El miércoles 24 de septiembre, cerca de las 19:30, un hombre estacionó su camioneta Renault Kangoo en la intersección de avenida Carlos Tejedor y José Coelho de Meyrelles, en la zona de Parque Camet, Mar del Plata.

Un grupo de cinco menores cometió un robo con intimidación en Parque Camet, sustrajo dinero, herramientas y el vehículo, lo poblaron de videos en redes y luego lo prendieron fuego. La denuncia puso el foco en la impunidad y el rol de las autoridades.

El miércoles 24 de septiembre, cerca de las 19:30, un hombre estacionó su camioneta Renault Kangoo en la intersección de avenida Carlos Tejedor y José Coelho de Meyrelles, en la zona de Parque Camet, Mar del Plata.
Según su relato, el vehículo se había recalentado; al descender para comprobar el desperfecto, fue abordado por cinco adolescentes encapuchados, que lo amenazaron con un arma en la cabeza y lo obligaron a entregar el rodado, herramientas de trabajo, un lavarropas y 130 mil pesos en efectivo. Luego incendiaron el vehículo y grabaron el episodio para publicar en redes sociales.
A continuación, este informe repasa el suceso con especial atención a dos momentos decisivos: el robo con intimidación y su exhibición digital, y la reacción policial y judicial frente a adolescentes con antecedentes.

El hombre, que prefiere mantener su identidad reservada, contó a medios locales que el hecho comenzó cuando su camioneta se calentó al ingresar al parque. Al intentar reparar la avería, fue sorprendido por los jóvenes encapuchados. Uno de ellos, armado, lo apuntó directamente en la cabeza.
Tras el robo, los menores huyeron con el automóvil y el botín: 130 mil pesos, herramientas y el lavarropas que el propietario llevaba dentro del vehículo. La víctima, despojada de sus objetos, caminó varias cuadras hasta encontrar un taxi que lo llevó a su domicilio. Luego, se dirigió a la comisaría 15ta para hacer la denuncia correspondiente.
Minutos después, los efectivos policiales informaron al denunciante que se había localizado una camioneta incendiada en la zona de Los Duraznos y Lucas Kraglievich, que resultó ser la misma Kangoo sustraída.
La escena agravó la gravedad del hecho: el vehículo fue consumido por el fuego y luego fue desmantelado, con la sustracción del motor, ruedas y otros componentes, de modo que quedó sólo la carrocería.

El dueño, además, señaló un dato aún más llamativo: uno de los adolescentes implicados publicó en Instagram un video donde se veía la camioneta robada junto a una réplica de metralleta. En otro clip se observa cómo el automóvil arde envuelto en llamas. “Lo hicieron por maldad”, definió la víctima al referirse al accionar juvenil.
Este tipo de exhibición de un delito grave evidencia una motivación más allá del beneficio económico: una intención deliberada de escenificar el delito ante una audiencia digital.
Una cuestión clave que emergió tras este caso es el manejo legal de jóvenes implicados en delitos graves. El denunciante aseguró que, semanas antes del episodio con su camioneta, esos mismos adolescentes habían sido sorprendidos en hechos similares, pero quedaron libres por tratarse de menores.
Esta circunstancia incide directamente en el debate sobre cómo el sistema de justicia penal juvenil actúa frente a delitos violentos. La norma reconoce que deben aplicarse mecanismos diferenciados para menores, pero cuando los hechos revisten gravedad, la sociedad exige respuestas firmes.

En cuanto a la actuación policial, tras reportarse el hallazgo del vehículo incendiado se activaron los protocolos de preservación de la escena. No obstante, dado que el robado fue desmantelado, las tareas de prueba técnica y peritaje quedaron comprometidas.
La víctima mencionó que ninguna empresa de remolque quería llevar la camioneta porque ya no tenía cubiertas ni partes esenciales.
Desde una perspectiva investigativa, la publicación del video por parte de uno de los menores puede convertirse en evidencia clave: permite establecer la fecha, el contexto y certezas del hecho. Esa exhibición funciona como un registro directo del delito denunciado.
No se han difundido aún los nombres de los adolescentes implicados ni si fueron formalmente imputados. Las fuentes oficiales consultadas por este medio no aportaron precisiones al cierre del informe.
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