sentido".