El mercado ganadero argentino atraviesa un proceso de reacomodamiento que era esperado desde hace tiempo: la necesidad de producir animales más pesados para sumar kilos por cabeza y mejorar la eficiencia productiva.

La escasez de animales livianos y el fuerte aumento del novillo pesado están modificando la dinámica del mercado. Más ingresos a feedlots, menos envíos a faena y señales claras de retención marcan un punto de inflexión para toda la cadena.

El mercado ganadero argentino atraviesa un proceso de reacomodamiento que era esperado desde hace tiempo: la necesidad de producir animales más pesados para sumar kilos por cabeza y mejorar la eficiencia productiva.
La combinación entre la escasa oferta de livianos y los valores históricos del novillo pesado está acelerando esta transición.
Según datos de SENASA, la tendencia comenzó a hacerse visible en noviembre. Los traslados a faena mostraron una caída del 10% interanual, con 1.003.685 vacunos remitidos. En el caso de los novillitos, la baja fue aún más marcada: 15% menos que un año atrás.
En paralelo, los feedlots registraron un incremento inusual para esta época. En noviembre ingresaron 112.703 novillitos, un 35% más interanual, lo que revela una estrategia deliberada de retener la hacienda liviana para agregar peso antes de su salida al mercado.

A eso se sumó un movimiento tardío de terneros desde los campos de cría, con casi 500.000 cabezas trasladadas a otros establecimientos para recría o invernada, un 16,4% más que en noviembre de 2024.
Históricamente, el precio del gordo liviano se fortalece en dos momentos: marzo–abril, con la vuelta de la demanda urbana, diciembre, por las fiestas y el mayor poder adquisitivo —aguinaldo mediante—.
Sin embargo, en diciembre 2025 la demanda habitual convive con una oferta reducida.
La fuerte entrada de novillitos a los feedlots indica una disponibilidad mucho más acotada de animales livianos para fin de año.

Si esta estrategia se profundiza, los novillos pesados que hoy están en engorde recién llegarán al mercado entre febrero y marzo de 2026, según los kilos a incorporar.
A la baja oferta de hacienda se suma un factor coyuntural: el calendario cargado de feriados y la delicada situación financiera que atraviesan algunas plantas.
Varias industrias ya anunciaron cierres temporales en las últimas dos semanas de diciembre, lo que podría achicar aún más la disponibilidad de carne en el corto plazo.
La relación histórica entre novillo pesado y novillito liviano se mantiene dentro de los parámetros habituales:
el novillito liviano ronda los $4.300/kg, el novillo pesado se sostiene en los $4.000/kg. Sin embargo, ambos vienen de subas interanuales muy fuertes: novillo pesado: +85%, novillito liviano: +82%, con incrementos especialmente intensos en los últimos dos meses (alrededor del 23% en ambas categorías).
El reordenamiento productivo apunta a un objetivo positivo —mayor peso por animal—, pero su sostenibilidad depende de condiciones que aún no están garantizadas.

Si la oferta sigue en descenso y los precios continúan escalando, el mercado podría incentivar una mayor faena y desalentar la retención, rompiendo el circuito virtuoso.
La advertencia de los analistas es clara: sin un plan de recomposición del rodeo, que incluya herramientas financieras de largo plazo, créditos específicos y políticas que incentiven la retención, existe el riesgo de caer en un escenario más complejo, donde incluso se acelere la liquidación de hembras para cubrir la falta transitoria de animales.