Niño herido en barrio Coronel Dorrego: sigue con asistencia respiratoria y cuidados extremos
A dos días del incidente el director Pablo Ledesma detalló que el paciente de tres años continúa en situación delicada y bajo estricta observación médica.
Sarmiento al 8000, la zona donde ocurrió el incidente. Foto: El Litoral
En la sala de terapia intensiva del hospital de niños Orlando Alassia, la vida de un pequeño de tres años pende de un hilo. El parte médico de este martes, en boca del director Pablo Ledesma, fue preciso y contundente: “El paciente permanece internado en asistencia respiratoria. Su estado es crítico y su pronóstico es reservado”.
Detrás de esas palabras se esconde la crudeza de una escena que ocurrió el domingo por la tarde en el barrio Coronel Dorrego, sobre calle Sarmiento al 8000, en la zona norte de la ciudad de Santa Fe. Allí, en un rincón polvoriento donde los chicos juegan a la pelota como cualquier domingo, irrumpió el azar —o la perversión— con la forma metálica de un proyectil. Fue directo a la cabeza del niño, que cayó entre sus primos en medio del desconcierto y el espanto.
Juegos peligrosos
Los familiares de la víctima aseguran que el menor se encontraba en un dormitorio de la casa con sus primos cuando se produjo un disparo, supuestamente de un rifle de aire comprimido.
El menor lucha por su vida en el hospital de Niños. Foto: Archivo
El trayecto posterior fue una carrera contra la muerte: primero el hospital Iturraspe, donde lo estabilizaron y lo intubaron; después, la derivación urgente al Alassia. En la madrugada, los cirujanos debieron abrir su cráneo para aliviar la presión. El resto quedó en manos de los monitores, las sondas y la respiración mecánica.
Pesquisa policial
La pesquisa policial aún camina entre conjeturas. Algunos vecinos señalan que se trató de un rifle de aire comprimido, otros insisten en un arma de fuego. Lo cierto es que alguien apretó un gatillo y esa bala —o esa esfera metálica— terminó en el lugar más impensado: el cerebro de un niño de tres años.
Dr. Pablo Ledesma, director del hospital de Niños. Foto: Archvio
El barrio entero sigue con los nervios a flor de piel. Nadie se anima a dar un testimonio demasiado largo, acaso por miedo o por hastío. En barrio Coronel Dorrego, las balas —sean de plomo o de aire— ya se volvieron parte del paisaje. Y ahora, en la terapia intensiva del Alassia, ese paisaje amenaza con cobrarse la vida más frágil de todas.
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