A mediados de la década de 1940, las páginas del diario El Litoral presentaban una singular industria como “una nueva planta fabril que contribuye a estimular la dinámica y el progreso local y nacional”.
En 1944, la ciudad de Santa Fe comenzó a dar sus primeros pasos por la industria del caucho. El recuerdo con la cobertura del diario sobre un sector pujante por aquellos tiempos.
A mediados de la década de 1940, las páginas del diario El Litoral presentaban una singular industria como “una nueva planta fabril que contribuye a estimular la dinámica y el progreso local y nacional”.
Lo innovador de esta emergente industria era el origen de la máquina utilizada para la fabricación de machones, totalmente diseñada y armada en la ciudad de Santa Fe. Además, si tenemos en cuenta que el objetivo primordial de su invención fue superar un grave obstáculo por aquellos años: poder cubrir la demanda de neumáticos frente a la escasez mundial.
La Segunda Guerra Mundial tuvo un impacto decisivo en el desarrollo industrial de Argentina. El conflicto internacional provocó una interrupción de los flujos comerciales tradicionales y un bloqueo de importaciones, lo que obligó al país a sustituir productos importados por manufacturas locales.
Por otro lado, la prensa de curado de neumáticos en la década del cuarenta fue una innovación clave en la fabricación de neumáticos, revolucionando la producción de neumáticos duraderos y de alto rendimiento.
Esta máquina podía vulcanizar el caucho crudo dándole su forma final, aplicando calor y presión para unir el caucho con los materiales de refuerzo. El proceso mejoró la resistencia, elasticidad y durabilidad de los neumáticos.
Como mencionamos más arriba, la máquina que fabricaba “manchones” era resultado de la invención de un empresario local que además la construyó íntegramente en la ciudad. Dando inicio a una nueva industria en el interior del país y Santa Fe contaba con el mérito de ser la ciudad que fue asiento de la misma acrecentando su prestigio como centro importante de producción fabril.
Esta industria contribuyó a resolver positivamente el problema de la escasez de neumáticos, pero también a fabricarlos con óptima calidad según destaca la crónica periodística de la época. Prueba de esto, es el aporte fundamental para la puesta en marcha de esta novedosa industria.
Es decir, los “gomeros” de la capital santafesina aportaron la materia prima, aquellos viejos y usados neumáticos amontonados en sus talleres, a la vista de todos los vecinos, para que la nueva máquina pueda dar rienda suelta a la fabricación de los machones santafesinos.
Un detalle sumamente encantador de esta nota de archivo es el carácter de anonimato del santafesino que inventó la patente de esta novedosa máquina.
Se desconoce el motivo, surgen diversas explicaciones en la redacción que buscan comprender el porqué de su anonimato, la más firme hipótesis es que debido a la novedad de la máquina, el inventor debió resguardar su identidad hasta que se sepa del buen funcionamiento y la calidad del neumático que producía.
Lo que sí se sabe es que la sede de esta potente industria local estaba emplazada en calle Urquiza 3021 y el señor Ernesto Talpalar fue quien compró los derechos exclusivos para la utilización de dicha máquina en sus instalaciones.
Talpalar era un reconocido empresario local del neumático, por lo que su apuesta a esta nueva industria garantiza el porvenir de los “manchones” en todo el interior del país.
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