Miércoles 21.10.2020
/Última actualización 20:43
En la Epe se niega que haya alguna vinculación entre el calor insoportable del lunes 19 de octubre y la salida de servicio momentánea de la Estación Transformadora Santa Fe Oeste, lo que dejó a muchos barrios de ese sector y Santo Tomé sin electricidad.
El sentido común puede ser traicionero, según explican en esa empresa, con números en la mano: advierten que la ET tiene una capacidad instalada de 60 megavatios y que para el pico de ese día insoportable el consumo apenas le había requerido 40 MW. Fue una maniobra de rutina, que simplemente salió mal, indicaron.
A propósito del verano, en la compañía santafesina (y en las de todo el país) hay una preocupación creciente: en cada distribuidora se sabe cuán atrasadas están las inversiones en infraestructura, pero hasta ahora no han pasado por un verano en el que nadie pueda (eventualmente) huir del calor y dejar su casa cerrada.
En el caso de Santa Fe, sin dudas, hay un plus frente a otras distribuidas (sobre todo las del AMBA), pero unos imaginan un enero y febrero complicados sin ese porcentaje de santafesinos que normalmente puede huir al mar o la montaña, y ahora se quedaría, con el aire acondicionado prendido.
Otros piensan que en marzo la actividad económica es plena y también hace calor. Habrá que ver.
A propósito del aparato que mágicamente baja la temperatura (y después mundanamente sube las facturas), un datito: en la provincia era de 1.930 megavatios la demanda total, el domingo 18 que ya estaba caluroso, un 40% más que una semana antes, el agradable domingo 11. Después de la tormenta que le derrumbó unos 120 cables al tendido, el clima se reflejó en la demanda de potencia. El martes el promedio fue de 1.165 MW.