Deben respetar el sacrificio que hace la sociedad argentina
La discordia en el Congreso refleja un problema profundo en la política de nuestro país, donde el respeto y la responsabilidad parecen haber quedado en el olvido.
Miércoles 3 de diciembre de 2025. Buenos Aires, Congreso de la Nación. El presidente Javier Milei expresa su satisfacción en las gradas, durante la jura de los flamantes diputados nacionales.
El Congreso de la Nación debe trabajar con respeto y responsabilidad, a la par del enorme sacrificio que está haciendo la sociedad argentina en estos tiempos difíciles y complicados. El palacio del Congreso Nacional, con su grandiosidad y belleza arquitectónica, es la metáfora perfecta para describir cómo las generaciones pasadas de argentinos soñaban con el país a construir.
Un marco bello e imponente para un ámbito, espejo de la democracia, ejemplo de cómo los diversos intereses políticos que representan a toda la ciudadanía a través del debate y el respeto pueden crear las leyes para el progreso social y económico. Nada más alejado del espantoso show que nos regalaron los legisladores en el acto de jura de los nuevos diputados.
El Congreso de la Nación. Crédito: Fernando Nicola
Agravios, insultos, gestos oprobiosos, juramentos de apoyo a condenados por la justicia. No hace falta nombrarlos los hemos visto y sufrido en los medios. ¿De este modo las fuerzas políticas pretenden fortalecer la confianza ciudadana en las instituciones? ¿Así cumplen su responsabilidad de darle voz a los ciudadanos?
Tuve por un momento la sensación de un circo romano con bestias apostando a la ley del más fuerte. Nos brindan este ejemplo los representantes de la sociedad en el presente, sin entender que no hay un solo país en el mundo que haya podido progresar de este modo. Pareciera que son pocos los últimos stenta años de una grieta social que se parece cada vez más a un abismo.
Y todo esto en medio de los penosos ejemplos de coimas, negociados, malversación de fondos y toda la basura generada por los abusos del poder. La única verdad es que hasta ahora han pasado cuatro décadas de una democracia adicta a las peleas pero inútil para resolver los muchos y graves problemas que tenemos.
Bien haría el presidente Javier Milei vestirse una vez de estadista siendo el presidente de 47 millones de argentinos, mostrar y exigir respeto para que el Congreso de la Nación trabaje a la par del sacrificio de la gente común porque no podemos esperar más por las leyes imprescindibles para poner de pie a la Argentina.