Viernes 5.8.2016
/Última actualización 16:57
La presencia de un animal en la casa suele agregar a todos los miembros de la familia. Sin embargo, cuidar de ellos es cosa seria. Desde la alimentación hasta la disposición de un espacio físico adecuado, pasando por la necesidad de que haya una persona a cargo, optar por “agrandar la familia” es toda una aventura.
Los perros de raza tranquila son una buena opción para las casas con chicos
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Además de las ganas, el contar con espacio físico y la disponibilidad de tiempo para jugar y hacerse cargo del perro, los especialistas también hacen hincapié en que al momento de decidir la incorporación de un animal a la familia es importante considerar el gasto (veterinario, vacunas, baños y alimentación); y también que esa especie y raza sea apta para la convivencia con chicos.
Asimismo, también es importante caer en el error de adquirir un perro, por ejemplo, pensando sólo en el animal como una herramienta “de guardia” o seguridad. Desde este punto de vista, es recomendable que el animal reciba instrucción y pueda responder a órdenes básicas, pero también disponga de tiempo para los mimos, el descanso y la recreación.
Aliados para la zooterapia
Cuando un niño con problemas de desarrollo o motrices comienza a jugar a la pelota con un perro, una vez que deja que el animal se le acerque y se dispone a disfrutar de sus caricias y demostraciones de afecto, el animal se siente gratificado y devuelve la atención disponiéndose a jugar con su compañero durante un tiempo prolongado.
Es por eso que la primera de las ventajas que la zooterapia o terapia con animales tiene es la asociación y el vínculo que se genera entre la persona afectada por algún tipo de trastorno y su amigo animal, que muchas veces logra lo que la terapia convencional no pudo hacer, que es romper un esquema fijo de comportamiento cerrado, muy característico por ejemplo de las personas con problemas de autismo.
“Al trabajar de esta forma, lo primero que se hace es analizar el patrón de comportamiento del chico y en base a eso se diseña un modelo psicoeducativo. Si el niño se contactó desde el principio con el animal, se hace foto en esa interacción; de lo contrario, se comienza a trabajar con el terapeuta. Lo que antes tardaba dos años, ahora, a través de los animales, se puede hacer aproximadamente en uno y medio. En ese tiempo los chicos mejoran en cuanto a la interacción y comunicación con el otro y, por ende, en cuanto a la socialización”, sentenció la licenciada Amelia Lorena, psicóloga quién se desempeña como coordinadora del equipo de zooterapia del Hospital de Niños Pedro Elizalde.
Algunos puntos a tener en cuenta:
Evalúe cuidadosamente las rutinas de la familia tales como el trabajo, la escuela, las actividades sociales y los viajes para elegir la mascota y la raza que mejor se adapte a su hogar y vecindario.
Conozca cómo interactuar de manera apropiada con su mascota. Para esto es fundamental informarse sobre los atributos y el temperamento del animal.
Controle la higiene, sobre todo cuando son los más chicos los que interactúan con el perro, el gato, el pajarito, los peces, la tortuga o el conejo.
Para la compra, elija lugares autorizados y de reputación.
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