Los oligopolios colocan en un lugar cuanto menos incómodo a los defensores de la fantástica mano invisible del mercado. Y ni hablar los monopolios.


Los oligopolios colocan en un lugar cuanto menos incómodo a los defensores de la fantástica mano invisible del mercado. Y ni hablar los monopolios.
Aun si se acepta que oferta y demanda fijan precios, en el caso de la energía eléctrica existe una regulación inexorable que pone en duda esa idea clave de la economía en clave liberal. Las leyes de la física son anteriores a las de la legislación.

Es por razones estrictamente vinculadas al comportamiento de la materia y la energía que no hay la deseada competencia si no se crean las condiciones para que esa articulación de intereses entre privados (o con el Estado en medio) pueda existir.

Sin un medio de transporte que una a los generadores de kilovatios/hora más eficientes con los puntos más concentrados de la demanda (el Amba y la franja central del país que incluye la parte sur de la Provincia de Santa Fe) no hay otra posibilidad que abastecer de energía a las ciudades e industrias con mayor consumo que con los generadores más cercanos, cuyos precios por kW7h sea caro o barato.
Eso le sucede hoy al país, con un gobierno que predica los goces del mercado pero no puede asegurar su existencia.
En el caso de la energía eléctrica, sin infraestructura (redes de transporte acordes a la demanda) no hay mercado.
Un ejercicio de imaginación puede explicarlo mejor. Basta con revivir al mundo en su etapa feudal y premercantilista carente de buques, trenes, camiones, rutas de tierra y mar. Sólo huellas en el suelo guían el viaje de mercancías cargadas a caballo o en mulas. Aquel intercambio comercial contenía el enorme costo de esos viajes en caravanas interminables o peor aún el imposible de trasladar productos perecederos.

En otros tiempos, la Argentina fue el país de la carne (exportada) gracias a la tecnología.
Hoy, la infraestructura de transporte de energía lleva décadas de atraso frente al crecimiento de la demanda. Más que las regulaciones, la física limita al mercado.
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