Reflexiones desde una perspectiva filosófica

El pesebre ante la sombra de la intolerancia salvaje

La controversia pública que ha permeado las recientes semanas se manifiesta como un fenómeno poliédrico que desafía la estabilidad simbólica y la paz social de Europa. Los hechos registrados por medios internacionales (Euronews, Swissinfo, Infobae, National Geographic, Gaceta y ABC) no pueden ser despachados como meras anécdotas aisladas.

El polémico Portal de Belén sin rostros colocado en Bruselas. La obra artística, ubicada en la Grand-Place y calificada de "compatible con la sharia" por algunos  analistas, cuestiona si la inclusión debe pasar por vaciar de sentido las tradiciones propias. "No es que sea una obra islamista, porque no lo es, pero sí puede verse como un paso hacia ese vaciamiento simbólico", dijo la española Bianca Thoilliez.El polémico Portal de Belén sin rostros colocado en Bruselas. La obra artística, ubicada en la Grand-Place y calificada de "compatible con la sharia" por algunos analistas, cuestiona si la inclusión debe pasar por vaciar de sentido las tradiciones propias. "No es que sea una obra islamista, porque no lo es, pero sí puede verse como un paso hacia ese vaciamiento simbólico", dijo la española Bianca Thoilliez.

Grand-Place de Bruselas. Mundialmente conocida por su riqueza ornamental, es considerada una de las plazas más bellas del mundo.Grand-Place de Bruselas. Mundialmente conocida por su riqueza ornamental, es considerada una de las plazas más bellas del mundo.
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Pesebre viviente realizado en Argentina, como recreación humana y representación simbólica del nacimiento de Cristo. La figura borrada de Bruselas, dice el autor, pretendidamente inclusiva, es en realidad "una afrenta a la visibilidad de la encarnación, esa verdad teológica que afirma que lo divino tiene un rostro humano y, por tanto, merece respeto y no ocultamiento".Pesebre viviente realizado en Argentina, como recreación humana y representación simbólica del nacimiento de Cristo. La figura borrada de Bruselas, dice el autor, pretendidamente inclusiva, es en realidad "una afrenta a la visibilidad de la encarnación, esa verdad teológica que afirma que lo divino tiene un rostro humano y, por tanto, merece respeto y no ocultamiento".
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