Por Osvaldo Agustín Marcón
Por Osvaldo Agustín Marcón
Como en todos los campos de trabajo, también en el de la Justicia infanto-juvenil conviene atender las experiencias desarrolladas en otras zonas del mundo. Sin caer en nuevas formas del viejo euro-centrismo pero tampoco en el chovinismo teórico-práctico, resulta útil analizar la experiencia y proyecciones europeas en la materia. Es por ello que dedicamos este artículo a divulgar un reciente informe de la Agencia Europea para los Derechos Fundamentales (FRA, por sus siglas en inglés). El trabajo circula bajo el título “Justicia adaptada a los niños - Perspectivas y experiencias de los profesionales sobre la participación de niños en procedimientos judiciales civiles y criminales en 10 Estados miembros de la UE”.
La Agencia cita que, según Eurostat (Oficina de Estadísticas de la Comisión Europea), cada año aproximadamente 95 millones de niños son judicializados en Europa. El tamaño del problema más la necesidad de elevar la calidad de las intervenciones es una de las motivaciones del informe que insiste en la necesidad de una adecuada participación y protección de esta población cuando ingresa a situaciones judiciales. Esto es así pues, según plantea, se ven negativamente afectados al quedar entrampados en lógicas que niegan con sus prácticas lo que dicen procurar. Consecuentemente, el documento estimula la transformación de esos dispositivos estatales en sistemas adaptados a las necesidades evolutivas de los niños.
En tal línea de preocupaciones, la FRA relevó opiniones de distintos actores que muestran la necesidad de información y recursos para materializar los derechos en las vicisitudes de los procesos socio-judiciales. La agencia extiende esta preocupación al plano de los distintos operadores (jueces, profesionales, etc.) cuya formación desde la especialidad considera claramente insuficiente. Por ejemplo se requieren, según este informe, técnicas específicamente desarrolladas para las audiencias con niños, a fin de dotar a los aparatos judiciales de la indispensable impronta de amigabilidad que los haga eficientes en sus actuaciones.
Simultáneamente subraya la necesidad de abordajes interdisciplinarios, señalando la necesidad de que un operador profesional esté presente como apoyo constante a lo largo del proceso. Resalta además la necesidad de reducir al mínimo indispensable la cantidad de audiencias, entrevistas y otras intervenciones de este tipo, evitando maniobras que se apoyen en el miedo, la autoridad intimidatoria u otros procedimientos que posibiliten experiencias traumáticas. El análisis incluye también el plano edilicio, en general carente de capacidad de acogimiento para los niños teniendo presente su edad y madurez, especialmente al momento de recibirles testimonio.
Esta publicación se inscribe en la decisión de la Agencia Europea por los Derechos Fundamentales de trabajar, a futuro, en estrecha colaboración con la Comisión Europea, el Parlamento Europeo, el Consejo de Europa, los Estados Miembro y las organizaciones civiles, a fin de lograr procesos sustancialmente comprometidos con la vigencia de la Convención Internacional de los Derechos del Niño.
Y al mismo tiempo forma parte de un proceso mundial que, con sus altibajos, avanza en la gestación de un nuevo instrumento internacional para formas de Justicia adaptada a la niñez.