Martes 1.9.2020
/Última actualización 10:36
Casi no quedan chances de juicios contra la Argentina en Wall Street. Sólo 600 de los casi 66 mil millones de dólares quedaron afuera del canje. ¿Está la economía más sana que cuando asumió Alberto? Las comparaciones con el fracaso económico de la gestión de Mauricio Macri pueden servir como propaganda partidaria, pero no habilitan a sostener lo que afirmó Martín Guzmán. Ser eventual vocero del Instituto Patria no es lo mismo que ejercer el ministerio de Economía.
Los desafíos son dramáticos. Antes de gestionar una recuperación económica, el gobierno nacional debe negociar con el FMI por la deuda heredada en torno de U$ S 44 mil millones. La estrategia es una vez más dejar de pagar ahora y postergar obligaciones. El objetivo es inexorable; las condiciones son inciertas.
El país bajó sus obligaciones de pago a bonistas en unos U$ S 37,7 mil millones y obtuvo otro enorme éxito en la reducción de tasas del 7 al 3,07 %. Pero no hay tal cosa como un “ahorro”; es plata que la Argentina no tiene. Tampoco tiene recursos genuinos para cubrir los U$ S 27,7 mil millones de dólares de déficit fiscal primario que tendría este año según las estimaciones de mercado que evalúa el Banco Central (REM). Allí se pronostica una caída del 12 % del PBI y una inflación del 40 % en un país sin paritarias.
En julio hubo 3,9 millones de argentinos que compraron dólar ahorro; en agosto la cantidad subió a 5 millones de compatriotas que “fugan” lo poco que pueden a falta de moneda nacional. Los que no se van del país, huyen de la moneda sospechando un nuevo precipicio devaluatorio.
Sólo en agosto las reservas del Banco Central cayeron U$ S 1050 millones; apenas quedarían unos U$ S 4 mil millones de libre disponibilidad. La balanza comercial muestra saldos positivos, pero siempre a costa de menor actividad. Mientras Alberto acompañaba a Cristina en el anuncio del exitoso canje, las acciones argentinas en Wall Street caían.
Según el Observatorio de la Deuda Social, gracias a la sucesión de más de 4 cuarentenas medievales para enfrentar la pandemia, hay 1.050.000 nuevos desempleados y la desocupación pasó del 10,4 % en el primer trimestre a 15,5% promedio en abril-mayo-junio. El país está entre los 10 con más contagios en el mundo; el presidente sueco guarda un prudente silencio
La Argentina que necesita un gobierno presente, está gestionada por quienes procuran el deterioro del Estado sin afrontar los problemas reales. Las tomas de tierra son un buen ejemplo; hace un mes la ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat, María Eugenia Bielsa, reconoció que “en muchos casos tienen que ver con situaciones delictivas”. Ahora su par Sabrina Frederic sostuvo que no es un problema de seguridad sino de déficit habitacional.
Sergio Massa reconoce el problema pero amenaza con un castigo clientelar ante un problema social y penal: retirar el IFE a los que ocupan terrenos. Detrás de las usurpaciones están los organizadores sociales que después venden esos lotes que no son propios. Nada nuevo.
El presidente de Diputados sufre una fuerte presión interna porque no logra “someter” a su Cámara para hacer aprobar la reforma judicial, que impulsa el kirchnerismo, mientras el Senado avanza con más aumentos de impuestos. Por cierto, el de la riqueza apenas alcanzaría para pagar los nuevos cargos judiciales, que pasaron de 300 a 1500 en 15 minutos de sesión en la Cámara alta.
La economía se fortalece en expectativas y éstas se basan en credibilidad y hechos. La gestión de Alberto Fernández ha dado un gran paso con el canje, pero la solución de los problemas está lejos de sus propios enunciados. Por mucho que Dylan le ladre a Kristalina Georgieva o que Vilma Ibarra le augure un destino de resurrección en los términos del Tarot.