Gastón Dubois
Gastón Dubois
gdubois@ellitoral.com
Finalizó el torneo... gracias a Dios que terminó. Lo mejor que le pasó a Colón en este semestre —me dijo por lo bajo un actual candidato a la presidencia de mil batallas— es haber jugado un torneo corto y que haya un solo descenso. En otro contexto, este grupo de jugadores (elegidos por esta comisión que se jubila anticipadamente) hubiera mandado a la “B” a este popular club.
La culpa no es del “chancho”, sino de quien le da de comer, reza el refrán. Aunque a veces no todo es lo que parece: la gente eligió a esta saliente comisión, ignorando las profundas diferencias que había en el seno de la misma. No hay un nombre excluyente que sea el culpable, sino más bien hay un grupo de dirigentes que no estuvieron a la altura. Se marearon con el mismo vértigo que provoca la grandeza de este club. No supieron deponer sus diferencias personales y tiraron por la borda ese montón de expectativas que le crearon al hincha, al socio, al fanático. Les faltó presencia en AFA —¿Demanuelle, sospechado de ser hincha de un club grande, discutiendo el futuro del fútbol argentino en representación de Colón?—. Les faltó mano dura con el plantel —las indisciplinas de Alan Ruiz en cualquier otro club son inadmisibles—. Les faltó tacto y visión futbolística para armar un equipo competitivo; les faltó ser un poco más tiempistas y echar a Darío Franco mucho antes. Lo hicieron en los días previos al clásico revancha, en el 15 de Abril. Esa decisión sólo se entiende en el marco de una tremenda trifulca entre los dirigentes y los “no tan dirigentes”. Aquella decisión permite leer que no les importaba Colón, sino el poder que otorga ser dirigente de este club, o el mismísimo ego, que es peor.
Nadie, que no sea de esta ciudad entendería cómo un club tan popular padece un desgobierno desde hace tantísimo tiempo. Para bien o para mal, en la gestión Lerche había unicidad de mando. Sólo a modo de ejemplo, El Litoral titulaba días atrás “Colón elige su séptimo presidente en tres años”.
El candidato que gane las elecciones tendrá que entender que no administra una empresa, sino pasiones. Que está muy bien pensar y armar un esquema “sustentable” desde lo económico y administrativo que le permita crecer y sostenerse, pero en base a logros deportivos, o al menos acercarse a ellos.
Faltaron muchísimas cosas en Colón, pero la más importante que les faltó fue sentir un poco más la sangre y el luto de estos benditos colores. Si ellos no lo sienten no son capaces de contagiar a los jugadores, que son los empleados de los socios.
El fútbol es una fábrica de ilusiones que regala pequeños momentos de felicidad. El socio, el hincha y el fanático pagan la entrada y se desviven para sentir eso por un segundo en cada gol. Que no se presente aquel candidato que no lo entienda: Colón es un club de fútbol y, por lo tanto, tendrán que desvivirse para intentar quedar en la historia.