Cristian Graf negó vínculos con el crimen de su compañero enterrado en su jardín
El hombre de 57 años declaró por el hallazgo del cuerpo de Diego Fernández, desaparecido en 1984. Lo acusaron de encubrimiento agravado, pero negó conocer cómo llegaron los restos a la casa familiar en Coghlan.
Cristian Graf declaró imputado por encubrimiento y negó conocer el origen del cuerpo.
El 20 de mayo de 2025, obreros que trabajaban en una medianera sobre la avenida Congreso 3700, en el barrio porteño de Coghlan, encontraron huesos humanos enterrados. Lo que parecía un hallazgo forense más, terminó abriendo un misterio dormido durante 41 años.
Los restos eran de Diego Fernández, un joven de 16 años desaparecido el 26 de julio de 1984. Lo apuñalaron y lo enterraron en la casa de la familia de su compañero de colegio: Cristian Graf.
El acusado declaró tras décadas de silencio
Este viernes, Graf —hoy de 57 años— se presentó en los tribunales de la calle Lavalle acompañado por su esposa. Es la primera vez que enfrenta la causa judicial, imputado por “encubrimiento agravado y ocultamiento de pruebas”.
Según su defensa, Graf no tuvo vínculo con el crimen ni sabía que los restos estaban allí. Asegura que el cuerpo fue enterrado en un terreno lindero y que es una coincidencia que el joven asesinado fuera su compañero de colegio.
Tras el hallazgo en Coghlan, la familia de Diego Fernández Lima se presenta como querellante.
El dolor intacto de la familia de Diego
Irma Lima, madre de Diego, nunca dejó de buscarlo. “Me pidió plata para el colectivo, se fue comiendo una mandarina… y desapareció”, relató. Tenía 87 años cuando se enteró que los huesos hallados en Coghlan eran de su hijo.
Durante décadas, creyó que Diego estaba vivo. “Nunca cambié la línea fija por si llamaba”, dijo. Recorrió psiquiátricos, comisarías y colonias. Incluso en 2003, la causa por “fuga de hogar” fue destruida por el sistema judicial.
La causa por homicidio está prescripta
Aunque se trata de un asesinato, la Justicia no puede acusar a nadie por homicidio: el crimen prescribió en 1999. Por eso, la investigación apunta al encubrimiento de lo que pasó después: por qué el cuerpo estuvo enterrado allí sin que nadie lo denunciara.
La clave fue el trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que logró identificar los restos, en parte gracias a la difusión del caso en medios y redes.
Graf llegó a los tribunales para declarar por el caso 41 años después.
La familia exige justicia y señala a los Graf
Javier Fernández, hermano de Diego, es querellante en la causa. Cree que la familia Graf encubrió el crimen. “Diego estaba enterrado en su casa. Dos más dos es cuatro. Tiene que estar preso”, dijo.
El caso generó conmoción por su crudeza y por la falta de respuestas judiciales durante décadas. El hecho de que el crimen haya prescripto es, para muchos, otra forma de impunidad.
Un crimen que nadie investigó a tiempo
Pese a la denuncia de la familia, en 1984 la Policía y la Justicia actuaron con desinterés. Ni siquiera hubo una búsqueda efectiva. El archivo judicial sobre Diego fue destruido en 2003 y nadie retomó el caso hasta el hallazgo de mayo pasado.
La casa donde apareció el cuerpo había sido ocupada años después por el músico Gustavo Cerati, entre 2002 y 2003. La coincidencia suma otra capa de extrañeza a un caso que conmociona por su abandono institucional.
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