En "El castillo", de Franz Kafka, el protagonista no solo busca cumplir su tarea, sino encontrar su lugar en un mundo regido por un poder inalcanzable y esquivo.
Franz Kafka (1883-1924). Escritor de origen bohemio y lengua alemana, había nacido en Praga -actual República Checa- en el seno de una familia de judíos asquenazíes. Su obra es una de las más influyentes de la literatura universal.
"El castillo" (Das Schloss), novela escrita por Franz Kafka entre 1922 y 1924 y publicada póstumamente en 1926 por Max Brod, ocupa un lugar central tanto en la obra kafkiana como en la literatura del siglo XX. Se trata de un texto inconcluso, circunstancia decisiva para su lectura y su estatuto estético: la interrupción no funciona como carencia sino como forma.
La novela queda estructuralmente abierta -ejemplificando de manera inmejorable lo que el semiólogo italiano Umberto Eco conceptualizaría más tarde como opera aperta-, donde el sentido no se clausura y la búsqueda permanece irresuelta.
La trama es conocida y deliberadamente escueta: K., un agrimensor convocado por una autoridad imprecisa, llega a una aldea dominada por un castillo al que nunca logra acceder plenamente. Su tarea, su estatus y su derecho a permanecer allí son puestos en duda por un entramado administrativo opaco, jerárquico y disperso.
A partir de esta situación mínima, Kafka despliega una alegoría de gran densidad conceptual: la del individuo enfrentado a un sistema que lo excede, lo interpreta y lo desplaza sin permitirle nunca un punto de contacto definitivo.
Dentro del conjunto de la obra kafkiana, "El castillo" puede leerse como una síntesis y una radicalización. Si "El proceso" presenta un aparato judicial abstracto y "La metamorfosis" encarna la alienación en el cuerpo del protagonista, aquí el conflicto se traslada a un plano más amplio: el del acceso a lo absoluto, ya sea entendido como ley, poder, sentido, legitimidad o trascendencia.
El agrimensor no busca solo cumplir una función laboral; busca una confirmación ontológica de su lugar en el mundo. La imposibilidad de alcanzar el castillo no es un obstáculo narrativo sino el núcleo conceptual de la novela.
El estilo de Kafka en "El castillo" se caracteriza por una prosa precisa, sin énfasis retórico, sostenida por una sintaxis clara que contrasta con la creciente irracionalidad de las situaciones. Este contraste remite a procedimientos del expresionismo, no por deformación verbal, sino por la intensificación de estados de desamparo, desorientación y extrañamiento.
La lógica interna del relato se mantiene estable mientras el mundo representado se vuelve progresivamente ilegible. La importancia de "El castillo" para el pensamiento del siglo XX es considerable.
Portada de la novela de Franz Kafka aquí descripta. La obra de este gran referente de la literatura de todos los tiempos invoca una permanente relectura.
La novela anticipa reflexiones centrales sobre la alienación moderna, la burocracia impersonal, la pérdida de referentes trascendentes y la disociación entre individuo y sistema, problemáticas que atraviesan la filosofía, la sociología y la teoría política del período. Su influencia es amplia y verificable.
Autores como Jorge Luis Borges y Dino Buzzati reconocieron en Kafka una figura decisiva, no solo por su imaginación alegórica, sino por su capacidad para construir mundos regidos por leyes implícitas y perturbadoras. La traducción, admirable, es deMiguel Sáenz.
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"El castillo", obra de Franz Kafka, publicada por Alianza Editorial. España, año 2022 (424 páginas).