Cómo Lindsay Lohan encontró la paz en Dubái y volvió a brillar en la pantalla grande
A los 39 años renació como madre, actriz y productora. Lejos del caos mediático de Hollywood, reside en Dubái, un oasis de privacidad que le permitió superar adicciones y triunfar ahora con la secuela Freakier Friday y su nueva serie Count My Lies.
Lindsay Lohan encontró la paz en Dubái y volvió a brillar en la pantalla grande. Crédito: Reuters.
A los 39 años, Lindsay Lohan vive un renacer personal y profesional. Lejos del caos mediático que marcó gran parte de su juventud, la actriz y cantante eligió Dubái como refugio, donde encontró la tranquilidad necesaria para reconstruir su vida y retomar su carrera con fuerza.
Tras una década de altibajos y un pasado marcado por adicciones, rehabilitaciones y un acoso constante de la prensa, Lohan celebra más de diez años de sobriedad. Este cambio le abrió las puertas a nuevas oportunidades y a una proyección artística más sólida y controlada.
A los 39 años, Lindsay Lohan vive un renacer personal y profesional.
Regreso a la pantalla grande
En este nuevo capítulo, combina su faceta de madre con un regreso estelar al cine y la televisión. Este año encabeza la secuela de Freakier Friday, uno de sus éxitos más recordados, y protagoniza la serie dramática Count My Lies, en la que además se desempeña como productora ejecutiva.
Instalada en el emirato desde 2014 junto a su esposo, el empresario Bader Shammas, y su hijo Luai, nacido en 2023, Lohan disfruta de un estilo de vida alejado de los flashes indiscretos. Allí, las leyes que protegen la privacidad le permiten criar a su hijo sin la presión de los paparazzi, un cambio radical respecto a la exposición permanente que sufría en Los Ángeles.
Su regreso no solo es una victoria personal, sino también un gesto simbólico para toda una generación que fue testigo de su ascenso, su caída y ahora su recuperación. Con nuevos proyectos y una vida más equilibrada, Lohan se muestra más segura, serena y decidida que nunca, dispuesta a escribir su mejor etapa bajo sus propios términos.
Lindsay Lohan junto a su esposo. Crédito: Reuters.
Una carrera marcada por clásicos juveniles
Lohan se convirtió en un ícono adolescente en los 2000 con películas como The Parent Trap, Mean Girls y la propia Freaky Friday. Su carisma y versatilidad la posicionaron como una de las jóvenes promesas más firmes de Hollywood, hasta que los problemas personales eclipsaron su talento.
Hoy, gran parte del público que creció con sus películas celebra su regreso. Para muchos, verla nuevamente en pantalla es un recordatorio de que es posible recomponerse después de tiempos difíciles, y una oportunidad para verla brillar con una madurez artística y personal inédita.
Más allá de sus papeles protagónicos, Lohan explora un rol cada vez más activo detrás de cámara. Su incursión como productora ejecutiva refleja un deseo de contar historias desde su propia perspectiva, consolidando su perfil como una artista integral que busca dejar huella también en la creación y no solo en la interpretación.
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