Cómo cuidar tu piel en medio de la ola de calor: cinco hábitos esenciales para una hidratación efectiva
La intensa ola de calor que afecta a gran parte del país no solo representa un riesgo para la salud en general, sino también para el estado de la piel. Las altas temperaturas y la exposición prolongada al sol alteran la barrera cutánea, favorecen la pérdida de agua y disminuyen su elasticidad natural.
Durante el verano, la piel está más expuesta a factores que comprometen su hidratación: rayos UV, cloro de las piletas, agua salada, sudoración excesiva y cambios bruscos de temperatura. Todo esto contribuye a que pierda agua, se vuelva opaca, tirante y más propensa a sufrir irritaciones o descamación.
Además, los ambientes refrigerados con aire acondicionado, tan comunes durante las olas de calor, también pueden afectar negativamente la hidratación. El aire seco en interiores acelera la evaporación del agua presente en la superficie cutánea, favoreciendo la aparición de sequedad, enrojecimiento y sensibilidad, especialmente en personas con pieles reactivas.
Según profesionales del cuidado de la piel, mantenerla hidratada no depende solamente de usar cremas o tomar agua. Se necesita un enfoque integral que incluya alimentación, suplementos, ejercicio físico y descanso adecuado.
Hábitos que potencian la hidratación de la piel.
Cinco hábitos que potencian la hidratación de la piel
1. Hidratación constante con agua
Beber entre 2 y 2,5 litros de agua por día ayuda a reponer líquidos perdidos y mantiene la piel flexible. Es importante distribuir la ingesta a lo largo de la jornada y no esperar a tener sed para hidratarse.
2. Colágeno y vitamina C, una dupla efectiva
El colágeno favorece la firmeza y elasticidad de la piel, mientras que la vitamina C estimula su producción natural. Ambos pueden incorporarse mediante alimentos o suplementos, siempre con orientación profesional.
Consumir alimentos ricos en ácidos grasos esenciales —como palta, nueces, semillas y aceite de oliva— fortalece la barrera lipídica de la piel y reduce la pérdida transepidérmica de agua.
4. Dormir bien es clave
Durante el descanso nocturno, la piel activa procesos de reparación celular. Dormir entre 7 y 8 horas diarias favorece la regeneración de los tejidos y mejora la apariencia cutánea.
5. Actividad física regular
El ejercicio estimula la circulación sanguínea y oxigena los tejidos, lo que permite una mejor distribución de nutrientes y líquidos en todo el cuerpo, incluyendo la piel.
Es fundamental el uso de protector solar.
Cuidados complementarios
Además de estos hábitos, se recomienda mantener una rutina de limpieza facial suave, aplicar productos hidratantes con ácido hialurónico o glicerina y utilizar protector solar todos los días, incluso cuando está nublado. Estos cuidados ayudan a preservar la humedad natural de la piel y a protegerla de los efectos nocivos del sol.
La hidratación de la piel durante el verano no debe subestimarse. Adoptar estos cinco hábitos esenciales puede marcar una gran diferencia para conservar una piel saludable, luminosa y protegida frente a las agresiones del calor extremo. En tiempos de altas temperaturas, cuidar la piel es también una forma de cuidar la salud.