El mediodía del 23 de noviembre del año pasado no fue uno más para los vecinos de Dorrego al 3300, en barrio Candioti de la ciudad de Santa Fe.

Se trata de Carlos Matías Leones, de 36 años, quien además fue declarado reincidente. El ilícito fue en noviembre del año pasado en inmediaciones de calle Dorrego al 3300 . El fiscal que estuvo a cargo de la investigación es Manuel Cecchini.

El mediodía del 23 de noviembre del año pasado no fue uno más para los vecinos de Dorrego al 3300, en barrio Candioti de la ciudad de Santa Fe.
En esa cuadra, donde suelen mezclarse el ruido del tránsito y las voces de los comercios, una mujer vivió segundos de terror cuando un hombre la sorprendió por la espalda, la tomó del cuello y le mostró un cuchillo. En cuestión de instantes, el delincuente se apoderó de su teléfono celular y huyó corriendo, sin imaginar que su libertad tenía los minutos contados.
El ladrón era Carlos Matías Leones, de 36 años, un nombre ya conocido en el ambiente policial. Su prontuario cargaba con antecedentes que no pasaron desapercibidos para la Justicia. Este viernes, la jueza Susana Luna lo condenó a seis años y dos meses de prisión efectiva, tras ser declarado reincidente y reconocer su responsabilidad en un robo calificado por el uso de arma blanca.
El caso fue investigado por el fiscal Manuel Cecchini, quien encabezó la acusación y confirmó que la víctima fue informada del fallo y “manifestó su conformidad con la resolución”.
Tras el violento arrebato, la mujer —visiblemente alterada— activó la alarma comunitaria, lo que permitió una rápida reacción policial. Un móvil que patrullaba la zona recibió el alerta y, minutos después, dio con el sospechoso a pocas cuadras.
Leones no tuvo tiempo ni de esconder el botín: en el bolsillo de su pantalón todavía llevaba el teléfono sustraído y el cuchillo con el que había amenazado a la víctima.

La secuencia fue tan veloz como contundente: robo, alarma, persecución y captura. Todo en menos de diez minutos.
Durante la audiencia realizada en los tribunales santafesinos, Leones admitió el hecho y, junto a su defensora, aceptó el procedimiento de juicio abreviado propuesto por la fiscalía. La pena impuesta fue de seis años y dos meses de prisión, sanción que contempla su condición de reincidente, según lo dispuso la jueza Luna.

“Fue un hecho violento, pero afortunadamente la rápida intervención policial permitió recuperar el elemento robado y detener al autor en flagrancia”, expresó el fiscal Cecchini.
Para los vecinos del barrio, la noticia trae un poco de alivio: el hombre que convirtió una mañana cualquiera en una escena de pánico, volverá a prisión por varios años.
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