José E. Bordón
jbordon@ellitoral
La etapa recesiva que enfrenta la economía argentina después de la devaluación del peso, que generó una estampida inflacionaria en abril, y provocó desajustes con fuerte impacto social, “apretó” más a las economías de la Región Centro (Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos), la zona de mayor calidad de cultivos pero también la que más fue impactada por la crisis agroindustrial o el segmento autopartista e industrias base. El último informe de la consultora Economía y Regiones (E&R) referido al tema, indicó que en el segundo trimestre se produjo una caída del 6,1 por ciento “performance que se explica por caídas en el sector agropecuario y la industria manufacturera, mientras que hubo subas en el transporte e intermediación financiera”. A la RC le siguieron Cuyo (-4,70%) y Patagonia (-3,20%). Luego se ubicaron NEA y NOA, con -2,60% y -1,30%, respectivamente.
E&R repitió algo que está latente, desde hace algunos meses, en los informes sobre el desenvolvimiento de nuestra economía: “Conforme los últimos datos publicados por el Indec, la economía nacional está en recesión, ya que acumula por tercer trimestre consecutivo caídas en el nivel de actividad. De acuerdo con nuestro indicador, en el segundo trimestre de 2016 las distintas regiones geográficas del país habrían presentado variaciones en su nivel de actividad, en promedio, del 3,5 por ciento”, resaltó.
Cuando se analizan las causas de esta caída, las miradas apuntan al comportamiento de sectores con fuerte efecto multiplicador, como construcción, pesca, comercio, industria, intermediación financiera y minería.
Pero más allá de esos datos contundentes, la Fundación Mediterránea considera que es probable que se dé una “recuperación sincronizada” entre Argentina y Brasil, que “potenciaría sus efectos”. Como se sabe, no siempre los ciclos económicos coinciden entre ambos países. Es que muchas veces el crecimiento de uno ha sido frenado por la recesión del otro. “Sin embargo, ahora, podría darse una recuperación sincronizada, potenciando sus efectos”, sostienen los analistas de tal fundación.
El tema es hacia dónde mirar. El primer segmento, sin dudas, es el de las Pymes. Comenzó a ser más evidente la atención del gobierno para con el sector. Con ayuda (créditos blandos, entre otras medidas), las Pymes pueden generar empleo blanco que comience a voltear la informalidad y, particularmente, disminuir los altos niveles de pobreza y darle oportunidades al millón de jóvenes que en nuestro país ni estudian ni trabajan.
Hay algunos signos esperanzadores. Diversos indicadores anticipan el fin de la recesión en los próximos meses. Hay elementos para tener en cuenta: el índice líder de actividad registró en septiembre un aumento de 0,46%, tras haber acusado una leve baja en agosto. El Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella lanzó una conclusión que apoya la referencia: El Índice Líder, que busca anticipar cambios de tendencia en el ciclo económico, se mantiene relativamente estable, registrando un leve aumento de 0,46% en septiembre con respecto a la medición del mes anterior. A eso debemos sumar que, según el Ministerio de Trabajo de la Nación, en julio último aumentó el empleo total registrado en el sector privado, tanto en relación de dependencia, como independiente.
La otra variable a seguir es la inflación. Globalmente, seguirá alta, por lo menos hasta el segundo trimestre de 2017. Dependerá de las medidas que el gobierno esté dispuesto a adoptar para enfrentarla.