El chipa, ese bocado inconfundible de sabor y textura. Ideal para acompañar unos mates en cualquier momento del día. Ingredientes accesibles, un paso a paso simple y la posibilidad de personalizarla sin perder la esencia.

La combinación de fécula de mandioca y quesos convierte al chipa en un clásico que nunca pasa de moda. Una propuesta versátil, fácil de preparar y perfecta para acompañar desayunos o meriendas.

El chipa, ese bocado inconfundible de sabor y textura. Ideal para acompañar unos mates en cualquier momento del día. Ingredientes accesibles, un paso a paso simple y la posibilidad de personalizarla sin perder la esencia.
La receta rinde aproximadamente 30 unidades y solo requiere fécula de mandioca, huevos, manteca, leche y una combinación de quesos. El secreto está en incorporar la leche de a poco, ya que la fécula absorbe rápidamente los líquidos, y en elegir quesos semiduros o duros que aporten sabor.
Además, la receta permite personalizar los quesos según disponibilidad, algo clave en un contexto en el que muchos de los quesos más tradicionales (como pategrás o parmesano) son difíciles de conseguir o resultan costosos. Para quienes optan por este tipo de quesos, la recomendación es no agregar sal, ya que aportan suficiente sazón.

500 gr Fécula de mandioca (almidón de mandioca)
3 Huevos
50 gr Manteca
100 cc Leche
2 cditas Sal (opcional)
135 gr Quesos semi duros (o hebras que vienen en paquete)
150 gr Queso cremoso
2 cditas Polvo para hornear

Hacer una corona con la fécula, el polvo para hornear y la sal (en caso de usarla). En el centro colocar los huevos, los quesos (en hebras o rallados), la manteca a punto pomada y la leche de a poco.
Unir todos los ingredientes con las manos hasta formar una masa. Al no tener gluten, no es necesario amasar, más bien unir. Taparla y llevarla a la heladera por 30 min.
Hacer los bollos de tamaño medio (teniendo en cuenta que van a crecer un poco), colocarlos en una placa y llevarlos a la heladera por 30 min más.
Precalentar el horno y cocinar a fuego fuerte (230) por 15 minutos aprox o hasta que estén bien dorados. Quedan crocantes por fuera y tiernos por dentro. Lo ideal es comerlos calientes/tibios